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Cha Hak Yeon había sido desde pequeño muy enfermizo, debido a los problemas cardíacos con los que nació, prácticamente su vida la había vivido entre hospitales, la única opción que tenía era seguir esperando por un trasplante de corazón, para poder recuperarse para siempre, pero como era de esperar, la lista de personas que estaban esperando un corazón era muy larga y Hak tenía que esperar a que su turno llegara algún día.

Por otro lado Kim Won Sik era un muchacho que aparentaba ser rudo, pero por dentro siempre había sido alguien muy noble y cariñoso, había estado enamorado de la misma persona durante toda su vida, y en cuánto ambos cumplieron la mayoría de edad, Won Sik no perdió tiempo en desposarse con él. Arquitecto de profesión, Won Sik tenía todo lo que un hombre joven podía llegar a soñar, una bella casa construida y diseñada por él mismo, una carrera en ascenso y un matrimonio por demás sólido.


— ¡Hijo mío! — dijo su madre con lágrimas en los ojos — todo saldrá bien, ya lo veras.

— Tranquila mamá, hemos esperado por ésto todos estos años, yo ya estoy preparado — dijo firmemente Hak Yeon con voz débil.

La espera había terminado, después de años de sufrimiento, por fin Hak Yeon o N como solía decirle cariñosamente su madre, había recibido la noticia de que se encontraba primero en la lista de trasplantes, solo tenía que esperar por que llegara su corazón, aunque eso significaba la muerte de alguien más.

Won Sik estaba ansioso por llegar a casa, había estado muy ocupado con un nuevo proyecto, pero de algo que nunca podría olvidarse era de celebrar a lado de su querido esposo Taek, su aniversario. Ya había informado de esto, a su mejor amigo Hongbin, a quien dejó a cargo mientras el se terminaba de organizar.

Este sería el primer aniversario de bodas que celebrarían, después de años de noviazgo, por fin estaba con quien amaba con locura. Salió enseguida de su oficina unas horas antes de lo normal, sabía que Taek no llegaría hasta pasada unas horas después, ya que bien sabia como le gustaba perderse en los diferentes paisajes que captaba con su cámara.

Llegó a casa y comenzó a preparar la cena, Taek era quien siempre cocinaba, pero esta vez Ravi quería sorprenderlo con algo hecho con sus propias manos. Aunque era unos cuantos años menor que Taek eso nunca les impidió valorarse con verdadero amor. Lavó, y rebanó todo los ingredientes que tenia sobre la mesa, mientras escuchaba música para relajarse un poco.

Dos horas después, cada platillo estaba siendo acomodado con verdadero esmero sobre la mesa, Ravi, como le gustaba a Leo decirle a Won Sik, se había duchado y perfumado, estaba terminando de arreglar la mesa y de paso su cabello, cuando un mensaje de su amado Leo llegó a su bandeja de entrada.

((Ya voy en camino, perdona la tardanza)).

Ravi estaba nervioso, sentía que tal vez lo que había preparado no era algo muy especial, pero conocía a Leo demasiado bien, no lo juzgaría y disfrutaría de todo sin importar qué. Dio un último repaso a todo, para ver que todo estuviera en perfecto estado y acomodado como el quería; fue a sentarse en el sillón de la sala que daba a la televisión, y se dispuso a esperar a que llegara su Taek.

El tiempo transcurría y Taek no se presentaba, por lo que tenía entendido Ravi, el camino de regreso de dónde se encontraba Taek a las afueras de la ciudad, no le llevaría tanto tiempo en recorrerlo, así que imaginó que tal vez estaba atorado en el tráfico de fin de semana.

Los minutos lentamente se convirtieron en horas, ya desesperado porque había intentado comunicarse con Leo pero él no contestaba, iba a intentarlo una vez más cuando, una llamada entrante lo puso en alerta.


En el hospital, la madre de Hak Yeon estaba avisándole a todos que el momento había llegado, su abuelo que se encontraba en el restaurante solo tomó su sombrero y salió lo más rápido que pudo de allí, quería ver a N antes de que entrara al quirófano.

El abuelo de N, el señor Sang Woo, llegó justo a tiempo, los enfermeros estaban trasladando a Hak Yeon al quirófano cuando él los alcanzó en el pasillo.

— ¡Abuelo! ¡Llegaste! — dijo N al verlo.

— Por su puesto que vine, no iba a dejarte solo en esto, bien lo sabes.

— Quiero decirte algo, por si acaso.

— Claro dime.

— Si no salgo de la operación... quiero decirte que te quiero mucho.

— Oye no digas eso, vas a salir ya verás que sí.

— Los veré pronto... adiós — dijo N en cuanto los enfermeros comenzaron a llevar la camilla nuevamente.

Y desapareciendo por un par de puertas dobles, la madre de Hak y su abuelo, fueron a sentarse a la sala de espera, donde esperarían que les informaran más adelante como iba la operación.


Won Sik se sentía en una pesadilla de la que no podía despertar, su Taek había sufrido un aparatoso accidente de tránsito al impactarse otro auto con él, este le provocó, un severo trauma cerebral y contusiones múltiples en las piernas, además de que estaba totalmente inconsciente cuando lo encontraron en la carretera. Leo ya no volvió a despertar.

Dentro de sus pertenencias, encontraron la tarjeta de donador de órganos que había conseguido apenas dos años atrás. Cuando un amigo de Taek, no pudo conseguir un trasplante de hígado y murió, el decidió inscribirse para que cuando le llegara el momento de partir a él, podría ayudar a otros a vivir.

Ravi recordaba esa platica en particular, cuando uno de los doctores se lo mencionó, esa era la última voluntad de su Leo, poder vivir a través de otros, al principio Ravi lo tomó como una broma, cuando Leo se lo platicó, pero después de ver la tarjeta que siempre llevaba en su cartera, pensó en su momento en lo noble y desinteresado del acto, algo que pensó que no vería que pasaría en muchos años.

Con lágrimas en los ojos firmó todos los documentos que le tendía ante sí el doctor en turno, que lo había atendido.


* * *

Ravi llegó a su casa un par de horas después, viendo todo lo que había preparado para Leo, acompañado de su mejor amigo y colega Hongbin, este solo lo abrazo mientras se despedía para que tratara de descansar un poco antes de ir a sepultar a Leo. Al despedirse, Hongbin dejó solo a Ravi, que sin más solo se dejó caer al suelo a llorar amargamente la pérdida del amor de su vida.

Los recuerdos que lo embargaban, hacían que el sufrimiento fuera aún más fuerte, recordó la primera vez que había visto a Leo, el primer beso, la primera vez que se entregaron con verdadera pasión, el día que le pidió que se casara con él y por último el día de su boda.

Recostado totalmente en el suelo se quedo dormido, después de llorar toda la noche, hasta que las lágrimas dejaron de salir. El saber que no volvería a ver a Leo le provocó, una enorme herida en su corazón.


Mientras tanto en el hospital, todos los amigos y demás familiares de Hak Yeon estaban a la espera de las noticias, que el doctor que tenían en frente pudiera decirles. Habían pasado cerca de 12 horas desde que había comenzado la operación, y en todo ese tiempo solo una vez había salido un doctor a informarles cómo iba todo.

— La operación tuvo ciertas dificultades — comenzó diciendo el doctor — pero lo pudimos arreglar a tiempo, Hak Yeon está siendo trasladado a la unidad de cuidados intensivos, esperaremos un par de horas más, para poder trasladarlo a una habitación y ver como evoluciona todo.

Las lágrimas de júbilo de todos los presentes no se hicieron esperar, la madre de N, agradeciéndole al doctor lo abrazo. Todo había salido bien al final. Solo faltaba esperar a que N despertara y ver como reaccionaba su cuerpo al nuevo corazón que ahora se encontraba latiendo en su pecho.

Dos Vidas Contigo [Navi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora