08. Tiempo

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Capítulo 08: Tiempo

— ¿Estás bromeando cierto? — preguntó en un tono que no me agradó en lo absoluto. — ¿Es un chiste verdad?, no me digas que no has tenido sexo después de mi. No te creo — dijo descaradamente riéndose sin gracia. Mi respiración irregular daba sólo un pequeño indicio a la intensidad de mi enojo, apreté mis puños con tanta fuerza que mis uñas empezaron a enterrarse en mis palmas. El dolor que sentía en mis manos no se comparaba con el que estaba sintiendo ahora, dentro de mí, y no era tanto así como uno intenso sino, más bien, de decepción, me decepcionaba que Kellan pensara de esa manera, que actuará de esa manera. Yo le creí diferente, y acabo de darme cuenta de que las apariencias engañan. ¿Irónico no?.

No es una maldita broma. ¡¿Cómo si quiera se te ocurre pensar algo como eso?! — estallé tratando a duras penas de calmar mis ganas de arráncale las pelotas en este momento. Su gesto endureció y su tez de piel palideció un poco, por un momento me preocupé pero, luego de pensar en lo que había dicho obvié ese sentimiento por el enojo, si, eso está mucho mejor. Kellan empezó a pasarse reiteradas veces las manos por su desordenado cabello y dar vueltas sin sentido en un gesto de desesperación. Tomé sus manos entre las mías en un rápido movimiento, no soportaba verlo actuar de esa forma, era como si fuera un pequeño niño asustado tratando de esconderse del que le asusta. Él sólo dirigió su mirada desde mis manos hasta mis ojos. Podía ver el miedo a través de sus ojos, solté un suspiro y luego solté sus manos que cayeron inertes a cada costado.

Sé que tienes miedo, yo también lo tengo y te entiendo si no quieres estar conmigo en esto, fue mi error y lo asumo no tienes que hacerte cargo, puedo sola — dije con la voz ahogada y rasposa. Kellan arrugo el entrecejo y me lanzó una mirada despectiva.

Necesito tiempo Mall, no puedes venir así sin más soltarme todo esto y pensar que todo estará bien, así no es la vida. Necesito pensar — dijo en un tono desaprobatorio moviendo sin sentido las manos. Comienzo a creer que hace eso cada vez que está molesto o confundido. Intenté hablar pero él colocó un dedo sobre mis labios silenciándome.

Y para que quede claro, nunca vuelvas a llamarlo error Ok, él no tiene la culpa de nuestros actos — dijo con un gesto tan serio que sentí como una corriente eléctrica recorrió toda mi espina dorsal haciéndome estremecer ligeramente. Asentí bajo su feroz mirada haciéndome sentir un fuego quemarme desde dentro. Su dedo que aún yacía sobre mis labios, empezó a acariciarlos suavemente mientras se iba acercando lentamente sin despegar ni una milésima de segundo sus ojos de los míos que ardían en llamaradas de una atracción oscura a la que yo era forzada a entrar sin poder hacer algo al respecto. El bajó su mano y la posó en mi mejilla, cuando estuvo lo suficientemente cerca como para que nuestras respiraciones se mezclaran dándole paso al embriagador aroma que salía de su piel, cerré mis ojos sin poder evitarlo esperando el tacto de sus labios sobre los míos. Uno que nunca llegó, él sólo se limitó a depositar un suave beso en mi frente para seguidamente apartarse de mí. Al abrír mis ojos logré visualizarlo de pie en frente del gran ventanal, aún podía sentir su presencia a mi alrededor haciéndome temblar.

El sepulcral silencio que se había formado a nuestro alrededor hacía que la habitación pasara de acogedora a fría en segundos. Tomé mi bolso y me dirigí hasta la puerta para irme, no sin antes echarle una última mirada a Kellan que ni siquiera se inmutó en voltear, ni siquiera se movió, sólo veía su pecho subir y bajar al compás de su respiración. Y eso era todo, salí por la puerta sintiendo las lágrimas que siempre estuvieron allí pero que nunca les permití salir. Ahora se me eran incapaces de contenerlas, camine rápidamente hacia el primer ascensor, que se encontraba vacío gracias al cielo. Entré y oprimí el botón para descender a la recepción. Al cerrarse las puertas, un sollozo desde lo más profundo de mi garganta se escapó de mis labios, uno que estuve guardando desde el primer momento en que vi los asustados ojos de Kellan mirarme como si no quisiera que esto nunca le hubiera pasado. Mi pecho ardía, me estaba faltando el aire, el reducido espacio se sentía cada vez más pequeño haciéndome sentir mucho peor. Cada segundo que pasaba hacía que me mareara más, me arrastré lentamente por la pared del ascensor hasta llegar al piso respirando con dificultad, me estaba asfixiando, cerré fuertemente mis ojos imaginándome en un campo lleno de árboles y pasto por todos lados, rodeada de pureza y libertad. Inhalé y exhalé varias veces inundando mis pulmones de lo que pedían a gritos, oxígeno.

Mis ensoñasiones fueron perturbadas por un fuerte estruendo proveniente del ascensor haciéndome abrir mis ojos de golpe. Me arrastré hasta los botones, no tenía fuerza ni para ponerme en pie, empecé a presionarlos todos a la vez y no pasaba nada, estaba encerrada. Entré en pánico hasta que resonó una voz dentro del ascensor.

¿Hay alguien ahí? dijo la voz de un hombre.

Si, ayúdenme por favor tartamudeé con un hilo de voz.

Esta bien señorita sólo denos un poco de tiempo, la sacaremos de ahí — dijo la voz de un hombre que parecía ser el rescatista.

Tiempo, todos piden tiempo. Estaba sintiéndome igual o peor que antes, el tiempo no me estaba ayudando en lo absoluto. Todo mi alrededor daba vueltas, me resigné a sólo cerrar mis ojos y esperar.

No sabía cuánto tiempo pasó hasta que sentí que el ascensor volvió a moverse permitiéndome escuchar el bullicio de muchas personas hablar al mismo tiempo, era incapaz de abrir mis ojos o de mover cualquier músculo de mi cuerpo, había perdido la percepción de mi cuerpo. Sentí que alguien me sacudía por los hombros tratando de hacerme reaccionar. No sabía que pasaba conmigo, tampoco es como si quería averiguarlo, solo quería estar en casa y dormir acurrucada.

¡Llamen a una ambulancia, no despierta! — Esa voz, se me era tan familiar. Que hacia él aquí, que hacía Will en el Gyrnic.

Vas a estar bien — su voz sonó temblorosa y asustada, estuve casi tentada a creérmelo.

Sentí como fui elevada por unos fuertes brazos y llevada hacia una dura camilla, escuché el familiar sonido de las sirenas mientras sentía como se me eran colocadas las cintas de seguridad para poder subirme a la ambulancia. Luego todo empezó a tornarse borroso y una neblina cubrió lo poco que me quedaba de mi conciencia, ya no percibía, ni escuchaba nada.

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Sé que no estoy cumpliendo muy bien mi palabra pero estos capítulos son necesarios en la historia, luego sabrán porque.

Los amo un montón
Bye💋💋

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