El amor es un asco

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Pansy.
Me enamore de el cuando me invito una manzana, la primera vez que fue a su casa. El me sonrió y me acarició la mano. Jugamos toda la tarde con Dobby,  su elfo y al volver a casa, solo podía pensar en cómo me hacía reír.  Aun no sabia que era estar enamorada, pero si ahora me preguntan, del primer chico por el cual sentí amor, siempre diré el nombre de  Draco Malfoy. 
Cuando entramos Hogwarts, pasaba la mayor parte del tiempo con el. Cuando íbamos a los jardines, casi siempre cortaba una pequeña flor y me la entregaba. No recuerdo cuán rojas se volvían mis mejillas.
Pero más sin en cambio, fue en segundo grado cuando lo note extraño. Pasaba mucho tiempo en la biblioteca y en las comidas, desviaba su mirada a la mesa de Gryffindor. No me preocupe bastante, tal vez tan solo quería estudiar o no desviaba la mirada intencionalmente. De cualquier manera, ninguna niña de Gryffindor era linda.
En cuarto año, cuando me invito al baile de Navidad,  sabrá Merlin cuantas veces lo presumi ante todas las chicas de Slytherin,  pero de cualquier manera, no recuerdo una noche más aburrida y triste,  baile algunas piezas con Blaise y Goyle,  pero cuando bailaba con Draco,  no me miraba a mi. Si no a la chica de la noche. Hermione Granger.  Admito que yo también me sorprendí al verla llegar tan llamativa y del brazo de Viktor Krum,  pero no era para tanto.

Me pidió que fuéramos novios en quinto grado, pero al salir de una clase de Pociones,  lo encontré besuqueandose con Daphne. Pero como siempre, la tonta chica Pansy,  lo perdonaba. 
Se recargaba en mis piernas y aveces me acariciaba el cabello, pero después de la guerra, cuando me enteré que estaba enamorado de aquella Sangre sucia, mis sueños de formar una familia con el, se esfumaron.

Aun sigo enamorada de él, y al tenerlo de nuevo en mis piernas, llorando silenciosamente, me gustaría gritarle que me tiene a mi, que yo puedo hacerlo feliz, que está sufriendo por nada. Pero sería un grito absurdo. Su corazón ya no era mío,  dudo que alguna vez lo fuera. 
Siempre lo amaré, siempre recordare que cuando fuimos novios, me trataba como una princesa y que cada vez que le acariciaba el cabello, me decía que me quería. Siempre recordare que el dolor que estaba sintiendo ahora, no era nada comparado con el sufrimiento que estaba en mi, al verlo llorar y al saber que nunca, jamás, podrá ser mío.

Draco.
Pansy se fue cuando me quede dormido. O al menos eso creo. En mis sueños aparecía su maldita sonrisa y la forma en la que se sonrojada, al momento que pasaba un mechón de su cabello castaño, detrás de su oreja. Al momento de despertar, mis ojos estaban irritados y cansados. Me levanté de la cama y con pesadez abrí la puerta, notando como la soledad se burlaba de mi. Me dirigí al cuarto de mi madre, pero antes de tocar la puerta, ella abrió. Sin decir nada, solo con una sonrisa, me abrazo y me susurro algo, que no entendí muy bien.
Al ser Navidad, me pidió que comieramos juntos y como buen hijo de corazón roto, bajé a la gran mesa con ella.
Más sin embargo, no probaba bocado, no tenia hambre, no tenia nada. Sólo un inmenso frío dentro de mi, como si tuviera una ventana abierta, donde entra una constante brisa de invierno, que me colapsa los pulmones.
Me retire a mi habitación, sintiendo la mirada de mi madre, que era completamente molesta. Siempre había odiado que me miraran con lástima.
Al entrar en el cuarto de baño, el reflejo del espejo, se transformó en ella. Sonriendo con burla. Después era la cara de mi padre, diciéndome que era una deshonra para el y para el apellido Malfoy. Pero las voces y risas no salían del espejo, venían de mi cabeza. Con mis puños cerrados, rompí el maldito espejo, para luego desplomarme en el suelo y comenzar a llorar de nuevo. Solo que ya no soltaba lágrimas. ¿Alguna vez has llorado, sin soltar una sola lágrima?  Es una especie de sentir que la garganta se desgarra y el mar de dolor que esta adentro, no puede salir, porque simplemente ya no puedes hacer que salga.
Cuando era un niño, deseaba que mi familia reinará el mundo mágico y me fascinaba causar dolor.
Pero ahora, aquí, sintiendo que la soledad me aplasta, nunca le desearía este dolor a nadie.
Merlin, como deseo ahora, jamás haberme dejado manipular por un par de ojos y una sonrisa.

El 7° Año (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora