Hoy

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¡Desgracia! ¡Deshonor! ¡Miseria! ¡Vergüenza! ¡Odio y rencor!
... no, nada de eso, lo siento.
Algunas despotricaron, otras defendieron, otras consolaron. Yo sentí que una pequeña parte del cielo se caía, del cielo que tan alto tenía, del cielo al que tanto cariño y respeto le había tomado. Qué pena, qué pena que una tenga que querer para aprender que la gente miente hasta cuando no tiene porque hacerlo.
No odio, no siento rencor, siento pena y sobre todo me siento mal por ti.
Perdóname, lamentó que hayas tenido que estar tanto tiempo fingiendo amar a alguien de quien pensabas tan mal.

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