¿Mal dia?

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—Pfft, parece que no es del todo nuestro día, ¿no crees? —

Interrumpió el silencio el de ojos rojos quien veía como la lluvia caía con fuerza como si de una rabieta del mismo Dios se tratase e irónicamente hace unos momentos todo estaba tan tranquilo y sin aviso alguno de lluvia

—Jajaja la suerte que tenemos es bromista a veces, ¿no crees? Aunque a mi me gusta la lluvia, oh, cielos, Osomatsu estas muy empapado, ¿estarás bien? —La mirada azul destellaba en preocupación

Ciertamente tanto el joven de ojos rojos como él mismo estaban empapados no solo por la lluvia sino también por el hecho de que se habían metido al agua para recuperar las cañas

El mayor solo sonrió, su hermano siempre pondría a otros antes que él, sintió cierto dolor en su costilla, ah, viejos tiempos

—Jaja... Estoy bien, Karamatsu, deberías verte pareces un perro mojado —Dijo en parte de burla y parte de preocupación mientras tomaba unos mechones de aquel cabello negro azulado

El padre estaba completamente empapado y escurriendo agua, suerte que encontraron una parada de autobús techada donde descansar

—Estaré bien, no me enfermo tan fácil —Sonrió ante la pequeña broma del contrario, estaban algo lejos de la iglesia y no quería molestar más a su nuevo amigo —Osomatsu, deberías esperar aquí algún autobús, yo debo irme ya a la iglesia, ya es tarde —

—Entonces te acompañare —No quería dejar ir a Karamartsu, todavía no

—No, no, no, mira que fuerte esta lloviendo, te vas a enfermar a este paso y tu hogar esta cerca de aquí, ¿no? —Pregunto con cautela, no sabía exactamente donde vivía el de ojos carmesí pero cerca de la iglesia era seguro que no

La primera vez que se encontraron fueron por distintas direcciones

—Bueno, tienes razón mi casa no está lejos, entonces, decidido irás conmigo y se acabo —Sonrió con astucia mientras rascaba debajo de su nariz en parte con algo de gracia, su querido hermanito le dejaba muy fácil la cosa

—No, no quiero ser una molestia para usted y... —Se callo al ver la mano levantada en seña de silencio

—No quiero oír mas pretextos, no eres una molestia para nadie y como dijiste la iglesia esta lejos, ¡Mira esta lluvia nadamas! Y por último que yo sepa no hay a esta hora algún autobús que pase al menos cerca de su iglesia —

Los argumentos eran certeros y sin mas que decir el joven de ojos zafiros solo le sonrió derrotado

—... Y creí que ya habíamos dejado las formalidades —Comentó con cierto tono de tristeza, sabía que obtendría algo con aquella actuación

—No es eso, Osomatsu, ah... Perdón, enserio —Abrazo con cuidado al de ojos rojos dejando aun lado las cañas, se sentía mal, el joven ofrecía acogerlo y lo hacia sentir mal con su formalidad

Rodeo con un brazo la cintura del segundo y esbozo una sonrisa digna de su titulo de demonio, su tono siguió siendo el mismo, aprovecho que Karamatsu tenía su cabeza en su hombro y no podría ver su sonrisa burlona

—Oh, pero Karamatsu me ha herido, asiqud deberá recompensar me con algo, ¿no crees? Mis pobres sentimientos —

Se sentía cada vez peor por las palabras del joven ojirrojo, realmente no había sido su intención herirlo, algo apenado beso su mejilla y sonrió para él

—Bueno, iremos a tu hogar, ¿verdad? ¿Qué tal si en disculpa y agradecimiento por dejarme quedar preparo la cena? No soy el mejor pero te aseguro que te gustará —

El dolor de la perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora