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Dan y yo habíamos quedado a cargo de cerrar la tienda mientras Steve estaba fuera visitando a sus familiares. Mis dedos rutinariamente hojeaban los álbumes, colocándolos en orden alfabético. Era una tarea que se me había hecho familiar, los clientes tras hacer decisiones rápidas, devolvían los CD's de nuevo en los lugares incorrectos. El piso de la tienda estaba vacío, Dan comprobaba y clasificaba las ordenes en el cuarto de atrás.

Cuando el sonido de la puerta de la tienda hizo eco no le preste mucha atención, escogiendo otro álbum para moverlo. Los mechones de mi flequillo fueron apartados hacía un lado, despejando mi visión.

"Lo siento, ¡está cerrado!" Le grité a quien estuviera detrás de mí.

Me arrastré un poco más a lo largo del pasillo, en busca de la sección "T". Pero mis oídos llegaron rápidamente a distinguir el golpeteo de unos pasos pesados sobre la base de la canción que se estaba reproduciendo. Una extraña sensación flotó a través de mi cuerpo. Era una sensación extraña, y algo me decía que no tenía ninguna intención de irse.

"Hola, Precioso."

Me tensé. El saludo normalmente traía un hormigueo en mi totalidad, con las palabras rasposas que salían de la boca de un hombre de pelo lacio. Mi labio inferior tembló mientras mi vientre gruño. El ruido de plástico me hizo saltar, el álbum había hecho ruido al caer en el suelo a mis pies. Mi mano temblorosa subió a mi boca, tratando de ocultar el aliento escapando de mi cuerpo petrificado en sollozos. Podía sentir el calor que era emitido desde la figura de pie detrás de mí.

No era Miguel.

Cuando me quedé parado, alguien se apoderó de mi muñeca, mi cuerpo dolorosamente girando hacía el duramente. Mis temores fueron confirmados mientras yo miraba al hombre que Miguel había derrotado en el ring de boxeo. Yo no tenía ninguna posibilidad. Me di cuenta de que usó su estructura amenazadora a su favor, la intimidación era su objetivo mientras permanecía incómodamente cerca de mí. La tinta negra arremolinándose en su brazo era el rasgo distintivo que me había llamado la atención anteriormente en la semana. No tenía absolutamente ningún deseo de estar a solas con este hombre. Todo lo que yo quería era a Miguel.

"¿No estás contento de verme, Rubén?" Sonrió Scott.

La curva de sus labios realizó un borde siniestro, provocando un escalofrío por toda la superficie de mi piel volviéndola en piel de gallina.

"Vete a la mierda." Le escupí, tirando de mi brazo hacia atrás.
Scott, rio profundamente ante mi débil amenaza.

"Tranquilo.", Se burló.

Sus ojos marrones se dirigieron hasta mi pecho. Tomo el collar de mi cuello, observándolo como si se tratara de una reliquia. Mi visión temerosa escaneó a la puerta, un escape que parecía poco a poco estar convirtiéndose en un imposible.
Miguel estaba a menos de diez minutos. Si corría, podía llegar allí en cinco.

"¿Es suyo?" Scott preguntó con una inclinación de cabeza.

Su pregunta atrajo mi atención de nuevo al hombre que se avecinaba. Mi mano arrebato protectoramente la cadena de las suyas húmedas, poniéndolo a salvo en mi camisa. Pareció encontrar mi acción algo divertida.

"Tal vez podría dársela de nuevo a Miguel... algo para que te recuerde, ¿eh?" Profundizó su voz mientras decía las últimas palabras.

Di un paso atrás con terror, mi cuerpo chocó contra una pantalla. Mi corazón latía con fuerza, mi pulso acelerado mientras mi mente trabajaba a toda marcha. Scott me iba a matar. Rápidamente me di cuenta de que la situación había sido planeada, sabiendo que destruiría a Miguel al estar tan cerca pero no saber nada de los eventos siniestros que ocurrirían sólo un par de calles más. Estoy seguro de que Scott sabía nuestra organización, tal vez él prolongaría esta tortura hasta que Miguel venga a recogerme al trabajo. Quería terminar mi vida delante del chico que amaba.

dark ↮rubelangel™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora