Capítulo 22

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Alex




El aerodeslizador aterriza cuidadosamente sobre el terreno. La nieve abunda y cuando salgo al exterior, la luminosidad que repliega el sol sobre esa capa blanca, me ciega por unos segundos. Voy directo al campamento que hemos montado. El abrigo ayuda mucho, ya que a pesar de que el sol brilla en lo alto, el calor que emana de nuestros cuerpos es la única fuente de calidez que tenemos. Mi cara recibe el estrecho viento que circula por estas montañas.

- ¡Alex! – me recibe Carl, con los brazos abiertos.

- ¿Cómo está el panorama? – le pregunto mientras le devuelvo el abrazo.

- Bueno. Un grupo de rebeldes ya ha partido. Encontramos una especie de atajo rodeando una de las columnas de la montaña occidental.

Cuando llegamos a la mesa, Carl oprime el botón rojo de una cajita negra que instantáneamente despliega un holograma de las montañas que tenemos adelante. El aparato lo encontró Luke, junto a otros artefactos que hemos descubierto en los cuartos inferiores de la base clandestina. Además de confirmar que los ancestros utilizaban (o planeaban utilizar) la base como cuartel militar, ahora sospechamos que también eran espías. El holograma aun está incompleto pero existe una probabilidad de encontrar el camino más seguro para llegar a la ciudad.

- Esperaremos a que los chicos terminen su recorrido para tener el mapa completo.

El ejército que trajimos se va preparando, en unas horas partiremos al Capitolio y nos infiltraremos por las calles hasta llegar al círculo de la ciudad mientras una ola de nuestros aerodeslizadores ataca la parte frontal de la línea de fuego de la ciudad para servir de distracción o si es posible, ingresar tambiénal Capitolio.

El radio carraspea, Carl intenta comunicarse con el grupo que se adelantó, escuchamos unas palabras cortadas pero después los escuchamos fuerte y claro.

- Lo logramos... en efecto hay un camino viable. Te estoy enviando la actualización del escaneo.

Dice el chico. Una luz verde parpadea en la caja y Carl vuelve a apretar el botón. Esta vez, el holograma se despliega completo y nos muestra un mejor panorama.

- ¿Ahora qué hacemos? – pregunta el chico del otro lado de la linea.

- Monten un campamento, los alcanzaremos y entraremos juntos a la ciudad -. Ordeno.

- Pueden ir avanzando hasta la ciudad para que escaneen cada sección – sugiere Carl.

- No. Sería contraproducente. Si los descubren, sabrán por donde hemos ingresado y vendrían a atacarnos, entonces todos estos días de preparación habrán sido en vano -. Carl frunce el ceño y me acerco a él para susurrarle -. Sé que te mueres de ganas por devastar la ciudad y a todos esos sujetos que se postran entre lujos y comida de sobra. Pero hay que actuar con cuidado. Les llegará su momento, eso te lo aseguro.

Veo que se ablanda un poco y acepta mi comentario.

- Bien. Preparense todos. Quiero que la mitad del ejército lleve todas nuestras provisiones. La otra mitad irá armada y al frente, quienes carguen con bazucas y misiles de largo alcance irán en medio.

Termino y comienzan a moverse. Salgo del campamento y siento el aire golpear mi rostro de nuevo. Una pequeña capa de nieve comienza a caer y veo que el cielo comienza a nublarse, los rayos del sol luchan un momento por seguir a la vista pero al final ceden. Parece que una ligera tormenta se forma en la región, lo que nos precipita a partir hacia el Capitolio.

Días Oscuros: El Comienzo de Los Juegos del HambreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora