Felicidad

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Aún no podía seguir con mi vida.
Nico y yo pasábamos los días haciendo música juntos, y llorábamos abrazados por las noches. Mirábamos las estrellas creyendo que una de ellas era nuestro bebé. Yo aún no volvía con mis tíos, Nico decía que yo no debía irme hasta que estuviera mejor. Yo sabía que no quería estar solo en su dolor. Él sufría tanto como yo.
Perdimos la noción del tiempo. Apenas salíamos de su habitación. Bajábamos en mitad de la noche por comida, el baño estaba al lado. Todos intentaban hacernos felices de nuevo, pero eso era casi imposible. Todo se volvió peor cuando mi periodo llegó. Fue la confirmación de que mi bebé ya no estaba.
Una noche, mientras estábamos en el balcón, Dante y Liv nos llamaron. Estaban en la puerta y querían que saliéramos con ellos. Nos negamos, y ellos treparon por el balcón, entrando en la habitación de Nico.
Liv no pudo ocultar su desagrado al verla. Estaba sucia, llena de basura. -¿Cómo rayos viven aquí? -Nico iba a responder algo, pero Dante lo detuvo.
-No nos iremos de aquí hasta que ustedes dos salgan.
Después de una breve discusión en la que ellos mencionaron lo locos que parecíamos y cuánto necesitábamos divertirnos, Nico y yo nos vestimos y subimos al auto de Liv.
Llegamos a la casa de Dante, donde había una gran piscina y una pequeña fiesta. Ahí estaban mis antiguos amigos, Pan, Mir, Nate y algunos amigos de Nico, cuyos nombres nunca he podido recordar.
De repente sentimos como muchas manos nos alzaban en el aire y nos lanzaban a la piscina.
Fue como si nos quitaran todo el dolor cuando nos empapamos. Ambos reímos por primera vez desde que se fue nuestro bebé, reímos como locos.
Me divertí como antes, antes de mi bebé, antes de Dante. Fue como si hubiera vuelto en el tiempo a cuando era feliz. Mi corazón aún dolía, pero tenía a todos mis amigos para apoyarme.
Resulta que sí puedes confiar en los hombres...

Lo que él me hizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora