Capítulo 7.

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Aaron y yo habíamos pasado varios días juntos. Mientras más tiempo estábamos juntos, más igualdades aparecían entre nosotros. Todo el tiempo que pasábamos juntos era muy divertido, siempre tratábamos de buscar igualdades.

Cada tiempo o descanso que teníamos lo aprovechábamos para pasarlo juntos. Aún no éramos nada, nada definido. No éramos novios ni nada por el estilo. Éramos simplemente unos muy buenos amigos. Unos muy buenos amigos, que se besaban cuando querían, que se abrazaban, y que lo pasaban muy bien juntos. Tal vez éramos unos amigos, pero con derecho a roce.

En el establo éramos un buen conjunto. Los niños se lo pasaban genial en las clases, admiraban a Aaron, y se portaban muy bien con él. Ahora habían más niños apuntados, y eso ayudaba más al abuelo a convencerse de que la idea de renovar el establo había sido la mejor de todas.

Hoy era sábado y las clases ya habían acabado. Aaron y yo estábamos terminando de organizarlo y cerrarlo todo.

De repente sentí que unos brazos me rodeaban y unos labios besaban mi cuello. Giré sobre mi misma hasta poder ver aquellos ojos azul cielo. Sus labios se volvieron hacía los míos formando largo beso. Posó sus brazos sobre mi cintura y mirándome a los ojos comenzó a hablar:

   - Sé que te encanta todo los tipos de música. Y tengo una sorpresa para ti – dijo mirándome para intentar identificar mi reacción. – Pero antes tienes que venir conmigo a cenar, todo tiene sus inconvenientes, ¿aceptas?

   - Acepto – dije mientras le besaba.

   - A las siete me paso por ti – dijo aparcando la moto en la puerta de mi casa.

Eran las cinco de la tarde, sólo tenía dos horas para arreglarme. Dejé caer el chorro de agua mientras me desnudaba, el chorro tocó mi cabello mientras lo mojaba lentamente y desde ahí el agua recorría todo mi cuerpo.

Ya eran las siete, íbamos a un concierto y Aaron me dejó un mensaje; ''no te arregles mucho, vamos a un lugar tranquilo'', así que le hice caso, llevaba unos pitillo blanco y una camiseta rosa palo de una tela transparente. Justo a las siete en punto allí estaba montado en la moto.

   - Quieres que cada vez que salgamos yo valla con los peores pelos de la historia, ¿no? – dije divertida.

   - Te ves bien con todo – dijo besando mis labios suavemente.

   - ¿A dónde vamos?

   - Es una sorpresa.

   - ¿No me lo vas a decir? – dije mientras el me ponía un pañuelo sobre mis ojos.

   - No.

   - ¿Y éste pañuelo? ¿Para qué?

   - Kate, deja de preguntar – dijo riendo –. Sabes que no te lo voy a decir.

   - La esperanza es lo último que se pierde.

Al principio del camino Aaron contestaba con monosílabos, pero a la vez que pasaba el camino, ya dejaba incluso sin contestarme. Me ignoraba. Después de un largo camino lleno de preguntas sin respuesta llegamos hasta el destino, por lo que podía percibir, era una playa o estábamos cerca. Se escuchaba el sonido de las olas, y se percibía aquel olor de agua mezclado con sal tan típicamente y único de la playa. También estaba por allí aquella brisa fría de la playa, pero aún así hacía buen día. Más buen día que en Holmes Chapel.

Aaron me quitó el pañuelo que envolvía mis ojos, efectivamente estábamos en la playa. Aaron llevaba una cesta de picnic, de su interior sacó una de esas típicas mantas de película. Creía que eso no existía en la vida real. Tendió la manta sobre la arena y comenzó a sacar las cosas que la cesta contenía.

Where I am? [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora