Amargas caricias.

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Draco y Astoria se encontraban en los amplios jardines, frondosos y oscuros, de la Mansion Malfoy. Ella le recitaba con punto y coma, cada detalle que percibió en su trabajo. Las dos cabelleras rubias se agitaban con el viento y las manos delicadas de Astoria se enfriaban con el mismo.

-...y eso es todo lo que vi. Y, al parecer, Granger no estará aquí para Navidad.

-¿Sabes porque?-dijo Draco sin tan siquiera mirarla, solo prestando atención al chorro de agua que caía de su fuente.

-No, La Chica Weasley no me dejo escuchar. Dijo algo sobre una tía y una casa, pero no se nada mas sobre eso.

-Bueno tendrás que averiguarlo.-Draco se giro hacia ella y sonrió con burla.- Bueno, muchas gracias dulzura, te recompensare muy pronto si me sigues trayendo información como esta. Investiga a donde irá Hermione y tu lindo cuerpo no será encontrado en tu cama, ensangretado.-dijo esto último con un destello negro en los ojos.

-Ja, ¿serias capaz de matarme?.-dijo Astoria con burla y sorna.

-Soy un Mortifago. Esta en mis venas, Asesinar sin tan siquiera sentir nada.-le Acarició una mejilla y acto seguido la tomo del brazo y la condujo a la fuerza a sus puertas.- Nos vemos mañana, amor mio.

-Estúpido.-dijo Astoria y salio con grandes pasos de aquellos jardines.

-Yo también te amo.-Draco soltó una carcajada oscura y pasado unos minutos, salio por las mismas puertas, avisando a sus elfos que le dijo eran a su madre que regresaría hasta tarde.

En la casa Granger, Hermione se dedicaba a hacer unas ricas manzanas con crema para poder disfrutar de la fría tarde que se filtraba en las calles.

Se sentó en un sillón cerca de la ventana para poder observar perfectamente la entrada de su casa y poder ver a Ron.

Unas horas antes el pelirrojo le había dicho que, una vez terminadas las labores del Ministerio iría a visitarla para pasarla muy bien juntos.

Llevaba casi medio plato de manzanas, vacías cuando escucho el timbre. Se limpio la boca con su servilleta de papel beige y se acomodó un poco el cabello. Giro el picaporte de bronce y al ver a la persona ante ella, todo su cuerpo tembló y su sonrisa se hizo un poco mas grande, aunque trato de disimularla.

-¿Malfoy?

-¡Granger! Volvimos a los apellidos, bien no importa. Tengo en mi bolsillo una receta de una deliciosa tarta de chocolate con menta que puedes usar en tu boda.-sonriendo, se adentro a la casa y rozó con su mano la delicada piel de Hermione.

-Malfoy...tienes que irte de aquí. Ron vendrá en...

-Nah, no me apetece irme sólo porque Weasley aparecerá. Y además, creo que no regresara hasta muy noche, en el Ministerio hay demasiados Mortifagos carroñeros nuevos. No creo que Weasley desaproveche la oportunidad de volver a lucirse frente a todos, custodiando a unos.- Draco se quitó su saco negro y Hermione pudo ver su abdomen tan marcada y firme. Se mordió el labio inferior.

-Ahora, ¿donde esta la...? Ya la vi, acompañame, vamos a hacer un pastel.-se dirigió a la cocina y con su varita hizo aparecer un mandil negro.

-Malfoy, me importa un comino si Ron esta aquí o no. Te pido que, por favor te retires de mi casa.-Hermione hablaba con irritabilidad y cansancio.

-No estoy haciendo nada malo, solo quiero estar contigo...

-Pues yo contigo no.-la castaña se dirigió a la puerta y la abrió.- Tengo demasiadas cosas que hacer. Largate.

Draco la miro con esperanza en los ojos. Se fue acercando a ella, con las piernas tambaleantes y sus labios ansiosos. Al estar a menos de 30 centímetros de ella, cerro la puerta, haciendo que su respiración y la de ella, se juntarán.

El 7° Año (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora