El dolor de un demonio

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—Asi que, ¿Hijo unico? —Fue lo primero que pregunto el de ojos carmesi

Habían llegado hace un rato al área de pesca y mientras cada uno arreglaba su caña aprovechaba a entablar una plática

Sabía al derecho y al revés la vida que había llevado pero quería escucharlo por su propia boca

—Si, o al menos eso creo, tenía unos meses cuando se me dejó abandonado a los pies de la iglesia, Divinmatsu oto san fue quien me crío hasta ahora, es un gran hombre —Formuló en su rostro una sonrisa honesta, no le gustaba hablar de él, sin embargo sentía como si pudiese comunicarse sin problemas con él

—Me acogió, me dio un lugar al que llamar hogar, me crío como su hijo aún sin serlo, me ha dado mucho, me enseñó el camino correcto y yo quiero seguir sus pasos para algún día ser al menos la mitad de hombre que es él —

El mayor se quedo sin habla, le miro algo sorprendido y en su pecho se instalaba un sentimiento de orgullo, esa mirada fuerte y decisiva

Era tan poderosa como en el pasado, más sin embargo esta era una más honesta y alegre

—"Yo, quizás... Quizás este cometiendo un error" —Fue su pensamiento en ese momento y mirando al frente decidió contestar —Tú ya eres un hombre del que seguramente estará orgulloso —

—Jaja, no lo creo, aún me queda un largo camino por delante —Dirigió sus iris azules al agua, siempre le había gustado ver como esta adquiria un brillo mucho mas hermoso con la luz del atardecer —Osomatsu, ¿tú tienes familia? —

El mayor quedo mudo un momento para luego poner una sonrisa

—Por supuesto que la tengo, tengo 5 hermanos, jaja —

—Wow, debe ser genial, son una familia numerosa, he —Exclamó algo impresionado, 6 hijos en total, pobre mujer que debio darles a luz, tuvo 6 bendiciones pero debió pasar por mucho

—Jajaja, si, a veces es genial y a veces desesperante, ya que somos sextillizos —Nombro con una sonrisa de medio lado, extrañaba mucho esos momentos, cerró los ojos esperando algo del segundo

—Wow, sextillizos—Se quedo estatico un momento, sextillizos

Eso resonaba en su cabeza, se le hacía algo familiar y se acercó un poco más al mayor

Ahora que lo recordaba él dijo que era de otro lado quizás los extrañaba, se acerco lo suficiente para posar su cabeza en el hombro de este

—¿Quieres hablarme de ellos? Si no te molesta, claro —

El demonio se había impresionado un poco, no esperaba ese acercamiento, dejó salir una sonrisa e inclinó levemente la cabeza hacía el joven padre comenzando a hablar

—Yo soy el mayor de los seis, usualmente nos confundían mucho de pequeños, haciamos muchas travesuras y lo único que nos diferenciaba era la voz, jaja, eran buenos tiempos—Tomo una pausa antes de continuar

—Poco a poco cada uno empezó a cambiar, ya sabes problemas de adolescencia y todo eso, nos separabamos lentamente pero aún así nos molestabamos y seguiamos juntos —

Alzo su mirada rojiza al cielo, las nubes se teñian de anaranajado y algunos matices rosados, una vista hermosa, sintio la mirada azul en su rostro volviendo a hablar

—Tuvimos nuestras diferencias de vez en cuando, y sin embargo nos preocupabamos entre nosotros, dijeramos lo que dijeramos seguiamos queriendonos como aquellos mocosos traviesos que no se apartaban por nada del mundo, pero llega la hora de crecer y cada uno tomo su camino —

El dolor de la perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora