Unknown Known 2: Rose |BTS|

Capítulo 22

Era Yoon Gi. Trate de apartar su mano de la mía, pero su agarre era un poco fuerte, diría que demasiado, fue imposible apartarme de este. Me jalo hacia la puerta donde se encontraban los demás chicos.

— ¡Que me sueltes! — insistí.

Pero era más que inútil.

—No lo hare...— musito.

— ¡Yoon! — grite su primer nombre.

Este continúo caminando mirando hacia adelante.

— ¡Suéltame! —todo mi peso estaba hacia atrás, pero Yoon Gi me jalaba como si fuera una muñeca.

—No te dejare aquí...— susurro. —Jamás te dejare. — confeso.

***

Me hicieron regresar a la fuerza a la base. Estábamos en un auto todo terreno, Yoon Gi conduciendo, yo como copiloto, los demás chicos estaban en la parte de atrás. No dejaba de mirar la ventana, trataba de no cerrar mis ojos, cada vez que lo hacia aquella imagen venia a mi mente.

"¿Por qué?

¿Por qué tuve que jalar ese gatillo?

¡Ese maldito gatillo!"

—¿July? — escuche mi nombre. Pero no podía dejar de ver por la ventana.

Un punto muerto.

—¡July! — sentí una mano posarse en mi hombro y sacudirme, cuando di la vuelta era Yoon Gi, preocupado por mí.

—¿Si? — pregunte un poco confundida.

Este suspiro un poco aliviado, recién alli me di cuenta de que ya habíamos legado a la base, el auto se detuvo. No estábamos en movimiento. Escuche a los demás chicos bajar del coche.

Era la antigua base, la cual poco a poco se caería a pedazos.

—¿Por qué estamos aquí? — pregunte mientras miraba a mi alrededor.

—Vinimos por algunas cosas. — confeso Mark.

***

Al ingresar recorrí aquellos pasillos, de la enfermería, todo el piso cubierto de polvo, algunas piedras, escombros, partes del techo que se han desplomado. La cafetería, completamente destruida e irreconocible a lo lejos.

La armería, vacía. Sin ningún arma en los estantes, o algunas municiones para recargar las pistolas. Sentí un vacío. Las oficinas, entre ellas la de mi padre, Jackson. Y por último me quede parada enfrente de la puerta, el ascensor.

El cual me llevaba hacia lo que conocía como mi hogar. El cual en ocasiones compartí con KiSeop. Y los otros...

—No te sigas culpando por esto. — susurro Yoon Gi quien se encontraba parado detrás de mi desde hace un buen momento. Pensó que no lo había escuchado, pero sus pasos lo delataron.

—Es mi culpa. — al decir eso me sentía peor. Pero también liberaba una carga cuando simplemente guardaba esas palabras en mi interior.

—No lo es...— insistió él.

Voltee a verlo, uní nuestras miradas, él se acercó unos pasos hacia mí, suspire frustrada.

—No trates de hacer que piense lo contrario. — agache la mirada.

Mis ojos se volvieron cristalinos, trate de contenerme, pero no lo logre, me quebré en llanto. Al recordar aquellos momentos que pase con KiSeop.

— ¡Fue mi culpa! —grite.

Sentía como mis piernas empezaron a temblar. Yoon Gi se acercó a mí, me abrazo fuertemente. Un abrazo con el cual parecía que no quería dejarme ir, un abrazo el cual necesitas en aquellos momentos en los cuales te sientes completamente sola. Cálido, amigable, sincero.

—Ju-July...— creo que él también lloraría.

— ¡Es mi culpa! — respire hondo, al gritarlo sentía en mi interior algo más ligero —Por mi culpa el ya no está aquí...

***

Estábamos en la base B, la cual ahora es la base A, la principal. En mi habitación, encerrada, mirando la pared mientras estaba recostada en mi cama.

No pude dormir por mucho tiempo, hasta que en eso vi el escritorio y en eso vi algo que creí que con ese me quitaría un poco de mi dolor.

—Lo siento Yoon...— musite mientras sentía una lágrima corriendo por mi mejilla.

Tome el cutter que estaba allí, desplegué la hoja y lo puse cerca de mi muñeca. Respire hondo, al cerrar los ojos vi la imagen de KiSeop, un dolor en mi interior. El cual no fue tan fuerte como el primer corte que me di en la muñeca.

***

Escuche que alguien pateaba la puerta, unos gritos. Era la voz de Yoon Gi, cerré mis ojos, sentía algo de frio. Hasta que escuche como la puerta fue derribada por completo. La luz del pasillo la sentí en mis parpados. Alguien me cargo. No deseaba despertar.

Me sentia mejor...

—¿Qué paso? — pregunto mi hermano.

Pero en eso escuche a Nam Joon explicarle.

—Yoon Gi sintió el aroma de la sangre de July. — confeso.

Lo comprendí de inmediato.

Sus cálidos brazos, su tacto. Me hacían sentir aún mejor.

—¡July! — me sacudió. — ¡July despierta!

No deseaba abrir mis ojos. No estaba dormida, pero lo deseaba...

—¡July! — grito de nuevo mi nombre.

Me recostaron en el sofá de la sala, algo incómodo al que solíamos tener en el bunker. Kevin me tomo el pulso.

—Sigue viva...— exclamo.

Aunque la verdad no deseaba estarlo. KiSeop debía de seguir con vida, yo era la que debió de morir.

— ¿Qué tiene? — pregunto Mark.

—No estoy seguro...— respondió Kevin en el acto.

— ¿Coma? —pregunto JiMin.

—No creo...— mi hermano lo dudo.

— ¿Entonces por qué no despierta? — insistió Yoon Gi.

—Porque yo no quiero despertar...— murmure.

Sentí unos brazos rodearme, de mis ojos empezaron a brotar lágrimas, al abrirlos me encontré con las miradas de mis compañeros. Kevin estaba curando mi muñeca herida. Rebecca lo estaba ayudando. Madison trajo algunos implementos. Los chicos trataban de ayudar pero la verdad solamente era multitud.

—No sigas Kevin...— susurre tratando de alejar mi muñeca de él.

Kevin me dirigió una mirada, no sabía cómo describirla. Con sus manos tomo con delicadeza mi muñeca y continúo curándola.

—No fue tu culpa...— susurro. —Y no permitas que tu mente te diga lo contrario. — suspiro.

Cerré fuertemente los ojos, sentí como alguien puso una manta sobre mi, al abrirlos me di cuenta de que se trataba de JungKook. ¿Qué hace él aquí?

—July no vuelvas a hacer eso...— susurro.

Todos ellos...

— ¿Por qué no me dejan morir? — pregunte. Fue algo estúpido, me sentía estúpida, me sentía mal.

En eso vi a Mark y a JiMin reír.

—Hablo en serio. —insistí.

Ellos se hicieron a un lado y Yoon Gi volvió con una botella de agua para mí. Me la entrego en mis manos y se puso de cuquillas a un lado mío, sin interferir a Kevin en su trabajo.

—Nos has domesticado a todos, así que se te será difícil huir ahora...— confeso Yoon Gi mientras pasaba su mano por mi mejilla, tratando de secar aquellas lágrimas que caían.