Me encontraba en las calles de Zaun. Sola, sin nadie a mi lado ni a mi alrededores. Miro mi reflejo en un charco de ácidos, en el pude verme a mi, con unos doce años aparentemente, fue cuando me di cuenta de que estaba en un sueño, o en un simple recuerdo. Me encaminé hacía los sitios donde, por alguna extraña razón, sabía que había gente. En esa parte de la ciudad se hallaban los mercados, me escabullí entre la gente para hacer lo que todo niño que vive en las calles hace cuando tiene hambre: robar. Me acerque a un puesto de frutas, lo típico, lo sé, pero era lo único que no necesitaba ser cocinado. En fin, me dispuse a robar unas cuantas peras, ya que es una fruta que me encanta, pero la encargada del puesto me pilló justo cuando todo estaba saliendo de maravilla, cogiéndome del brazo, haciendo que las peras se me caigan de los brazos.
-¡Ladrona!¿Como te atreves a robar mi puesto? Ya verás cuando te venda como esclava a Shurima, rata asquerosa...
Toda la gente nos miraba, nunca me había pillado de esa forma, las lágrimas no tardaron en salir de mis ojos, deslizándose por mis mejillas. Puedo escuchar a alguien acercarse a donde me hallaba. Volteó mi cabeza, logro ver a un niño de aparentemente once años acercándose, era de piel oscura y cabellos blancos.
-¡Al fin te encuentro Asuna! Tus padres te están buscando desesperados... No vuelvas a escaparte así.- dice el muchachito.
Estaba a punto de abrir mi boca para preguntarle que le pasaba pero me di cuenta que su "actuación" podría sacarme de el problema en el que me había metido. Decido seguirle la corriente.
-¿Se conocen?- pregunta la dueña del puesto, soltando mi brazo poco a poco.
-Si, es mi prima noxiana, tiene un serio problema con lo que es robar, es cleptómana...- susurra a la mujer simulando estar avergonzado.
-¿Si?
-Si, una vergüenza para nuestra familia, se viste como huérfana cuando viene aquí para no destacar... En fin, tome sus peras -Él recogió la fruta del suelo.-, nosotros nos iremos, despídete y disculpate Asuna...
-Lo siento... Es un problema, nada personal...- digo a lo que el niño me coge del brazo, jalando de el para llevarme lejos de ese lugar.
-Vale, que no te vuelva a encontrar por estos lugares nuevamente.
Caminamos rápido hasta salir de aquella parte de la ciudad, me suelto de su agarre tratando de no ser muy brusca.
-Gracias.- me limitó a decir.
-No hay de que... Llámame Ekko.- dice mientras extiende su mano en forma amigable.
-X...- y se la estrecho.
-La mayoría de los huérfanos tienen un sigla como nombre... Dime como quieres que te llame, no me parece que un niño debe llamarse como una simple letra sin gracia...
-Llamame Jinx, si quieres...- digo tímida, no estaba acostumbrada a hablar con alguien dado a que siempre andaba sola.
-Jinx será...
Abro los ojos, volviendo a la realidad. Había pasado un mes desde que Ekko se había unido a nuestra "pequeña pandilla". Me hallaba durmiendo en su pecho, Rihanna en el sofá, lo normal. Lo que no era normal es que alguien tocaba las inmensas puertas de la fábrica. Levanté la cabeza un poco, extrañada, nadie sabía sobre nuestra residencia, y dudo que a los adolescentes piltillos los dejen venir a drogarse por estos lugares abandonado. Veo a Rihanna incorporándose en el sofá, observando la semejante puerta a diez metros de nosotros, creo que un poco mas. Los golpes son fuertes, dudo que un simple puño logre provocar tanto estruendo. A lo que mis preguntas se responden gracias a mis dudas... Vi se hallaba afuera, y probablemente su manada este con ella. Ekko se despierta, gruñendo. Cubrí su boca con mi mano para que no emitiera ningún ruido. Él me miro alarmado, Rihanna se acerco a la cama pisando con cuidado de no hacer ningún ruido.
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Abraza el Presente.
Romance¿Robar? No, eso no era lo que ella hacia...¿Sembrar el caos? Pues eso sería mas acertado, y él lo sabía perfectamente, la cuidaba de lejos, pues después de la perdida de su mejor amigo no estaba dispuesto a perder en un futuro a quien lo volvió loco...