Enojada grité "¡nunca más te daré un detalle romántico!" De ahí comprendí que tus formas de decirme te amo, vienen en tus acciones, en tu esfuerzo, en cada mirada boba que me das, en cada trasnochada a mi lado esperando a que me duerma, leyendo mis escritos, dedicándome tu tiempo libre, proyectando una vida juntos y contándome tus sueños para ambos, en tu trabajo entregado, en tu "sí pues, me tiene enamorado" que le das a tus amigos (aunque sea con algo de vergüenza por las bromas que te hacen). Las mías son muestras de cariño en palabras, en mensajes, las tuyas vienen en abrazos, en besos, en cuidados, en mil y un cosas que a veces olvido de interpretar. Sí, a veces eres un tonto con las palabras y me sacas de quicio; pero, si no puedes con eso, está bien, porque tu amor también lo veo en la paciencia que tienes de soportar mis enfados ilógicos o mis cambios de humor, en decirme que soy la mejor del mundo cuando aparecen algunas inseguridades, en mandarme a relajar cuando crees que estoy estresada, cuando me cocinas lo que más me guste (a pesar de mis gustos caprichosos)... y en fin, muchos casos más. Cada uno y a su forma tiene su modo de gritar te amo, sólo que a veces lo olvido. Te quiero.