10: Deseo

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Todo volvió a la normalidad rápido, con la única diferencia de que ahora Jimin se reía de Hoseok a la mínima que este hacía algo, porque no dejaba de recordar la vergüenza que le había hecho pasar.

—¡Buenos días, Hoseok! —lo asustó Jimin, bajando por las escaleras.

Hoseok hizo ademán de ir a coger las llaves de casa para marcharse.

Jimin se interpuso en su camino.

—¿A dónde vas tan temprano?

—Lejos de ti.

—¿Y eso?

—Quiero irme, déjame.

—¿Por qué iba a dejarte?

—¿No te vas tú con Jungkook cuando te da la gana?

Jimin gesticuló una "o" con los labios.

—Acabas de decir eso.

—No... no he dicho nada. Y quítate.

Jimin lo agarró del brazo y lo retuvo a su lado.

—Estás celoso.

—Deja de decir estupideces.

—Eres un caballo malo. —le susurró al oído.

—Eso no es ni seductor, das pena.

Jimin lo empotró contra la pared del salón, sobresaltándolo. Se acercó de nuevo a su oído y volvió a susurrarle algo que esta vez sí consiguió despertar cosquillas en el bajo vientre del mayor.

—Eres un chico malo...

Jimin acarició su entrepierna con los dedos y consiguió estremecer toda su piel al instante.

—Ji...

—... min —siguió él, metiendo ahora la mano por sus pantalones—. Vamos, gime mi nombre.

Hoseok se mordió los labios. El aliento de Jimin acariciando su oreja, su cuello, su paciencia; su mano jugando a provocar a su intimidad; y sí, su estúpida manía de acorralarlo tanto física como mentalmente. Quedaba tan rendido a él que no lo soportaba.

No le daría lo que quería. Se sentía muy avergonzado y humillado por lo que había pasado la última vez, y no deseaba seguir con aquello. No iba a gemir su nombre, por nada del mundo.

—Jimin... —gimió cuando este empezó a masturbar su miembro casi con dulzura.

—Te gusta esto, no puedes negarlo...

Hoseok negó con la cabeza lentamente, hasta que acabó asintiendo, a medida que la felación aumentaba de velocidad.

Su masturbación se volvió violenta e intensa. La cara de Hoseok estaba volviendo a Jimin loco, lo estaba descontrolando a niveles insanos.

—Ponte a cuatro patas. —le ordenó.

Hoseok despertó de su paraíso en ese mismo instante. Empujó a Jimin inconscientemente, apartándolo de su lado.

Estaba apunto de llegar al orgasmo y se moría por tocarse, pero se contuvo porque lo que Jimin le acaba de pedir era una barbaridad.

—No seré tu puta, Jimin.

—¿No quieres hacer esto?

—No quiero.

—Pero te gustó la última vez...

—No quiero recordar eso. —dijo Hoseok, y se empezó a acariciar al entrepierna sólo para tratar de calmarla.

—No puedes mentirme. Sé que no dejas de pensar en ello.

JiHope ➼ Compartimos techoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora