capítulo veintitrés.

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Sintiéndose mal se levantó y la dejó en la cama, se giró y respiró hondo antes de mirarla.

Samantha temblaba y se limpiaba las gotas saladas que caían de sus mejillas con rapidez, ni siquiera entendía porque lloraba. Ni siquiera sé porque lloro se reclamó a si misma. Ver a Justin ahí de pie, sin mirarla, sin prestarle atención… le dolía. Como le dolía que la hubiera besado porque eso simplemente le recordaba que no quería dejarlo, no quería que la dejara.

Lo quería con ella, y no podía ser.

Porque su vida estaba destinada al fracaso. Y por eso ella simplemente vivía el momento, sin futuros planeados, le huia al compromiso.

-Justin –dijo.

-Sam… simplemente dime por qué y te dejare en paz, pero necesito una razon.

-Yo… yo te dije que esto era sexo, nada más.

-Y por eso no sé que es lo que hice mal –replicó él- solo hemos tenido eso, y no he hecho nada malo, que yo sepa.

-No lo has hecho. Justin, me estás haciendo sentir como la mala del un cuento.

-Quizás es que seas la mala de un cuento, la mala de nuestro cuento. Porque sinceramente no te entiendo y no se como decirlo, pero me duele.

-No hay nada que entender –dijo ella encogiéndose de hombros- no me gustan las formalidades, fin.

Justin se rió sin humor.

-Vaya qué excusa, samantha. De verdad vaya excusa –le replicó- hasta yo la daría mejor que tu.

-Estás siendo injusto –se quejó.

-Yo creo que no, mas bien creo que la injusta y ademas egoista aqui eres tu.

-Me Ofendes

-No fue mi intencion

-Justin… los dos sabíamos que esto se iría a acabar en algun momento y como ya puedes ver, llego el momento.

-¡No! –la contradijo- tú dijiste que era sólo sexo, samantha. Yo no he dicho nada de eso. Para mí eres más que una simple persona con la que pasar el rato, con la que echar un polvo, contigo he convivido, me río y comento las cosas, pero para ti eso no sirve, mientras para mi, samantha yo no se si Te amo, no estoy seguro de eso, pero Te Quiero mas de lo que eh querido a otra chica.

-¿Y que quieres? –se quejó ella.

-Que seas sincera, conmigo, CONTIGO, Te mientes a ti misma, sin ningun motivo.

-¿Sincera? ¿Para qué? Si al final vas a acabar cansándote de mí, y tarde o temprano se terminará esto y no quiero sufrir mas.

-¿Eso crees? –preguntó él sombrío-

-Eso creo –dijo ella, y fue entonces quien se acercó a la puerta para irse- y será mejor que se termine ahora, antes de que me acabe enamorando de ti.

*flash back*

El vestido no era extravagante, pero a ella le encantaba, después de mirarse por enésima vez al espejo, respiró profundamente, y se aferró al ramo de novia, se dirigió a la puerta, sólo tenía que esperar a que tocaran, para ir por ese pasillo.

Se sentía la princesa de un cuento. La protagonista feliz.

Se sentía…

Alguien tocó la puerta, y ella supo que era el momento de salir a recorrer ese enorme pasillo. No había mucha gente, tan solo algunos amigos, nadie más. No necesitaban a nadie más, su padre se había negado a asistir a aquella tontería. Decía que era muy joven para cometer semejante estupidez.

Pero a ella no le parecía estúpido, se iba a casar con el hombre que amaba, y tener dieciocho años no era un impedimento.

Cuando se disponía a salir de aquel cuarto, para encontrarse con su futuro marido, la puerta se abrió antes de que ella saliera. Javier entró en la sala, y la miró a los ojos fijamente.

Samantha se asustó.

-Javier –dijo- ¿Qué haces aquí? Deberías estar esperándome en el altar –bromeó.

-Uhmm… tenemos que hablar, se acabo, no me puedo casar contigo, estem...lo lamento -hizo mueca-

Una ducha diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora