CAPÍTULO LVIII

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Dos siluetas femeninas yacían completamente desnudas en el suelo cubierto con plástico.

Al final, el piso había quedado limpio, pero ellas tenían manchas de pintura por toda la piel.

Había caído la noche en el apartamento y ellas no habían podido dejar de acariciarse, de jugar con sus dedos entrelazados, de hacerse cosquillas, de reír hasta experimentar dolor en el estomago.

Y el muro...

Bueno...Quizás una de esas tardes, la Socia amargada de Camila Cabello le permitiera tomarse un día libre para terminar con la obra que había quedado incompleta.

-Hay algo en tus ojos- Le susurró Camila a Lauren, a quien tenía recostada frente a ella, la posición perfecta para contemplarla en todo su esplendor y depositar una caricia delicada en su mejilla -En la forma en cómo me miras-

-¿Qué hay?- No pudo evitar morderse el labio inferior. La mujer frente a ella era demasiado sexy y aún la recordaba estremeciendo mientras acababa en su boca.

-No lo sé con exactitud- Le regaló otra caricia sin apartar la vista de aquellos ojos esmeraldas que eran poesía pura -Pero me invitan a quedarme en tu vida como por diez mil años-

-Camz- Se dejó escuchar su voz ronca -¿No te parece que diez mil años son demasiado poco?-

-Si me sigues tomando de esa manera tan posesiva como lo hiciste en la escalera, es altamente probable que muera en poco tiempo, no creo que mi sistema respiratorio ni mi ritmo cardiaco puedan soportar tanto placer- Le confesó apenada.

-¿De verdad sentiste tanto?- Preguntó casi sin poder creerlo. No era que se considerara una mala amante ni mucho menos, pero dada su inexistente experiencia con las mujeres, le resultaba difícil asimilar que Camila se rompiera en pedazos <En sentido figurado> cada vez que la hacía suya.

-Demasiado- Sonrió - Cuando te tengo anclada entre mis piernas, y consigues meterte tan dentro de mí, dejamos de ser dos Cuerpos para convertirnos en uno solo y entonces yo no le tengo miedo a nada-

-Mentirosa- Rió -Te va a crecer la nariz -Se la pellizcó jugando -Acabas de decir que temes que te mate de tanto placer- Le recordó con suficiencia.

-Yo dije que podrías matarme si continuábamos con éste ritmo en nuestra vida sexual, más nunca salió de mi boca tener miedo-

-¿Acaso no le tienes miedo a la muerte?- Preguntó Lauren interesada en conocer hasta el más íntimo secreto de su novia.

-Antes...- Hizo una pausa para reflexionar y proporcionar una respuesta apropiada -Antes le tenía miedo al fuego, tenía la fantasía catastrófica de quedarme dormida y no escuchar la alarma contra incendios-

-Por eso te pusiste así aquella mañana en el hotel de Detroit- Recordó el mini ataque de pánico que había sufrido su novia.

Ella asintió con una sonrisa avergonzada -Pero creo que ya no le temo más. Como te lo dije ese día, no me importaría morir si es en tus brazos, hay tantas cosas que nos quedan por hacer juntas y sin embargo, siento que mi vida ya está completa-

-Significa mucho para mí escucharte decir eso- Entonces la tomó por la cintura y la atrajo lo más que pudo hasta adherir sus cuerpos por completo -Creo que todas las pruebas por las que hemos pasado, desde la maldita corona de flores, hasta el tablón y el imbécil musulmán, solamente han servido para fortalecer lo que sentimos y que éste amor se haga mucho más grande, por eso mismo, no soportaría que algo o alguien te arrancara de mí-

-Lo dices por mi padre ¿verdad?- Camila envolvió el perfecto cuerpo de Lauren con sus brazos, pero sabía que en ese acto, no solamente cubría su cuerpo, también abrazaba sus miedos, disipaba sus dudas y alejaba sus malos pensamientos -Él no logrará convencerme de nada que implique alejarme de ti. Yo no soy de esas niñas idiotas que se dejan manipular o intimidar por sus padres, y te aseguro que él lo tiene muy presente-

MISIÓN, VISIÓN, VALORES Y OBJETIVOS DE UNA EMPRESA NO CUMPLIDOS. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora