CAPÍTULO 8

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Estaba analizando las cosas que tenía la hermana de Shawn en su habitación, era muy linda las paredes usaban un color cálido y en el techo estaban pintadas unas golondrinas.
Alguien empujó la puerta de aquella habitación, entraba riéndose como si alguien le hubiese dicho algo antes y se haya ido por los pasillos.

-¿Lina no te han dicho que husmear es incorrecto?

-¿Qué? !¿Canela has venido a fastidiarme otra vez?¡

-Tal vez- me sonrió travieso mientras acomodaba su cabellera oscura- es mi especialidad.

-Y tú desde cuando haces lo correcto, ¡Ya vete!

Hizo caso omiso y se aproximó hacia mi, agarró mi muñeca y con su otra mano cogió la copa donde permanecía el cóctel que aún no me terminaba. Lo asentó en un velador cerca de la cama sin dejar de ver mis ojos. Estaba estática; como digo su cercanía me ponía muy nerviosa, y sólo me pasaba esto con él, con ningún otro me ponía en ese estado.

-Nadie me dice lo que tengo que hacer- sonrió y me empujó con su dedo índice a la cama. Luego se dio medía vuelta, sentí que se iba a ir, me levanté rápidamente y me interpuse en su camino.

-Mira Canela ya me tienes harta con tus estupideces, tus bulerías, tus.. tus.. Mejor dicho eres un idiota, mimado, prepotente, tont...
Mis labios se cerraron, dejé de insultar a Jos. Me tenía envuelta entre sus exquisitos labios, al principio me negaba pero luego me acorraló entre la puerta y su cuerpo, no me quedaba más que ceder, su fuerza me tenía presa. Sus labios acariciaban con suavidad los míos, así que le acepté el beso. Era un beso tan húmedo, su respiración agitada y sus manos acariciando mi cabello. Disfrutaba cada segundo que me apretaba con fuerza a su delgado cuerpo. Le acaricié el cabello y luego bajé mis manos por su cuello y me mantuve ahí. El beso cada vez se hacía más profundo y lujurioso. Cada vez era más intenso, Jos mordió mi labio inferior y eso hizo que me prendiera, dentro de mí corrían unas ganas inmensas de empujarlo hacía la cama y comerlo sin piedad a besos.
No me resistí más, lo separé unos centímetros de mi y lo empuje hacía la cama, él calló apoyándose con sus codos y me miró deseoso. Me lanze sobre él y continuó la danza incontrolable de nuestros labios, sus labios estaban tan rojos e hinchados eso hacía que me provocase más a seguir besándole. Me agarró de la cintura y me ubicó debajo de él, quedando presionada con su maravilloso cuerpo. No me había fijado en su pequeño lunar arriba de el labio, eso le hacía lucir perfectamente sexy. Me sentía tan diferente a cuando besaba a otros chicos, sentía que todo el mundo se había desvanecido y sólo quedábamos Jos y yo en aquel cuarto besándonos apasionadamente.

-Valla valla,Lina Hart ha cedido a mis encantos- su voz se aclaró, sonando tan sensual, levantándose y quedando en el filo de la cama.

-Pero que cosas dices Canela, sólo te seguí el juego- lo miré riendome.

-Como digas Hart. En hora buena que ya no tienes ese olor a ranchero viejo.

Maldición comenzó con sus comentarios estúpidos.
Sus manos enrollaron mi cintura y nuevamente me encontraba debajo de él. Iba a plasmar besos por todo mi cuello pero lo detuve con una cachetada en su mejilla. Gruñó sobandose con su mano, quería reír al ver su expresión de dolor pero tenía que contenerme. Lo empuje y de un salto me encontraba cerca de la puerta justo donde había empezado aquel beso tan fascinante que luego se estropeó gracias al ignorante de Canela.

-Sigues siendo un presumido, idiota- le enseñé mi hermoso dedo del medio y solté una sonrisa sarcástica.

Bajé por las escaleras y repentinamente sentí que mi cuerpo se balanceaba, me sentía mareada y mi vista estaba nublandose. Logré ver a Cam bailar con alguien.. Era.. Era.. No logré visualizar quien era porque caí al suelo y sólo escuché el grito de mi amiga.

......

Desperté en una cama muy cómoda, tenía el cuerpo a dolorido. Me di cuenta de que esa habitación no era la mía, había una repisa de balones de fútbol una guitarra y una laptop gris en una mesita que estaba cerca de la ventana. Quería levantarme pero me dolía la cabeza, tenía un chichón y la pierna un poco raspada. ¿Porqué me habré desmayado? Ni siquiera estaba borracha.
Me acomode en una posición algo recta y entonces cruzaron pensamientos por alrededor de mi cabeza. Me preguntaba porqué Cam no me ha llamado, si mis padres saben que pasó y de quien es está habitación.
La puerta de la recamara se abrió y entró la persona que menos me esperaba. José Miguel Canela, me miró con pena por ver cómo estaba, llevaba puesto un pantalón gris holgado y una camisa roja de estampado. Lucía tan guapo con su cabello alborotado, nunca lo había visto de esa manera, sus ojos algo hinchados pero aún así estaban perfectos para mi vista. Llevaba una bandeja de cereal con leche y un vaso de jugo en sus manos.

-Buenos Días desmayada- sonrió y apoyó la comida en un velador cerca de la cama.

-Hola, ¿me podías decir en donde estoy?- dije agarrando el plato de cereal.

-En donde más, en mi casa- dijo estirándose- Te desmayaste en las escaleras y tu amiga Cam quiso llamar a la ambulancia pero no había señal, se fue la luz y todos salieron de la casa.
Hablé con Cam y me dijo que te trajera a mi casa y te cuide, ella no podía sus padres estaban en su casa y ella se había escapado para ir a la fiesta.

-Gracias Jos, por un momento pensé que me habías secuestrado- reí y metí una cucharada de cereal con leche a mi boca. Creo que por fin hemos logrado llevar una conversación de más de un minuto y no hemos peleado. Y por cierto estaba muy furiosa con Cam, apuesto que le inventó eso al ingenuo de Jos para que se la creyera e irse con algún muchacho. Pero en lunes tendrá que darme una clara y creíble explicación.
Algo que no entiendo porque Jos estaba siendo servicial conmigo, se sentó a mi lado y me observaba mientras comía.

-Te ves bellísima Lina- rió mientras asentaba mi cabello despeinado.

-Deja de decir mentiras- carcajee- de seguro parezco un nido destruido.

Terminé mi plato de cereal con leche y lo puse de vuelta en el velador. Agradecí nuevamente a Jos cosa que era extraño para mi. Jos Se acercó a mi y entre abrió sus labios para decirme algo.

-Es hora de curarte- sonrió.

Se dirigió hasta el baño y sacó una cajita de primeros auxilios. De aquella sacó un algodón, alcohol, y una vendita. Los reposó en la cama y luego salió de la habitación, a los 3 minutos había regresado con una funda de hielo, supuse que era para mi cabeza. Sus pequeños actos de cortesía me hacían sentir tan bien, no podía creer que él me esté cuidando.

-Esto te va a arder.

Su mirada tan tierna se reposó en mi pierna herida y cuidadosamente iba aplicando gotas de alcohol en mi herida, admito que eso me ardió mucho, casi grité del dolor pero me las aguanté. Jos se reía al ver mi rostro de angustia y dolor, su sonrisa era tan perfecta llena de alegría, tan pura y mágica. Y me encantaba ver como sus ojos se entrecerraban al reír y sólo se lograba ver sus largas pestañas. Luego me puso la bolsa de hielo en mi chichón, debía estar con eso durante 20 minutos, a veces sentía que mi cabeza se estaba congelando pero cada vez faltaba menos para retirarla.

-¿Y tus padres?- le pregunté

-Salieron a correr, siempre salen los sábados en la mañana.¿Quieres tomar un baño?

-No, estoy bien- mentí, me sentía tan sucia y con olor a sudor.

-En serio Hart no me molesta, usa mi baño hay toallas limpias y además no me vendría mal verte- dijo medio sonriendo atrevido.

-¡No seas idiota!, esta bien tomaré la ducha pero tú, fuera de aquí.

Rebeldía De Amor(Jos Canela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora