IX

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La hice llorar.
La emocioné.
Con algo que yo misma escribí, hice que alguien al leerlo lo comprendiera de manera distinta.
Yo al leerlo ya no lloro, al escribirlo ya no lloraba. ¿Se debe la repercusión de esos versos al seguir un buen consejo?

Decálogo del perfecto cuentista- Horacio Quiroga
Punto IX:
No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.

La he dejado morir, escurrirse entre mis dedos, la he recuperado... De eso pude hacer algo más. Ese algo logró una cosa en la que yo misma, como persona humana, he fallado:
Despertar emociones en otros.

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