capítulo veintiséis.

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-Creo que tu primero fuistes bien dura conmigo… -Justin le decia mirandola, como si no sintiera nada.

-Lo se, y lo lamento de verdad, tu tienes todo el derecho de tratarme a la patada, pero por favor no lo hagas, cuando yo solo quiero explicarte todo, al menos eso.

-Esta bien, te escucho.

-Gracias...-Suspiro un muy poco aliviada.

-Que sea rapido, tengo cosas que hacer -Justin la observaba desde unos metros. Samantha estaba temblando de los nervios.

Le temblaba el labio inferior y tenía cuidado de tenerlo sujeto para que él no se diese cuenta. Estaba nerviosa. Se sentía triste. No quería perderlo. Pero las posibilidades de que eso sucediera ERAN MUCHAS.

Sintió como si una música triste acompañara a sus sentimientos y sonara en el fondo de la sala, quiso desahogarse llorando, tirándose en su cama, agotada, como cuando Javier la dejó plantada en el altar. Dejar que las amargas lágrimas descendieran por sus mejillas hasta que se agotaran, hasta que el dolor desapareciera, aunque nunca desaparecio por completo.

Pero en ese entonces se levantó, y decidió no llorar por un hombre que no la merecía. Jamás volvería a llorar por un hombre, se prometió. Pero ese “jamás” dejó de existir cuando supo que podría perder a el, a Justin, El hombre el cual ella esta locamente enamorada.

-¿Podemos ir a mi cuarto? –preguntó ella con el tono de su voz muy bajita.

-Preferiría que hablásemos aquí… -contestó Justin secamente, no quiera entrar en aquella habitacion y ver aquella cama donde la hacia sentir suya, donde pasaron los mejores momento.

Vio como ella palideció ante la sequedad de sus palabras. Pero no iba a retractarse, la amaba con todo su ser, era en vano negarlo, aquella mujer había echo que se enamorase de ella, como jamás lo había echo de ninguna otra. Pero también le había dicho que no quería nada con él, y él, no era tan tonto como para quedarse solo en un cuarto pequeño donde había una cama, junto a la persona, que amaba y deseaba con todo su ser.

-Verás Justin… -las palabras fueron un suave murmullo, apagado y triste, y Justin quiso ir a abrazarla, a decirle que todo estaba bien, que serían amigos, que nada había cambiado…

…pero todo había cambiado, no eran amigos, y nada estaba bien. No podía acercarse a ella para abrazarla porque entonces tendria que besarla y hacerle el amor, ya que un simple beso no bastaría para apagar ese ardor que lo consumía por dentro.

-¿Qué pasa, Sam? Podemos hablar otro día si lo prefieres, realmente tengo mucho prisa.

-¡No! –exclamó ella- No –repitió moderando su voz- por favor, dame solo quince minutos, hoy debo hacerlo.

-Está bien, tranquila.

-Justin… -dijo su nombre en un suspiro-sé que he sido un poco… reservada, buen en realidad mucho.

¿Reservada? ¿Qué decirle? Había sido reservada, si, era cierto. También había mantenido sus sentimientos a raya. Y también había sido la mujer más ardiente, cariñosa y tierna que había arropado entre sus brazos. Y no entendía ese distanciamiento repentino.

-Samantha... –la animó a hablar, cuando vio que ella no seguía.

-Hace… uhm… -samantha tomó aire, y se dejó caer en el sofá. Lo estaba desesperando ¿Qué quería decirle? Se veía tan triste…- hace ocho años me dejaron plantada en el altar cuando iba a casarme con mi novio del instituto –soltó de pronto.

-¿Qué? –la pregunta fue instantánea.

Samantha lo miró a los ojos, los de ella estaba brillantes, las lágrimas no derramadas brillaban en sus preciosos ojos.

-Será mejor que te lo cuente, todo. Más o menos es así, ¿vale? –él asintió- mis padres se divorciaron cuando yo tenía diez años. Según recuerdo, siempre se pelaban, jamás se habían dicho una palabra bonita, todo siempre fue griterío y peleas TODOS LOS DIAS. Y mientras yo veía a mis padres, prácticamente, Matandose mutuamente, decidí que el amor era peligroso y que no queria sufrir de esa manera.

-Pe…

-Espera, no me interrumpas, por favor, no he terminado, solo quiero que me entiendas. Sé que cualquiera puede desmoronar mi historia, hay hijos de personas que ahora son personas casadas, felices, y tienen una bonita historia. Yo una vez pensé que podría tener mi historia…mi historia feliz, como lo soñaba antes, pero aún no llegamos a ese punto. Mi hermano, es cinco años mayor que yo. Cuando yo tenía dieciséis años, y él veintiuno, se casó con una chica con la que estuvo cuatro años como novios. Se les veía felices, por lo menos lo fueron como novios, pero al año de matrimonio se divorciaron…Fue un divorcio dramatico y doloroso.

-Uhm… -Justin hizo ese sonido analizando cada palabra que samantha decía con pena.

-El día que se separaron, mi hermano se vino a vivir de nuevo a casa, ese mismo día se emborrachó, y como mi padre trabajaba por las noches, me tocó a mi estar un poco pendiente de él… ¿sabes que me dijo mientras lo intentaba acompañar a la cama? –Justin negó con la cabeza- “Nuestra familia, no está echa para ser feliz, jamás seremos felices si nos casamos, es mejor estar solos, el amor; no existe” Me pasé la noche entera llorando, yo tenía novio, y tenía sueños, metas, esperanzas de que yo cambiaria eso, pero mi hermano me los rompió con esa estúpida y maldita frase. Quizás fuera mentira eso que dijo… eso lo pensé después, cuando pude pensar. Pero ya había acabado con el chico que tenía de novio entonces, asi que no tenia nada que hacer.

-¿Me dejas decir algo? –pregunto él.

-!No! Primero déjame terminar, por favor –él asintió- Justin… yo sé que puede que todo te suene como una mala excusa o hasta una gran mentira ¿Que se yo?. A mi me lo sonó durante un tiempo, luego comprendi. Cuando conocí a Javier, estuve ausente durante mucho tiempo, En realidad bastante. Mi madre no había sido capaz de encontrar a alguien con quien ser feliz. Mi padre tampoco. Mi hermano se volvió a casar… ¿y Adivina que?

-¿Que? -Pregunto timido.

- Se volvió a divorciar a los 6 meses. Parecía que lo que había dicho, era real. Pero Javier me destruyó las barreras… ¿sabes? Me decía unas cosas tan hermosas que me sentía en el cielo estando con él, me sentia la persona mas feliz del mundo, me tiró todas las barreras. Me convenció de que me amaba, y yo me enamoré completamente de él. Y entonces pensé “puedo ser feliz” “él me hará feliz” "Debo intentarlo" "Se que no saldre perdiendo"

» Un día… -continuó ella- después de casi dos años de noviazgo, me preguntó si quería casarme con él. ¿Sabes? Sentí muchísimo miedo, pero; le dije que si. Lo amaba, él me amaba, Pense que no tenia nada que perder. Todo iba a ir bien. Pusimos una fecha, yo tenía dieciocho años, y vivía en un cuento de pura felicidad. Solo me bastó ir a la iglesia para que ese estúpido cuento cayera roto a mis pies. Justo antes de que desfilara por aquel gran pasillo, él llamó a mi puerta, a la puerta de la sala en la que yo estaba arreglándome para él. Entró nervioso y entonces yo supe que algo iba mal… intenté mirar a otro lado diciendo que si cerraba los ojos y los volvía a abrir, tan sólo tendría que recorrer el pasillo para acabar teniendo mi final de cuento. Pero no hubo pasillo. Nada que recorrer. Porque él no quería casarse ya conmigo. "Samantha… Tenemos que hablar, se acabo, no me puedo casar contigo, Estem...Lo lamento” me dijo. ¿No me puedo casar contigo? ¿Por que? Le quería preguntar que habia cambiado entre nosotros, que habia cambiado YO! Para que ya no quisiera casarce conmigo.

-¿No lo hiciste? –preguntó él mirándola a los ojos.

-No –dijo ella- tan solo asentí y dejé que se fuera.

-¿Por que? -Pregunto.

-¿Para qué me iba a molestar? Eso no cambiaria nada y ya nada me importaba en el mundo. No volví a mi casa porque mi padre no me hablaba, me dijo que iba a hacer una tontería, ni siquiera vino conmigo a la iglesia, y al final, tenia toda la razon.

¡Ya sólo quedan dos capítulos chicas!!!!!!!!

Hay algo qué me molesta y no me lo quedaré, ¿sí les gusta el capítulo por qué no comentan?:(e gustaría qué me comenten cada capítulo, qué me compartan lo qué piensen ¿sí?:(

Una ducha diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora