"Esa noche"

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Allí  estaba yo, sentada en un banco del parque, rodeada de gente pero sintiéndome cada vez mas sola.  Estaba pensando en él. Algo cada vez más recurrente en las últimas semanas. Pensaba en los días pasados, en los momentos únicos, en como nos conocimos, las risas, los besos y las caricias. Pensaba en las ironías de la vida, en los imposibles y en la facilidad con las que se desarrollaron las cosas. Vivimos los meses más intensos de nuestras vidas. Meses que parecían años.  

Él, se había robado mi corazón, mi alma se entregó voluntariamente. Ahora ambos le pertenecían.  Lo nuestro era una locura, pero era la locura más intensa de mi vida.No podía dejar de vivirla a pesar de ser consciente que, esta hermosa locura, tenia fecha de caducidad.  

Y allí en medio del caos de mi mente recordé esa noche, en la cual todo había sido diferente para mi. Esa noche en la que, en silencio, quería demostrarle que lo nuestro era algo más que efímero, algo más que un simple arrebato de pasión. 

"Me miro. Sonreí y con mi mano dibuje su rostro una vez más. Inicie ese viaje, ya conocido para mi, con temor al saber que pronto ya no podría volver a emprenderlo.  Permanecimos así por bastante tiempo. En un cómplice silencio. Apoye mi frente en la suya para besarlo; con un beso lento, suave.-Un beso de esos que te roban el alma y te aceleran el corazón.- Un beso sentido, un beso deseado.

Nos desnudamos lentamente, quitando esas prendas que nos impedían sentir el calor de nuestras pieles. Le entregue mis caricias mientras recibía las suyas. Desnudábamos nuestros cuerpos al tiempo que nuestras almas brillaban unidas. 

Las suaves y tiernas caricias dieron paso a unas un poco mas ansiosas, mas calientes, más revoltosas. Caricias que buscaban explorar todos los rincones de nuestros cuerpos reavivando las llamas que siempre arden en nuestros encuentros. Desatando el deseo que rápidamente se convierte en lujuria.

Me penetro con con un inmenso placer, sus manos abandonaron mis caderas y subieron por mi cintura, mis costillas, luego un poco más, llevándome a elevar los brazos por encima de mi cabeza para terminar entrelazando sus dedos con los míos. Entonces, beso mi cuello, en una lenta caricia. Pasando su lengua con extrema morosidad, dejando un rastro caliente y húmedo. Suspire profundamente y él, dejándose llevar por la tentación me dio un pequeño pero sentido mordisco. Un gemido placentero escapo de mis labios entre abiertos provocando que arquee mi espalda bajo su cuerpo, sintiéndolo mas profundamente en mi interior.

Nuestros ojos cerrados, nuestras bocas y lenguas danzando juntas. Nuestras manos se sentían unidas en perfecta armonía. Las aferre con mas fuerza al frenesí de nuestros cuerpos lanzados a la hoguera del placer sin detenernos hasta arder y consumirnos juntos.

Llenábamos nuestros cuerpos de pasión y deseo pero uníamos nuestras almas aun mas, de manera irrevocable. En ese momento yo,  ya era suya. Nunca se lo dije pero estoy segura que vio la verdad en mis ojos miel." 

...Y allí estaba yo, sentaba en un banco del parque, con una media sonrisa en los labios, con una solitaria lagrima corriendo libremente por mi mejilla, con los ojos cerrados dejando inevitablemente que mi mente lo recordara una vez más.

Almas En LlamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora