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N llevaba cerca de 2 semanas en Osaka, y la vida allí era tan diferente que todavía le estaba costando asimilarla, pero de cierta manera estaba esperando una señal de si en cuanto regresara a Corea, le fuera posible buscar a Ravi y verlo una vez más.

Rumiko era una excelente guía de turistas, habían visitado ya la mayor parte de todos los lugares importantes de Osaka, esa era la estrategia de ella, mantener ocupado a N para que despejara su mente y dejara de pensar tanto en Ravi, pero la realidad era que N, simplemente no podía olvidarlo.

— Hoy me toca impartir un examen por la tarde, ¿no te importa quedarte solo por un par de horas? — mencionó Rumiko mientras desayunaban.

— No claro que no, estaré bien — dijo N sonriéndole antes de llevar un bocado de su desayuno a la boca.

— ¿Seguro? — insistió Rumiko.

— Si, muy seguro, tal vez salga a dar un paseo por el parque.

— Ok, me parece bien.

En las mañanas por lo general N, ayudaba con la limpieza de la casa, debido a que Rumiko vivía sola, no era un lugar muy grande. Por las tardes después de medio día era cuando solían salir a visitar algún lugar turístico.

Tal como le había dicho a Rumiko, N salió a dar un paseo después de dejar en perfectas condiciones la casa. Tomó el metro y llegó hasta el jardín botánico de Nagai, el cual era un lugar más que impresionante.

No solo por su impresionante estructura, sino porque estaba totalmente lleno de plantas, que estaban estratégicamente colocadas, para que los visitantes las vieran y apreciaran en todo su esplendor.

N estaba más que fascinado era un lugar por de más impresionante, que le causaba mucha paz. Con esta, era la tercera vez que visitaba ese lugar, ya que le gustaba recordar de cierta manera a su pequeño jardín en Corea. Y se sentía más tranquilo al estar ahí.

Dio un breve recorrido por sus lugares favoritos, hasta que fue a sentarse en una de las bancas de la entrada observando el pequeño lago que tenía enfrente, de vez en cuando con los ojos cerrados, se imaginaba a Ravi a su lado, solo ahí junto a él.

Estuvo así por un largo rato, hasta que sintió que alguien se sentó a su lado como otras veces, y por respeto no se giró a ver a la persona que estaba a su lado, hasta que una brisa de aire le hizo recordar el perfume que Ravi siempre usaba. Sonrió para sus adentros y se dejó llevar por la mezcla de sensaciones que ese olor le otorgaba.

Cerca de quince minutos después, abrió los ojos para levantarse y regresar a casa.

— Pensé que te habías quedado dormido — le dijo su acompañante, pero al reconocer la voz de quien le hablaba se quedó congelado.

— ¡¿Won Sik?! — fue lo único que logró decir al girarse y ver a Ravi directamente a los ojos.

Varios minutos en completo silencio, estuvieron viéndose fijamente uno frente al otro.

— ¿Qué...que haces aquí? — dijo al fin N.

— Vine a buscarte — contestó Ravi sonriéndole ampliamente.

— Pe.. pero ¿Cómo?

— Pues resulta que tenía que hablar contigo, además de que...

— ¿Cómo diste conmigo? — lo interrumpió.

— Tu abuelo — dijo simplemente.

Las lágrimas no tardaron en surgir de los bellos ojos de N, al darse cuenta que realmente su sueño se había hecho realidad, tenía en frente a Ravi a quien anhelaba ver desde que había tomado la decisión de viajar a Japón.

Dos Vidas Contigo [Navi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora