CAPÍTULO 12

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Le dije a Jos que el autobús nos había dejado y lo tomó tan normal como si no le importara.

-Ya, Lina que se puede hacer, nos dejó- lo decía tan sereno como si nada.

-¿Qué? ¿Estás loco Canela? Nos matarán en el salón por esto.

-Mira, tengo boletos para ver una función de focas que bailan con pelotas en el hielo. Vamos.

Ni si quiera me preguntó si quería ir o algo por el estilo, sólo agarró mi mano y bajamos del mirador. En un minuto ya estábamos abajo tomando un taxi que nos llevase a ese lugar, eran cerca de las 11:00 a.m y la función comenzaba justo 11:30. No podía creer lo que estaba haciendo, me ¡escapé del instituto y con mi enemigo!, ¡ay, no! Mis padres me matarán por faltar a clases y obviamente el maestro nos mandara a sala de castigos. Jos estaba impaciente por llegar se movía a cada segundo, este chico no podía estar tranquilo. Al bajar del taxi me encontré con un centro llamado "FOCS" un lugar donde tenían focas y delfines entrenados, era parecido a un acuario pero donde sólo habían delfines y focas. Era increíble como se veían los celestes delfines en el agua a través del cristal, una sonrisa adornó el rostro de Jos al ver cómo disfrutaba de observar aquellas criaturas. Un señor de aspecto musculoso con uniforme de guardia y una oscura barba nos pidió los boletos, Jos con gusto se los entregó y pasamos a un área donde se podía apreciar con claridad las focas.
Debo admitir que esto es mucho mejor que estar en el instituto recibiendo aburridas clases, me daba mucha gracia como una de las focas hacia saltar la pelota con su punte aguda nariz y luego se lanzaba en el estanque de agua muy helada.

-Si vez Hart, esto está mucho mejor que el instituto- río apoyando su brazo en mi hombro.

-Debo admitir que sí- dije regalándole una sonrisa.

Ya era la 1:30 p.m y mi barriga rugía del hambre, recordé que mi auto estaba en el estacionamiento del instituto y obviamente debía ir por él.
Terminó dicha función la cual fue muy divertida, miré a Jos y topé su hombro para decirle que debíamos regresar al instituto a ver nuestros autos. Salimos a la calle y sentí unas gotas de agua caer en mi mejilla, estaba a punto de llover así que rápidamente subimos a un taxi y nos dirigimos al instituto, la lluvia se hacia más intensa que se podía escuchar el goteo en el techo del Taxi. Llegamos al instituto y me dirigí hacia mi auto que estaba empapado por la lluvia al igual que mi cabello. Antes de subir a mi auto eché un pequeño vistazo a Jos, estaba parado afuera del auto con el capó abierto. ¿Qué le habrá pasado?, cerré la puerta de mi automóvil y caminé donde él.

-¿Qué te pasó Jos?

-¡Se descompuso esta máquina inservible!- dijo algo alterado.

Estaba furioso y por alguna razón eso me causaba risa, estaba empapado de agua de pies a cabeza. Topé su hombro y le dije que podría llevarlo a su casa, él me miró serio pues no le causaba nada de risa que su carro se le haya averiado. Cerró el capó de su auto y lo dejó allí, corrimos hasta mi auto ya que la lluvia estaba algo fuerte, subimos rápidamente y maneje hasta su casa.

-Estás tiritandote Lina Hart.

¡Me llamó por mi nombre completo! Qué extraño sonaba eso, pero cuando venía de su dulce boca sentía que las mariposas se alborotaban en mi estómago.

-¡Ah, qué!- dije algo nerviosa- no, no es nada ya se me pasará.

Se quedó callado pero comenzó a jugar con mi cabello mojado, me distraía un poco pero tenía que seguir manejando. Llegamos a la casa de Jos y me estacioné afuera de su garaje, lo miré a los ojos y le dije.

-Esto es todo ¿No? Ya puedes bajar de mi auto.

-¿No quieres pasar, para que te pongas algo seco? Vas a pegar un resfriado, Hart- dijo recogiendo su maleta.

-De acuerdo pero un minuto- señalé con mi dedo índice a su cara húmeda.

Nuevamente volví a entrar a la casa de Jos, sus padres estaban trabajando así que él estaba sólo.
Primero se dirigió a la cocina y como no era mi casa lo seguí, abrió la refrigeradora y sacó de ahí una jarra de naranjada y del horno sacó un delicioso pollo con verduras. Creo que eso se suponía que era nuestro almuerzo, se sentó y me invitó a hacer lo mismo a mí.

-Pero, ¿no sería mejor que nos cambiemos de ropa?- dije agarrandome el cabello.

-Tengo hambre Hart, si tu quieres ve- introdujo una cucharada de arroz en su boca.

-No.

Hice lo mismo y metí una cucharada en mi boca, realmente la comida estaba exquisita. La había preparado la madre de Jos antes de irse a su trabajo, me comentaba que su madre trabaja de chef en un restaurante de comida tailandesa cerca de la iglesia del parque central, era un gran local muy elegante, y lo mejor que es de ella. Jos siempre va cada navidad al restaurante de su madre y ahí abren los regalos y comen galletas. Mientras que su padre un hombre de negocios que viaja de Londres a París y viceversa.

-Algún día te invitare al restaurante de mi madre- dijo sonriendo.

-Como digas Jos- carcajee

Subimos a su habitación y al entrar inmediatamente Jos sacó su playera blanca mojada y la tiró en el cesto de la ropa sucia, tenía un abdomen impresionante, era marcado y sus brazos fuertes, su piel blanca pálida por el frío se veía muy provocativa. Sacudió su cabello con una toalla, se veía totalmente alborotado y ondulado, todo esto eran maravillas para mis ojos.
Entró a al baño llevando puesto el pantalón, mientras él estaba en el baño haciendo no sé que cosa, yo esperaba sentada en una silla cerca de la ventana de su habitación.

-¿Crees que no me estoy muriendo del frío Canela?- lo miré fijamente a los ojos, pues recién había salido del baño y lo peor es que seguía con el pantalón mojado, pensé que había entrado a cambiarse.

-Me estaba cepillando los dientes, niña odiosa.

¡No puede ser! Pero es que éste chico sabe como sacarme de mis casillas.

-Si tanto te mueres del frío, cambiate.

Se acercó mucho a mí, hizo que me levantara de la silla. Tomó el filo de mi playera y la alzó completamente hasta tirarla al suelo, mi torso sólo estaba cubierto por el brasier de encaje que llevaba puesto.

-¡Que rayos haces Jos!, dejame- lo aparté con mis brazos.

Hizo caso omiso como siempre y procedió a agarrarme del pantalón y juntar mi cuerpo helado con el suyo. Su piel era exquisita, suave y olía perfecto. Bajó el cierre de mi pantalón húmedo pero sin quitar la mirada de mis ojos, yo me encontraba estática, no sabía que hacer ni decir. Me empujó y haciéndome caer nuevamente en la silla, se inclinó y en un segundo mi pantalón estaba fuera de su lugar, lo sacó con tanta rapidez.
Iba deslizando sus manos suaves por mis piernas desnudas hasta llegar a mi cintura, luego una mano la había apoyado en el espaldar de aquella silla y con la otra tomó mi mejilla.
Se aproximó demasiado a mis labios que tan sólo una pequeña distancia los separaba de ser tocados por los suyos.

-Ponte ropa seca- lo susurró tan cerca de mis labios que sentí claramente su aliento caliente y deseoso.

Hola no se olviden de comentar si les ha gustado la historia. Besos

Rebeldía De Amor(Jos Canela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora