Supongo

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Me desperté sintiendo un sabor amargo y metálico... si, similar a la sangre...
Es el sabor de la impotencia... el sabor de pensarte y no tenerte. Quien quiera que seas, no te tengo y no puedo hacer nada para evitarlo.
Siento ese vacío, esa decepción. Quiero que me digas que sientes así puedo saber que eres tú, de lo contrario asumiré que no lo eres y seguiré sola. Prefiero convencerme de que no es, es más fácil, más indoloro. Pero es menos arriesgado, menos alucinante.
Supongo que por eso decidimos seguir sufriendo.

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