Epílogo

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«Para una mejor experiencia léanlo escuchando This y Wake me up de Ed Sheeran»

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Terminaba de organizar unos papeles en mi oficina, casi eran las cuatro y no quería hacer esperar a Kellan. Todos sabemos cómo terminaría eso. Si se preguntan qué estoy haciendo, pues, logré adentrarme en finanzas ejerciendo lo que sé hacer realmente. Tuve que esperar un buen de tiempo, y no era mucho, pero al menos era más de lo que esperaba. Nuestra pequeña hija ya tenía cuatro meses de edad y no dejaba de sorprendernos. Aún no éramos los mejores padres pero estábamos intentándolo, ¿eso cuenta como bueno cierto?. Kellan y yo seguíamos siendo los mismos, y después del accidente nos volvimos mucho más unidos, aunque aveces tenemos nuestras diferencias, habíamos encontrado un modo de resolverlo sin salir lastimados ninguno de los dos.

El sonido de mi puerta al abrirse me distrajo de mis cavilaciones, sin levantar la mirada de los papeles en mi escritorio pedí que pasara la persona que estuviera allí.

- Emm... ¿Señorita, Adams? - dijo la clara voz de mi jefe, Jona.

Nunca me acostumbraría a ese nombre, era algo realmente extraño.

Elevé mi mirada por un segundo para que supiera que lo estaba escuchando y volví a lo que hacía, ya casi terminaba.

- Yo sólo quería darle esto - continuó diciendo. Levanté mi mirada por segunda vez, sólo que esta vez permanecí con ella arriba. Su mano tenía una rosa blanca con una pequeña tarjeta roja. Sonreí al ver la bonita flor y lo hice aun más cuando leí el lindo mensaje que estaba escrito en la pequeña tarjeta, en una perfecta caligrafía impresa en un color dorado brillante.

«Las rosas blancas simbolizan la pureza de un alma. Tú eres mi rosa blanca»

- ¿Quién le dio esto? - pregunté curiosa, releyendo la tarjeta por tercera vez, aún con la misma sonrisa entre mis labios. Quizás porque esperaba que dijera su nombre para así terminar de explotar.

- Yo la traje - dijo él sonriendo.

¿Que?

- ¿Que? - mi sonrisa se borró casi al instante de que él pronunciara esas tres palabras.

- Es que pensé que accederías a salir conmigo si te lo pedía de otra forma - mi expresión de confusión en estos momentos era enorme y sin dudas que mis sensaciones habían desaparecido. Lo único que quedó fue la decepción y principalmente la incomodidad.

- Esto es muy dulce pero mi respuesta es no. No puedo salir con nadie esta noche, no he visto a mi hija en todo el día y mi esposo debe de sentirse cansado además de solo, no sería justo para ambos que yo me de el lujo de salir por ahí con alguien ¿no cree? - dije fingiendo como si enserio salir con él fuera algo que entrara entre mis cosas por hacer.

- No sabía que estabas casada - dijo él avergonzado, hasta pude ver cómo sus mejillas se sonrojaban levemente.

- Ni al parecer yo tampoco - dijo Kellan entrando a mi oficina. y quizás pensarán que esto sería una situación incómoda pero no era así. Esto más bien era, -conociéndolo bien-, casi un suicidio.

- Creí que esperabas por mi - hablé admirando lo imponente que le hacía ver ese traje azul. Su cabello estaba más largo que como lo llevaba normalmente, solía peinarlo y me gustaba, pero me gustaba más cuando lo lleva al descuido. Si creen que me cansaré algún día de este dios, créanlo que jamás lo haré.

¡Deja de pensar en eso mujer! ¡Esto es importante!

- Pues, eso hice por quince minutos y al ver que no llegabas vine a buscarte, pero al parecer mi esposa estaba ocupada - le lancé una mirada desaprobatoria por su comentario, estaba armando un escándalo por una tontería. Y él decía que yo era la dramática. Por su tono de voz sabía que nada bueno pasaría después de que ambos saliéramos de este edificio.

RAINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora