14. Él lo merecía / Ella lo merecía 2/3

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Capítulo 14: Él lo merecía / Ella lo merecía 2/3

Me deshice del agarre de Ken. Me había quedado dormida mientras lo abrazaba. Las imágenes de la noche anterior llegaron a mi mente, haciendo que mis mejillas se volvieran de un color escarlata. Me metí a la ducha, raramente hoy no sentía las nauseas matutinas, creo que al fin se habían detenido. Había escuchado que luego de finalizar el segundo mes de embarazo mis nauseas iban a desaparecer, tenía razón.

Tengo que irme — informé entrando a la cocina. Kellan giró sobre su eje y me miró.

— ¿Ahora? — preguntó. Su voz ronca activó mis sentidos, obligándome a mirarle.

Si, tengo que llegar a casa de mi madre. Ella me necesita — dije con un nudo en mi garganta.

Puedo llevarte — sugirió acercándose a mí. ¿Lo dejaría llevarme? no quería que estuviera presente cuando le cuente a mi madre lo de mi hijo, sólo de pensar en la situación me daban mareos. Pero hay que ser realistas, no vivimos en un mundo donde todos se toman las decisiones a la ligera, vivimos en un mundo donde la realidad es tan dura que puede llegar a afectarte de una manera feroz. Miré hacia Kellan que esperaba expectante a una respuesta alusiva a su interrogante, una que nunca llegó porque de mis labios no salían palabras. ¿Qué le diría? No tenía ni la menor idea. Sabía que era bastante inmaduro de mi parte dejarlo con la palabra en el aire cuando, lo único que él hacía era ser gentil y lindo conmigo, pero entre las preguntas de mi cabeza no había una respuesta que solucionara mi bloqueo verbal. Éste salió resoplando enojado de la cocina dejándome sola dentro de estas cuatro paredes solitarias, encerrada en mi cabeza intentando responder interrogantes que ni yo misma podía responder y/o comprender.

Decidí ignorar cada pensamiento, cada emoción e ir tras él. Sé que hacía lo correcto; así lo sentía, tenía que hacerlo. Él lo merecía. Moví mis piernas que habían quedado inmóviles hace unos minutos y me dirigí hacia su habitación. Abrí la puerta dejando ver a Kellan sentado sobre la cama con su cabeza entre sus manos. Se veía abatido y confundido. Me senté a su lado sin siquiera llamar su atención. Ni se inmutó. Estaba enojado y lo sabía. Bajé la mirada con culpa pronunciando un "Lo siento" por lo bajo y por el rabillo del ojo capté su mirada puesta en mí.

¿Qué quieres de mí? — sus labios pronunciaron con un agotamiento adornando su ronca voz. Alcé la mirada hallándome esos fugaces ojos grises abatidos. Yo intenté emitir palabra pero no salían, no sabía cómo contestarle. Lo sé soy una tonta, pensé que sería más sencillo pero, acabo de equivocarme. Me siento como una adolescente que no sabe cómo resolver sus conflictos o como buscarle una solución a ellos, mi mente estaba tan confusa que mis pensamientos se distorsionaban y no me dejaban comprender nada.

¿No tienes nada que decir?, Porque yo sí tengo muchas cosas que decir — Su tono esta vez pasó de cansado a molesto. Permanecí en silencio, necesitaba que dijera todo lo que quería expresar, necesitaba escuchar cómo se sentía, qué pensaba. Porque lo único que hacía yo era abrir mis labios y volver a cerrarlos negando con mi cabeza sin saber qué decir.

— ¿Sabes qué? Estoy harto de hacerme el perfecto ante tí. Te invité a mi casa porque quería que tuvieras más confianza conmigo, por lo del bebé y eso pero mierda que me la haces Mall cuando te pones en modo adolescente inmadura, enserio, aveces no puedo soportarlo. — espetó hostigado. Su tono de voz sobrepasaba las cuatro paredes de la habitación, logrando un eco entre mi silencio y las silenciosas paredes de la habitación. ¿Tan insoportable soy? No tenía por qué ser tan cruel y gritármelo sin piedad en la cara. Sus palabras me habían herido, y mucho, pero no pensaba demostrárselo. Bajé la mirada totalmente avergonzada, tratando de tomar fuerzas para poder hablar sin que mi voz se quebrara.

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