Capítulo 10

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-Audrey, ¡Audrey! ¡Escúchame y deja de tirarme ropa encima! -Exclamó Sara, levantándose de mi cama y cogiendo toda la ropa que había allí tirada y lanzándola al suelo.
-Dime. -Dije, dejando de mirar al armario y sacar ropa y atendiéndole a ella.
-No te pongas tan nerviosa. Vístete como te vestirías un día normal, sé tú misma. No sé tú, pero a mí no me gustaría que el chico que me gusta le guste yo por ir con una ropa en la que no me siento cómoda. -Se encogió de hombros, volviéndose a sentar en mi cama.
-¿Estás insinuando que vea a Tyler en pijama? -Me reí.
-Eres tonta, Audrey. -Suspiró, levantándose de nuevo y sacando algo de mi armario.
Tyler iba a venir a mi casa en menos de diez minutos. Habíamos empezado el trabajo el miércoles, y habíamos quedado en que hoy, jueves, yo le iba a enseñar más sobre Bring Me The Horizon y The 1975, por ser mis bandas favoritas y porque nuestro trabajo era sobre la música.
-Ponte esto, siempre que te lo pones estás de buen humor porque dices que te queda bien y que estás cómoda. -Añadió, tirándome un jersey (o sudadera, nunca he sabido qué era eso) de Pull&Bear que era de mis favoritos, y unos pantalones negros de tiro alto, rotos por la rodilla.
-Gracias. -Le dije, antes de que ella me respondiese con un "de nada" y saliese de mi habitación para ir a sentarse al sofá y ver, cómo no, Pequeñas Mentirosas.
Me puse lo que me dijo y a los cinco minutos sonó el timbre.
-¡Audrey, tu querido amor ha llegado! -Gritó Sara desde el salón.
Salí corriendo hasta la puerta y le di una pequeña torta a Sara por el anterior comentario.
-Hola. -Me saludó Tyler, sonriendo.
-Hey. -Le saludé de vuelta.
-Hola, Posey. -Gritó Sara, mientras se metía una patata en la boca. Mucha gente le llamaba a Tyler "Posey", nunca supe por qué, pero le llamaban así. En realidad sí sabía por qué, era su apellido, solo que la gente no solía llamar por los apellidos a los demás.
Excepto Dylan y yo.
-Vamos a mi habitación. -Dije, cogiéndole de la muñeca a Tyler y tirando de él.
-Uh, a tu habitación. -Silbó Sara. Se estaba ganando cinco tortas más.
Una vez llegamos a mi habitación, Tyler se sentó en la cama, como había hecho el miércoles, y yo en la silla, encendiendo el ordenador.
-Que sepas que he escuchado un par de canciones de Bring Me The Horizon para venir más preparado hoy. -Dijo, satisfecho.
-¿En serio? ¿Cuáles? -Pregunté, mientras ponía en google el nombre de la banda.
-Can You Feel My Heart, creo que se llama una, Drown, luego... -Le interrumpí cuando pegué un grito. -¿Qué ha pasado? -Preguntó preocupado, con los ojos muy abiertos y expresión preocupada.
-Perdón por el grito. -Dije, tranquilizándome.- Mira. -Señalé la pantalla del ordenador, para que Tyler viese que había chillado porque Bring Me The Horizon venían a dar un concierto, y nunca les había visto en directo.
-Supongo por el grito que quieres ir.
-Supones bien.
-Pues vamos.
-¿Cómo que vamos?
-Pues que vamos. Nos vendrá bien para el trabajo, ¿no? Es sobre la música, así que qué mejor que ir a un concierto. Además, es tu banda favorita. Así que venga, saca dos entradas. -Dicho esto, cogió el ratón y empezó a buscar las entradas.
Yo me quedé mirando boquiabierta la pantalla del ordenador, donde ahora aparecía una imagen de las dos entradas que Tyler estaba a punto de comprar.
-Gracias. -Dije, mientras él le daba al botón de "imprimir".
-De nada. -Sonrió.

-Audrey, la fanta de naranja y la cerveza a la mesa de la esquina. -Me indicó Sara, mientras yo cogía las bebidas de la barra y las ponía en una bandeja para llevarlas a la mesa que me acababa de decir Sara.
Como cualquier viernes, estaba en el bar trabajando con ella.
Fui rápidamente a la mesa y coloqué las bebidas delante de las chicas que estaban allí sentadas. Volví a la barra y me puse en frente de Ian, el cual estaba en un taburete, como siempre. Antes de que me diese tiempo a decirle algo, noté que alguien tiraba de mi brazo, y al girarme, me encontré a Dylan.
-¿Qué haces? -Le pregunté.
-Hola a ti también. -Se rió.- Nos vamos.
-¿Qué? Espera, ¿a dónde? No puedo dejar a Sara sola con el bar.
-¡Yo te cubro! -Exclamó Ian, poniéndose detrás de la barra.
-Nos vamos de picnic. -Sonrió Dylan.
-¿De picnic? -Pregunté, una vez que Dylan ya me había sacado de allí.
-Llevas dos tardes con Tyler y no conmigo, te echo de menos, Rob. -Respondió, haciendo un puchero, mientras seguía tirando de mí hasta que llegamos a su coche.
-Y teníamos que hacer un picnic.
-Exacto. -Se rió.
-A las ocho de la noche.
-No es tan tarde, ¡deja de ser tan negativa, me lo estás estropeando todo!
-Está bien. -Me reí, dejando que Dylan me llevase a su deseado picnic.
A la media hora llegamos a una zona de campo, donde solo había una pequeña cabaña que daba la sensación de que estaba abandonada. Era una zona bastante alta de la ciudad, al igual que alejada.
Dylan me llevó de la mano hasta debajo de un árbol del campo, donde me la soltó y extendió los brazos, sonriendo.
-Y aquí es.
-¿Qué tiene de especial este sitio?
-Mi madre siempre me traía aquí de pequeño, ya sabes, para alejarnos de la contaminación de la ciudad y esas cosas. Ella era muy de eso. -Se encogió de hombros.- Tiene un valor sentimental para mí este sitio, siempre que necesito reflexionar sobre algo vengo aquí, solo. De hecho, eres a la primera persona a la que traigo.
-¿En serio? -Sonreí.- Me siento halagada. -Me fijé en todo lo que estaba a nuestro alrededor, y me di cuenta de que me había traído para un picnic y no había picnic.- Dylan, ¿y el picnic?
-Vale, soy idiota, está en el coche. -Dicho esto, fue corriendo a abrir el maletero del coche, del que sacó una cesta.- Aquí está. -Dijo, dejándolo en el suelo y tumbándose al lado. Puso sus manos con las palmas hacia arriba, apoyando su cabeza en ellas.
Según me fui agachando para tumbarme a su lado en la hierba, me fijé bien en sus muñecas.
Y me di cuenta de lo ingenua que había sido todo este tiempo pensando que Dylan tenía una especia de manía con que le tocasen las muñecas y ya.
-Dylan. -Tiré de su brazo izquierdo, agarrándole por la muñeca y señalándola.- ¿Esto son cortes? -Exclamé, preocupada por él.
Rápidamente se levantó y se sentó, mirándome de frente.
-Tiene una explicación... -Susurró, pasándose la mano por el pelo.
-Pues ya me lo estás explicando.

1975 [Dylan O'Brien]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora