¡Vete!

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La noche no tardo en caer, la pequeña habitación que Ekko y yo compartíamos estaba completamente a oscuras, pues al ser un edificio abandonado no contábamos con electricidad. Las luces artificiales alumbraban las calles de Piltóver que estaban siendo patrulladas por varios agentes robóticos que se encargaban del patrullaje nocturno.

Recuerdo que en las noches solía subir al techo del edificio a ver las estrellas hasta la medianoche, como todavía era temprano para ir a dormir decidí invitar a Ekko a subir conmigo, puede ser una experiencia romántica e inolvidable.

Él miraba la ventana pensativo, Zaun no estaba muy lejos de aquí, probablemente este pensando en ello.

Lo abrace por la espalda, colocando mi cabeza sobre su hombro, él tomo mis manos que se sujetaban a su cintura.

-Tengo una idea. - susurro en su oído.

Él se separa de mi, volteando a verme.

-Podríamos ir arriba, observar las estrellas y charlar... ¿Que te parece?

-En ese caso deja todas tus armas aquí, no puedo confiar en que no tramas algo, tú siempre tramas algo. -Él arqueo una ceja.

-¡No haré nada! Solo quiero un momento romántico, hace tiempo no estamos solos.

A pesar de estar a oscuras pude notar un leve rubor de su parte. Tomé su mano y lo guíe hacía las escaleras para subir al "techo". Pude notar que temblaba, no le di mucha importancia. Él subió detrás mío, una que otra vez por accidente Ekko jalaba de una de mis trenzas.

Una vez arriba deje que él inspeccionara el lugar por si mismo. Mas que un techo era un lugar de avistamientos, el antiguo sheriff usaba el edificio para vigilar la ciudad, hasta algunos policías vivieron aquí. Aunque aún no se el motivo por el cual abandonaron el edificio y me daba igual.

En el centro del lugar había una manta turquesa tendida en el suelo junto a un par de almohadas del mismo color. Corrí hacia allí, sentándome sobre la manta. Le hice una seña a Ekko para que se acercase, él se acerco a mi y se recostó a mi lado. Me recosté encima suya, dejando caer mi cabeza sobre su pecho, me encantaba escuchar los latidos de su corazón.

La luna brillaba con intensidad sobre nuestras cabezas, acompañando a las estrellas que decoraban el cielo nocturno.

-¿Cuanto sabías de ella?- preguntó de repente, lo mire confundida.

-¿Eh?

-De Thalia, o Rihanna, ya no sé como llamarle... Por supuesto no hablaremos de eso si no quieres.

-No, descuida, si quiero.

Suspiro mirando el cielo, tratando de encontrar la información que había guardado sobre ella, espero que mi mente no la haya modificado.

-Ella era tímida al principio, no recordaba a Viktor ni las monstruosidades que el hacia hasta que le hable de él, aunque no supo quien era físicamente hasta que una noche soñó con él. Fue algo raro, no se veía asustada, sino confundida. Recuerdo que describió al hombre que había aparecido en su sueño y todas las descripciones encajaban con Viktor. Desde ese día cada vez que soñaba con Viktor se le notaba intranquila y nerviosa, en lugar de aterrorizada. Era valiente al no llorar por un simple sueño.

-¿Nunca te hablo sobre sus sueños? Es decir, de lo que trataban.

-No, además no necesitaba saberlo, si soñaba con Viktor dudo que sea un sueño muy bonito, él es malvado.

-Es raro que pienses eso de él, tu eres una criminal y él es el malvado. - sonríe.

-¿Estas defendiéndolo, Ekko? - pregunto divertida.

-Claro que no, él es un mal tipo sin duda, esta echando todo a perder con su evolución, si sigue así destruirá el mundo. Zaun es más que una ciudad de chicos malos. Aunque debo admitir que patear traseros policiacos no esta nada mal.

Él ríe, apretándome más contra su cuerpo.

-Aún no logro entender porque ella dio su vida por mi, tenía una larga vida por delante.

-No en realidad - contradice Ekko.-. Su corazón era débil, no soportaria mucho tiempo, su vida no valía la pena, dentro de poco moriría igual.

-Tsk, todo por culpa de los químicos que Viktor inyecto en su cuerpo. Te juro que cuando lo encuentre lo mataré con mis propias manos...

-Tienes una larga lista de gente a la cual matar... Me impresionas.

Sonreí, acariciando su pecho, él me detuvo tomando mis manos.

-¿Cual es el plan?- preguntó mirándome a los ojos.

-Asesinar a Caitlyn y luego ir a por Viktor. Sin quitarle la diversión al juego, claro.

Él bufo casi silenciosamente.

-Tu misma sabes que esto ya no es mas un juego. Vi y Caitlyn podrían matarte.

-Si lo hacen vuelve atrás.

-Es fácil para ti decirlo.

Aparte mi mirada de sus ojos cafés, odio cuando tiene esa actitud. Pude escucharlo suspirar.

-Tu no sabes como aprecio tu vida, me da asco que tomes tantos riesgos, para ser sincero.

Ekko se incorporo, acomodándose su peinado.

-La vida se trata de tomar riesgos, no de quedarse viendo como los demás hacen las cosas por ti.- dije.

Él suspiro con pesadez y se levanto del suelo, lo imité frunciendo el ceño y cruzando los brazos.

-¿Tu crees que es divertido ver como mandas a tomar por culo a quienes te aman solo por un estúpido juego? No solo has involucrado a Rihanna, también me involucraste a mi.

-Nunca te pedí ayuda, solo quería que me ayudes a recordar. Ya lo hiciste así que puedes irte.

Él me dio la espalda. No puedo creer que este considerando irse.

-No me iré. No quiero que la situación de Ajuna se repita. Te protegeré aunque sea lo último que haga.

-No. Puedo cuidarme sola, vete. No te necesito.

Todo era mejor antes de su llegada, si él no hubiera entrado en mi vida nuevamente todo esto no hubiera pasado. Pero Rihanna hubiera muerto de todos modos.

Ekko volteó con rapidez, tomándome del mentón, acercando su labios a los mios para unirlos en un beso. Trate de separarme de él, pero era mucho mas fuerte que yo.

Ekko era la luz en la oscuridad que se apoderaba de mi mente, junto a él me sentía sana y cuerda. Me sentía normal y feliz... ¿Tengo que dejar que algo que me hace realmente feliz desaparezca de mi vida?

Ekko mordió mi labio inferior, pidiéndome entrar en mi boca, cosa que automáticamente autorice. Él coloco sus manos en mi cintura, acercándome mas a él. Deslice mis manos de su pecho a sus hombros, donde deje caer mis brazos sobre estos.

Ekko separó nuestros labios, mis mejillas ardían.

-¿Quieres que me vaya? - pregunta sonriendo un poco.

-No, no, no. Quedate, quedate.- dije lanzándome a sus labios, derribándolo.

Ekko cayó sobre la manta y las almohadas, continuo besándome sin parar en algún momento. Me separé de él un poco.

-¡Que comience el juego!

Abraza el Presente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora