A Blog

Relatando hechos del presente, citando a Quiroga, buscando un mejor titulo.

Dejar morir el sentimiento antes de escribir... No, simplemente no puedo.
Horror, tristeza, un sentimiento de culpa... Que no debería estar ahí.
No era el momento, ni el lugar, mucho menos el ánimo. Pero está hecho, no hay más. Así sucedió y no queda otro presente que el presente.
Sé que ahora me ahogo en angustias, no puedo evitarlo, pero... ¿Podría haber sido peor?
Me siento sola, la única presencia que me borra del alma esa putrefacta sensación es la suya, el no lo sabe, ella no lo entiende.
Me ha dicho que no puede prohibirme nada. Si, que no puede. Lo haría si pudiese, pues todo está mal.
Mil advertencias, miradas pesarosas, ni una sonrisa que animase. Ningún aliento, ningún abrazo.
Me carcome una culpa que no es culpa, apenas respiro, apenas si puedo pensar. Cabeza embotada, manos heladas, corazón destrozado.
No hay vuelta atrás. Hubiera vivido feliz en su ignorancia, pero en cierto sentido fue necesario. Tal vez peor hubiera sido posponerlo más.
Duele, no sé como más decirlo. Duele no recibir ni una sonrisa, ni un consuelo y que esas desgajadas tuvieran que contener mi pusilánime presencia. No puedo conmigo y mi incapacidad de expresar mis convicciones.
Ya no.
PUSILÁNIME
Al escribir esa palabra lo he dicho todo. Una gran incapacidad para afrontar situaciones comprometidas.

Si tan solo...
Imposible, pero si tan solo supiera de dónde viene...
El origen de mi retraimiento.
¿Sería más fácil? Creo que no.
No siempre saber el por qué nos libera del gran "que".
Lo que más sale a la luz es mi miedo. Miedo a no salir, miedo a perderlo todo por nada.
Ya da igual.
Dejar las restricciones no es una opción, hacer desaparecer sus preocupaciones mucho menos, quedarme sin intentar es desalmado.
La opción restante, es saltar al vacío.
No sé que habrá al llegar al fondo, pero durante la caída seremos libres.
Libres en nuestro corto radio de acción. Libres, siendo eternos mientras dure.