Tercer y primer día de la semana. Esto nunca acabaría. Como todos los días, medio dormida y acompañaba por Corinne, la animadora charlatana, iba acompañada hasta aquella cárcel, sin salida.
Las dos primeras horas ya habían pasado, ahora estábamos en el primer recreo, que era simplemente un cambio de clase más, ya que en diez minutos no daba tiempo a mucho. Fui hasta mi taquilla a soltar algunos libros. Un grupo con el mismo tipo y vestuario de Corinne se acercaban. Una rubia, alta, con cuerpo Barbie se acercó hasta mí, me miró de arriba abajo, y ''por accidente'' tiró mis libros.
- Oops, lo siento, – habló una voz chillona, la miré a los ojos con rabia y por último me agache a recoger mis libros. Un maestro se acercaba así que la chillona se agacho para hacer el papel de que me estaba jugando.
Le sonreí. Bonita, te acabas de meter con Katherine Cooper, tienes la guerra empezada. Nunca quedo como la peor, debes saberlo.
Aun quedaban cinco minutos de recreo. Fui hasta la cafetería a por un refresco energético. Me acerqué hasta el banco en el que estaban la rubia y sus clones o amigas. Todas hablando con sus voces chillonas. Pase por su lado y llegué hasta dónde estaba sentada mi amiga rubia. No por accidente derramé todo la bebida en su pelo. Aquel pelo rubio se estaba convirtiendo por momentos en azul. Este verano se llevará mucho la moda pitufo. Debería haberle echado colorante. Un error.
- Tú empezaste, – susurré y me fui.
Había hecho lo que más de la mayoría del instituto deseaba, dejar bajo el suelo a la rubia popular, la que mira a todos por encima de su hombro, aquella que se cree superior, aquella que cree que con dinero se compra todo. Todos me miraban con admiración. ¡Qué poca personalidad!
Ahora si, la sirena sonó y se dio por acabado el recreo. Estábamos en clase, aun no había llegado el profesor correspondiente. Yo estaba sentada sobre la mesa de Corinne y esta sentada en la silla. Harry pasó por la mesa de atrás justamente la mía, y mirándome pero disimuladamente para que nadie lo viera dejó un pequeño papel sobre mi mesa. Cuando el profesor llegó la clase rápidamente se ordenó como por arte de magia. Recordé el papel de Harry y comencé a leerlo:
"Nos vemos en el recreo, ve a los pinos"
El instituto también constaba de una zona de pinos, allí solían irse las parejas, y demás. Todo muy a lo romántico de pueblo. El recreo ya había comenzado, decidí primero ir hasta la taquilla y ya después ir al sitio quedado con Harry. Minutos después llegué al pinar, di algunas vueltas sin sentido. No encontraba a Harry por ningún lado. Es mas no encontraba a nadie conocido. De repente un pelo rubio asomó entre los árboles, la curiosidad me mataba así que decidí comprobar quién era.
- ¿Harry? – dije dejando escapar una lágrima de mis ojos, rápidamente me volví y apartando esa estúpida lágrima de mi mejilla comencé a caminar.
- Kate...
- Katherine para ti.
- Ha sido ella, ella fue quien me besó yo no quería.
- No tienes por que dar explicaciones, – dije y me fui hasta la salida dando por terminada la conversación.
* * *
Recordé las palabras de Harry ''Llévalo en lunes y veo si está en forma'', no tenía ganas de verle la cara pero debía hacerlo por Travis, estaba muy ilusionado por entrar en el equipo.
Fui a la habitación de Travis sus ronquidos se escuchaban desde fuera, ¿otra vez estaba dormido? Entre sin causar ruido apenas. Lo moví dulcemente sin ninguna respuesta. Trav seguía perfectamente dormido. Repetí la acción y el repitió la respuesta. Seguía dormido. Opte por la tercera opción en todo tipo de planes. Con dos dedos tapé su nariz, este al ver que le faltaba el aire abrió los ojos de repente. Retiré los dedos de su nariz y como agradecimiento me pegó una palmada en el pecho.