Tom me miró extasiado al oír esas palabras que habían salido de mi boca. Lo cual era muy extraño, así que procedió a juntar mi cuerpo con el suyo y plantó un beso en mis labios. Duró menos de un minuto debido a que yo le había separado de mí. Alze la mirada y vi a Jos arrimado en su auto, pude notar que él acababa de presenciar el beso de Tom y yo, se dio media vuelta y subió a su auto.
Yo hice lo mismo, arranque y me encamine hacia la casa de Tom para dejarlo allí, no quería llegar a casa con él y soportarle unas horas más.-¿Quieres salir mañana al cine?- me preguntó alzando un mechón de mi cabello.
No sabía si decir que si o que no. Pero no quería destrozar sus sentimientos y opté por contestarle que sí. Obviamente eso sería después del instituto, me despedí de él y subí nuevamente a mi auto.
Mamá y papá estaban al fin en casa, se encontraban sentados en el sillón viendo un programa en MTV, fui caminando hacia ellos y me senté en medio de los dos. Abrí mis brazos de lado a lado y los apoyé en su espaldar, mamá se levantó y me preguntó si quería almorzar, obvio que sí pues moría de hambre. Me levanté y ella misma me sirvió un rico plato de tallarín bañado en salsa que preparó Mariah, era lindo cuando mi madre se preocupaba por mí.
-Lina ven acá hija- llamó papá
Terminé de comer y fui directo al sillón, comenzó a hablar sobre qué era lo que iba a seguir en la universidad. Aún no estaba muy segura pero me encanta la fotografía, tal vez debía de inclinarme en una rama del arte y estudiar fotografía.
Le mencioné aquello y me dijo que si eso era lo que quería pues él me iba a apoyar, no importa el dinero que gaste con tal de verme feliz haciendo lo que me gusta. También me prometió una cámara en uno de estos meses, pero con la condición de que aprobara este semestre en matemática.
No tenía de otra, tengo que aprobar o no tendré esa cámara.****
Amaneció, recordé que hoy era la visita al museo de filósofos matemáticos y el maestro pidió que fuésemos con camisas blancas, casi lo olvidaba. Busqué entre mi ropa una camisa color blanco que luciera decente, agarré mis jeans negros rasgados y unas botas, recogí mi cabello en una coleta y partí para el instituto.
Hoy no iba a llevar a Cam, ella pidió permiso para ir a una consulta médica con sus padres, realmente quería que fuera me iba a ser falta.
Estacioné mi auto en el parqueadero, y de repente vi a mi salón afuera en la parada del autobús escolar que nos iba a llevar al museo, exclusivamente a nosotros por cierto. Me dirigí hasta allí y subí las escaleras, me senté en el único asiento vacío que logré ver, pues todos estaban llenos. El autobús iba arrancando despacio y en un segundo sentí que había sido detenido, las puertas se abrieron y el chico de cabellera oscura y pestañas largas subió.-¡Señor Canela!, la próxima sea puntual. Busque asiento ahora- el maestro algo molesto se levantó y reprendió al muchacho.
No pude evitar burlarme de aquello, realmente lo disfrutaba.
-¡De que rayos te ríes Lilin!- dijo mientras se acomodaba en mi asiento cruzándose de brazos.
-De nada Canela, de nada- seguía riendo.
Después de eso Jos no me volvió a dirigir la palabra en todo el trayecto al museo.
Paró el autobús y todos los alumnos incluyéndome nos levantamos, el maestro dijo que esperemos un minuto porque nos iba a dar unas indicaciones.-La persona que estaba sentada con ustedes será su compañero o compañera en ésta visita al museo, quiero completo silencio cuando estén explicando los guías y por favor no hagan tonterías.
¡Genial! Ahora tenía que andar pegada como chicle con Canela.
El museo era realmente grande, al principio nos encontramos con la escultura de uno de tantos filósofos que había en el lugar, la instructora guía iba explicando a paso la biografía de aquel personaje. Honestamente me aburría demasiado, ya quería llegar a la parte en donde nos iban a ofrecer unos sanduches de pollo, moría del hambre.-Si tanto te aburre, porque no te vas Hart.
-Jos, se te veía mejor callado.
Creo que mi rostro decía lo mucho me que aborrecía estar ahí, pensé que iba ser diferente pero no. Eran muchas esculturas de grandes filósofos de la matemática, los cuales no me interesaban en lo absoluto. Miraba a lo alto de una ventana donde se encontraba una escultura gigante de un hombre llamado Baldor, entonces sentí que mi mano había sido agarrada. Jos me tenía de la mano lo miré extrañada y frunci el ceño, me jaló y me condujo a otro lugar en el museo, mis ojos iban viendo como de a poco nos íbamos alejando de la multitud del salón. Me preguntaba en que rayos pensaba éste chico al salir de allí, ¿acaso no escuchó las indicaciones?
-¿Qué haces? Tenemos que regresar.
-Shhh... Deberías agradecerme que te saqué de ahí- y seguía jalandome de la mano.
Subimos unas escaleras las cuales nos llevaron a lo alto del mirador del museo. El viento soplaba fuerte y mi cabello se estaba alborotando, podía ver Londres entero desde aquí, tenía que admitir que era un vista extraordinaria.
-¿Te gusta?- me preguntó apoyando sus manos en el barandal y mirando hacia la ciudad.
-Pues sí, es realmente increíble, pareciera que desde aquí pudieras tocar las suaves nubes. Pero, ¿Cómo sabías de este lugar?
-He venido otras veces aquí a pensar o simplemente a disfrutar la vista- dijo mirándome.
Era increíble como el viento rozaba su cabello poco peinado, lo hacia lucir sexy y tierno. Era tan fuerte la brisa que una pequeña basura entró a mi ojo, me quejé por un segundo y Jos se acercó a mi para ver que me sucedía.
Levantó mi cabeza agachada y me miró con sus suaves ojos mieles.-Qué te pasa, ¡no me digas te quedaste ciega!- carajeo.
-No idiota, sólo me entró una basura en el ojo.
No quería que pareciera esas escenas donde la chica tiene basurilla en la vista y el chico le sopla y luego terminan besándose. Sólo quiero que se desaparezca ese estorbo de mi vista que estaba haciendo lagrimar a mi ojo.
Apartó mi mano del ojo y lo abrió con delicadeza, soltó un leve soplido que entró frío en mi vista. Me ardió por un momento así que me lo sobé, Jos me dio un manoton en la muñeca, dijo que si me seguía hurgando me iba a lastimar más.
El viento se tornaba más fuerte que parecía que iba arrasar con todo, Jos seguía a milímetros de mí, un soplido hizo que el volante que nos entregaron al principio se soltara de mis manos, intenté agarrarlo pero mi cabeza chocó con la de Jos dándonos un golpe más o menos fuerte en la frente. Inmediatamente me sobe la frente y Jos hizo lo mismo, tenía cerrado los ojos, los apretaba debido al dolor. Cuando los abrió su rostro era molesto, parece que le dolió más que a mi pero fue sin intensiones de nada, no quería golpearlo.-Eres muy torpe Hart- me dijo aún sobandose su frente roja.
Me daba mucha pena lo sucedido, mis mejillas se tornaron color rojo intenso, le ofrecí disculpas y sobe su cabellera alborotada. No me había percatado de cuando tiempo llevábamos ahí, me asome nuevamente al balcón, miré hacia abajo y me di cuenta de que el autobús no estaba. ¡Por Dios! Nos dejó, ¡Esto no puede ser! Y todo por estar aquí.
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Rebeldía De Amor(Jos Canela)
RomanceÉl un chico rebelde, casanova del instituto. Ella una chica divertida y seductora de hombres. Ambos tendrán un pequeño tropezón pero lo que no saben es que el tropezón marcará sus vidas... Es mi primera historia, espero que sea de sus agrados y disf...