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N estaba tan nervioso que le dijo a Ravi que necesitaba ir al baño. Mientras tanto Ravi se dispuso a ir a la cocina y preparar otro tazón de palomitas. Cuando N salió del baño, después de fingir que necesitaba utilizarlo, comenzó a caminar en círculos por la sala, estaba tratando de controlar los nervios que sentía, tenía que decirle pero no sabía cómo, de pronto algo en el estante a lado del televisor le llamó la atención.

De unos de los libros sobresalía una pequeña hoja, o al menos eso fue lo que pensó N, se acercó más y se dio cuenta que era una carta, la tomó para reacomodarla, cuando leyó en el remitente "Asociación de donadores de órganos". Era la carta que él había enviado a la familia de su donador.

Su impacto fue muy grande, sabía que Leo había fallecido pero, no sabía nada acerca de que había sido donador de órganos, Ravi nunca lo había mencionado. Consternado tomó la carta y la guardó en su pantalón, justo antes de que Ravi saliera de la cocina con las palomitas.

— Estas tienen mantequilla — dijo Ravi sentándose de nuevo en el sillón.

— ¡Ah!, qué bien — dijo N aún más nervioso — Tengo que irme.

— Irte ¿Por qué? — dijo extrañado Ravi levantándose de nuevo.

— Es que olvide que tenía que ayudar a mi abuelo con algo.

— ¿A esta hora?

— Si, perdóname... lo olvide... si no voy va a matarme.

— Ok, está bien, ¿Quieres que te lleve? — dijo resignado Ravi.

— No... yo puedo irme solo, no te preocupes.

— ¿Estás seguro? Te ves algo alterado.

— No te preocupes estoy bien, es solo que se me hace tarde.

N salió sin despedirse de él, casi corriendo en cuanto llegó a la puerta. Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos en cuanto estuvo en la calle, ahora sí que no sabía qué hacer, como iba a decirle a Ravi que él, tenía el corazón de Leo. Preguntándose cómo era posible que de todas las personas donantes, precisamente él tuviera el corazón de Leo.

Llegó a su casa hecho un mar de lágrimas, quería literalmente desaparecer, si de por sí ya le costaba el tener que decirle a Won Sik que había tenido una operación de esa magnitud, el tener que decirle lo del corazón de su fallecido esposo, sabía que iba hacer un duro golpe para Ravi, lo viera como lo viera.


— Tienes que tranquilizarte — le dijo Hyuk tomando sus manos dulcemente para tratar de calmarlo.

— ¿Tranquilizarme? — dijo llorando N.

— Pues... tienes que decirle.

— ¿Y como se supone que voy hacer eso?

— Pues... pues...— dijo Hyuk rascándose la cabeza.

— Ves... ni si quiera tú sabes cómo — le dijo llorando aún más.

— Mira aremos algo, llámalo y yo te acompaño ¿sí? Claro que por supuesto yo esperaré en el auto...pero tendrás todo mi apoyo.

— Creo que lo mejor es que me vaya de la ciudad, así será mejor para Won Sik.

— Pero N, huir no es la solución, sé que es difícil toda esta situación, pero no es lo correcto.

— Es que no te das cuenta — dijo casi gritándole — va a odiarme en cuanto se lo diga.

Dos Vidas Contigo [Navi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora