—Qué suerte que mamá y papá no sepan nunca de tus escapadas. —dijo Hoseok, divertido, desde la puerta de la terraza.
Jimin estaba jugando con su móvil y hablando con Jungkook al mismo tiempo. Miró a Hoseok molesto y chistó.
—Yo no puedo llamarla mamá a ella pero tú a él sí le puedes llamar papá. Yo flipo.
—¿Te molesta?
—¿Por qué sonríes tanto hoy? —preguntó Jimin, aunque realmente no le interesaba — ¿No te he hecho ya suficientes putadas esta semana?
—De eso trata la cosa...
Hoseok caminó decidido hasta Jimin y se sentó al lado de él en el sofá. Jimin lo miró extrañado y se corrió ligeramente hacia el lado contrario.
—Quería que habláramos para llevarnos mejor. —sonrió Hoseok.
—Se te ha ido completamente la pinza.
—¡Va en serio! —empezó a reírse.
—Venga, ¿qué quieres conseguir?
—A ti.
Hoseok mordió su labio inferior y lo fue soltando poco a poco, sin bajarle la mirada a Jimin.
—O sea que estás enamorado de mí. —afirmó Jimin, enarcando una ceja.
—Nah, sólo quiero divertirme un poco y,... —Hoseok hizo un pequeño puchero con los labios— si tú pudieras ayudarme...
La cara de Jimin se endureció al instante.
—¿Quieres que te ayude?
Hoseok enarcó ambas cejas y tragó saliva. ¿Por qué sentía que se le estaba yendo de las manos la confianza?
Jimin subió las piernas al sofá y gateó lentamente hasta Hoseok.
—¿Q-Qué...
Sus labios fueron besados con crueldad por los del menor. La lengua de este invadía por completo toda su cavidad bucal e impedía que pudiera respirar. Hoseok llevó las manos a los hombros de Jimin, para tratar de separarlo, pero no podía. Sin darse cuenta, había acabado tumbado bajo él en el sofá.
Cuando Jimin se separó de sus labios, ambos jadearon en busca de oxígeno para sus pulmones. El castaño intentó buscar el brillo en los ojos de Jimin, pero no tenía.
—Jimin, me estás asustando.
—¿Estás asustado? —sonrió Jimin, y acarició la mejilla de Hoseok.
Sus dedos fueron bajando lentamente por su mandíbula, su barbilla, su cuello. Acariciaron la nuez de Hoseok, que tragó saliva con fuerza, sin poder apartar los ojos de Jimin.
—¿Quieres divertirte? —preguntó una última cosa Jimin— ¿Es eso?
Antes de que Hoseok pudiera negar con la cabeza, ya estaba asintiendo. ¿Estaba asintiendo?
La mano de Hoseok buscó temblorosa la camiseta de Jimin y, cuando la alcanzó, la agarró con fuerza. Jimin cogió rápidamente su mano y, junto a la otra, las subió por encima de la cabeza de Hoseok.
Le quitó la camiseta y se la dejó encima de los ojos. Se inclinó para besar su barbilla. Hoseok sintió un escalofrío que bajó rápidamente en forma de calor a su bajo vientre.
Jimin bajó los besos por su cuello, como había hecho con sus dedos, y acabó en uno de los pezones de Hoseok. El mayor empezó a jadear en cuanto sintió la hábil lengua de Jimin jugar con sus terminaciones nerviosas.
—Se te está poniendo muy dura, Hoseok... —susurró Jimin, echando su cálido aliento sobre su otro pezón.
Hoseok se contrajo y, al estar bajo el cuerpo de Jimin, lo único que consiguió fue frotarse contra él.
—Jimin... —tartamudeó el mayor, completamente enganchado al tacto de su lengua.
—Shhh...
La lengua del moreno hizo un camino de saliva hasta el ombligo de su presa. Y, cuando empezó a besar su vientre de la forma más caliente posible, excitándose cada vez más con los gemidos de Hoseok, llamaron al timbre.
Ambos abieron los ojos de golpe e incorporaron sobre su torso. La camiseta de Hoseok cayó, dejándole ver la cara de Jimin, a la que le había vuelto el brillo en los ojos.
Gritaron al mismo tiempo, apartándose el uno del otro.
—¿Qué cojones? —gritó Jimin.
—¿A mí qué me cuentas? ¡Yo no he hecho nada!
—¡Yo tampoco!
—¡Me estabas... —Hoseok quiso decir "lamiendo", pero le entró una arcada.
—Ponte la camiseta. —se apresuró a decir Jimin, yendo a la puerta para abrir.
Jungkook esperaba en la entrada. Sonrió cuando vio a Jimin despeinado y con las mejillas enrojecidas.
—¿Así me recibes? —preguntó el chico, riendo. Jimin miró su chándal y vio la evidente erección que tenía.
—Parece ser que sí... —dijo, riendo como un tonto.
—¿Puedo pasar? —preguntó, acercándose a él.
—Ah... Está mi hermano.
Jungkook frunció el ceño.
—¿Y qué haces empalmado con tu hermano en casa?
—¡Lo sé! —gritó Hoseok desde el salón — ¡Es asqueroso!
El castaño se acarició los brazos, algo nervioso.
Dios mío, estoy tan excitado. ¿Por qué estoy tan duro? ¿Qué me está pasando?
La voz de Jimin interrumpió sus pensamientos.
—Voy a vestirme y me voy, Hoseok. —dijo, subiendo las escaleras junto a Jungkook.
No, no puede ser.
—¿Te vas? —rio, nervioso.
—A casa de Jungkook.
Hoseok se quedó solo en el piso de abajo. Aun seguía teniendo aquella erección que no parecía bajar. Era la primera vez que deseaba que Jimin no se fuera, pero ya nada podía hacer, Jimin acababa de salir por la puerta camino de la casa de su amigo.
Hoseok subió las escaleras y quiso ir a su habitación, pero pasó antes por la de Jimin, sintiéndose tentado a entrar.
Se tumbó en su cama y apoyó en el cabecero de esta. No iba a poder aguantar aquello, tenía que acabar lo que Jimin había empezado.
Metió la mano en sus pantalones y empezó a masturbarse pensando en él.
Se corrió después de medio minuto, gimiendo el nombre de Jimin y odiándose por estar haciendo aquello.
—Jimin... Te odio... —jadeó antes de abrir los ojos.
Jimin tragó saliva y bajó las escaleras lo más silenciosamente posible.
Salió de casa, cerrando la puerta sin hacer ruido y se reunió con Jungkook junto a su bicicleta.
—¿Qué se te había olvidado? —le preguntó Jungkook.
—Nada...
Nada.
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JiHope ➼ Compartimos techo
Fanfiction❝ La madre de Hoseok, una enamorada de la danza moderna, vive soltera con su hijo en un piso de mala muerte. Un día, en un café, conoce al padre de Jimin, un hombre adinerado que parece caer rendido a sus pies en cuanto la ve. Después de estar vario...