CAPÍTULO LXII

23.9K 1.2K 366
                                    

Lauren pasó la tarjeta magnética para abrir la puerta del apartamento que desde hace unas cuantas semanas ya no era solamente suyo, también era de Camila.

Se habían escabullido de la Mansión Payne-Hansen tan pronto como acabaron sus hamburguesas. A pesar de matarse haciendo ejercicio por las mañanas, ellas eran débiles cuando de comida se trataba y siempre terminaban comiéndose dos, además que se escudaban bajo el pretexto de que pasar tanto tiempo en la piscina les provocaba el doble de hambre.

-Ya no probamos el postre- Lauren se quejó recordando los deliciosos brownies de triple chocolate caseros que preparaba Mamá Dinah y la enorme bola de helado de vainilla que colocaba siempre sobre el platillo.

-Calla- Camila salivó cual perro de Pavlov
-Estoy segura que de habernos quedado más tiempo, Ariana se las hubiera ingeniado para montarme un interrogatorio-

-Estoy segura que de no haber inventado semejante historia, ahora tú no tendrías que pasar la vida huyendo de tu mejor amiga y yo podría haber tomado doble porción del postre- Dijo encendiendo la luz y notando algo distinto, un enorme objeto nuevo en medio del living.

Lauren lo miró perpleja...¿Acaso podría ser posible...?

Tuvo ganas de gritar de pura felicidad pero se contuvo. -Tú...Ca...Camila- No le salían las palabras -¿Tú hiciste esto?-

-Es un Steinwey de cola O-180, yo realmente no tenía mucha idea de cuál debía elegir para traer a casa, pero el Gerente de la tienda me explicó muchas cosas, yo solamente entendí lo más fácil, que por sus dimensiones era perfecto para tenerlo en el apartamento-

-¡Wow!- La ojiverde seguía sin salir de su asombro -Además lo elegiste negro- No cabía de felicidad, desde que se mudó de casa de sus padres había abandonado por completo el piano y ahora tendría uno en su propio living para practicar todas las tardes llegando de la oficina. Porque durante los últimos Ocho meses, esa era una de las muchas otras cosas que habían cambiado: Ella ya no se quedaba en la Empresa trabajando hasta tarde.

Ahora procuraba darles tiempo de calidad a su novia, sus hermanos, sus amigas y hasta convivía más a menudo con sus padres, aunque eso se lo atribuía en gran parte al bebé de Chris y Kellen.

-Espero haber elegido bien- Camila se mordía el labio bastante nerviosa.

-¿Bromeas Camz? Es el mejor regalo que he recibido jamás-

-Pensé que ese había sido el mural del sol y la luna que pinté para ti- Hizo un puchero.

-Ok, digamos que tienen empate, bueno no, porque realmente uno tiene valor material y el otro es más como un valor sentimental-

-Anda, reina de los Sofistas, ésta vez no lograrás envolverme con palabras bonitas-

-Deja de fingir que estás indignada y ven a besarme que de antemano sé que te mueres por hacerlo-

-Mejor toca algo para mí- Le pidió con cara de niña buena e inocente. ¿Quién podría negarle algo a Camila con esa carita preciosa y perfecta que tenía? Al menos Lauren Michelle Jauregui no.

-Claro que lo haré, además muero por estrenarlo- Sonrió sentándose detrás del piano y olvidando por completo su objetivo inicial que era besar a Camila, lo cual era normal, Lauren en el fondo era una niña atrapada en el cuerpo de una mujer de veintinueve años. Una niña con juguete nuevo. -Pero antes...- Se puso seria -Quiero que me prometas que arreglarás toda la mierda alrededor de Ariana y Liz. Hoy Vero me contó que Elizabeth llora desconsoladamente cuando nadie la ve y que en varias ocasiones le ha preguntado a Lucy si cree en los milagros, porque para ella el hecho de que Ariana siga con vida y en perfecto estado de salud después de tantos meses es un milagro-

MISIÓN, VISIÓN, VALORES Y OBJETIVOS DE UNA EMPRESA NO CUMPLIDOS. (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora