Almas En Llamas

"Pensarte"

Sentir la calidez del sol otoñal y la leve brisa del viento en mi rostro, me hace pensarte.

Es pensarte y que surjan deseos incontrolables de tenerte a mi lado. Imaginar por unos minutos tus manos acariciando mi rostro en una delicada caricia que quiero que perdure una eternidad.

Pensarte es suficiente para sentir esa rara sensación en mi vientre que no podría llegar a definir, solo sé que el vació se llena, que revoluciona todo mi ser, convirtiéndome en un manojo de nervios con solo recordar el color de tu voz. Entonces, "recuerdo que no con cualquier beso se sienten mariposas, ni con cualquier cuerpo se arde al punto de fusionarse. No con cualquier alma se es eterno, no con cualquiera uno se hace poema" y en ese momento comprendo que no eres cualquiera. Eres quien provoca todo eso en mi.

Pensarte es aceptar que comprendes todos mis altos y mis bajos, solo porque quieres, porque deseas ser parte de mi, brindarme la palabra justa en el momento indicado, una caricia o el calor de tus brazos. Entregándome una parte de tu alma, una porción de tu ser.

Pensarte es darle libertad a mi alma de extrañarte. Que me hagas temblar sin estar, que tus palabras inunden mi mente consiguiendo  una sonrisa aunque no te pueda ver. 

Pensar que existen tantos mundos, tantos lugares, tantas personas y te encontré. Fuiste un sueño, el deseo pedido a una estrella fugaz o simplemente fuiste casualidad. Entraste sin avisar, sin pedir permiso cambiando mi realidad. Me enseñaste que con nosotros el tiempo no existe pero tu no estas aquí y ahora el tiempo corre inalterable para mi.

Pensarte y saber que puedo hacer que olvides de una vez al mundo entero, solo déjame detener las horas y haré que todo sea un sueño muy real. Déjame acariciar tu pelo, tocar tu piel, fundirnos en un abrazo. Sentir el calor de tu cuerpo, impregnarme de tu fragancia. Déjame perderme en la curva de tu sonrisa, verme en el reflejo de tus ojos y sentir tu voz endulzar mis oídos. 

Déjame sentirte a mi lado una vez más, aunque ya sea tarde porque involuntariamente comprendimos que no podemos ser más que "un préstamo voluntario de momentos inolvidables, que quizás podrían durar una vida entera."