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Había pasado rápido el tiempo y el anochecer se hizo presente

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Había pasado rápido el tiempo y el anochecer se hizo presente. Las siete personas que vivían en esa casa se encontraban reunidas en el comedor como era costumbre. Todos se encontraban comiendo en silencio como lo hacían normalmente pero la rubia se detuvo rápidamente al percatarse de algo... La chica nueva no estaba con ellos, así empezó a ver a cada uno de los presentes para ver si alguno de ellos se percataba de ello también y al no obtener respuestas volteó a ver al peli grisáceo. Él al sentir su mirada dejó de comer y la miró con seriedad.

— ¿Qué sucede? — su voz resonó en todo el comedor haciendo que los demás dejarán de comer también y los voltearan a ver.

— Yo, bueno... — la rubia se sintió intimidada por tener todas las miradas en ella, poniéndola nerviosa — ___-san no está aquí, digo... Ella vivirá aquí, no? —

Nuevamente el comedor quedó en silencio, nadie decía nada. Fueron minutos de silencio hasta que el hermano mayor lo rompió.

— No es como que podamos echarla de aquí, esa persona podría enzañarse contra nosotros. — su tono de voz sonaba somnoliento pero con un toque de seriedad. Reiji suspiró de manera pesada y dirigió su mirada hacia Laito.

—Ve por ella y traela — ordenó y Laito, con una sonrisa pícara, se levanta y camina hacia el cuarto de la joven.

Mientras tanto ___ se encontraba dormida, todo lo sucedido en la tarde la había dejado agotada. En la habitación solo se escuchaba su respiración tranquila. De repente una presencia se hace notar en aquella calma de la que era dueña aquella albina. Esa presencia era de Laito que se encontraba viéndola dormir y a paso lento y cuidadoso se empezó a acercar a ___. Al ya estar a unos centímetros de ella pasó una de sus manos por su mejilla tocándola con cuidado, descende su mano por su barbilla hasta acariciar su cuello, provocando que la joven frunciera el entrecejo aún dormida. Laito rió en voz baja y se acercó a su cuello para comenzar a besarlo; ___ comenzaba a moverse sintiendo la incómoda sensación hasta que abrió los ojos encontrándose con una cabellera marrón rojiza entre su cuello. Al estar consiente estaba a punto de gritar pero una mano tapó su boca.

— Shh, mantente callada o tendrás problemas, bitch-chan~ — su aliento chocó en su oído haciéndola estremecer, seguido de ello, Laito continúo besando su cuello mientras que ___ intentaba alejarlo.

— Alejese, por fa-vor~ — suplicó con voz temblorosa y con sus manos intentando apartarlo.

— Te dije que fueras por ella, no que la acosaras — una segunda voz se hizo presente haciendo que Laito se separara de la albina para ver quien lo había interrumpido y ___ aprovechando su descuido lo empujó levantándose rápidamente para ponerse detrás del peli-gris agarrando su brazo. Reiji no pasó desapercibida este gesto de la joven y la vió de reojo.

— Vendrás conmigo, ahora — Reiji la tomó del brazo y la sacó de la habitación pero antes de irse volteó a ver a Laito, quien estaba sentado en la cama viéndolo con una mirada divertida. — Por tu tontería recogerás la mesa y lavarás los platos. — dicho esto se retiró cerrando la puerta y llevándose a la albina hacia su laboratorio.

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— Toma esto, no has comido nada. — menciona el oji magenta entregando le una manzana. ___ la toma dándole las gracias. — No te confundas, si no estás bien alimentada no nos sirves para nada.

Sus palabras fueron duras haciendo sobresaltar a la fémina.

— A qué te refieres con eso..? — pregunta en un murmuro ___.

— Primero que nada — su mirada era seria — no me tutes, cada vez que te dirijas a mí será con respeto, quedó claro? Segundo... Qué tanto sabes sobre Karl Hainz? — la fémina lo vió rápidamente pero Reiji estaba dándole la espalda. Ella se quedó unos momentos callada hasta que decidió hablar.

— No se... nada — mientras contestaba su mirada estaba fija en la manzana que él le había dado — Lo único que sé de él es que fue amigo de mis padres pero nunca lo había visto en mi vida. Ni siquiera sabía que tenía hijos, cuando hablamos sobre quedarme en su casa en ningún momento mencionó aquello. —

— Con que así fue. —se dió la vuelta revelando una taza de lo que parecía té y se la ofreció a ___ quien la tomó con cuidado dejando la manzana en el escritorio — A partir de ahora vivirás aquí, asistirás a la misma escuela que nosotros y sobre todo harás todo lo que te ordene. Bebe — ordena señalando la taza, ___ mira el contenido de la taza y sin más, le da un sorbo ante la atenta mirada de Reiji.

— Yo... Entiendo.. — sus palabras comienzan a ser arrastradas mientras no puede evitar parpadear muchas veces.

— Espero no nos causes problemas, ya suficientes tuvimos el año pasado para que tú vengas a traer más. —

— N-no, no seré una molestia, lo pro- prometo... Disculpe... Qué tenía ese té? — cuestiona ___ tambaleándose y agarrando el borde del escritorio para no caer.

— Veneno — los ojos de ___ se abren ante su respuesta comenzando a sentir miedo — Quiero ver cuán resistente eres ante el — mediante contesta él se va acercando a ella hasta estar frente a frente. La toma bruscamente de su barbilla para alzar su cara; los ojos de la albina estaban dilatados y su cuerpo temblaba.

— P-por qué...? — susurra luchando por no cerrar los ojos y lo ve fijamente sintiendo sus piernas temblar — ¿Qué es lo que ... realmente son? — cae sobre su pecho aún conciente pero débil.

— Aún no lo sabes? Habían muchas pistas — de forma indiferente la toma de los brazos y se acerca a su cuello, olfateandolo con suavidad — Pero claro, creo que estaba esperando mucho de una humana como tú... Recuérdalo bien. — la mira por última vez para acercar sus colmillos a su cuello — Los vampiros existen.. y estás a punto de ser mordida por uno. — finalizó encajando sus colmillos en su suave piel robándole un gemido lleno de dolor. El dolor que experimentó ___ en ese momento fue uno que nunca había conocido. La caída desde un árbol, el correr por la calle y caer al suelo, ninguno de esos dolores se comparaba al que se le estaba sometiendo ahora.

Sus débiles manos apretaron la ropa de Reiji en un intento de hacerlo parar pero no había funcionado, él seguía bebiendo de su sangre sin importarle el estado de la joven.

— Pare... Por favor... — suplicó la joven antes de desmayarse por la pérdida de sangre sumando el efecto del veneno. Reiji al percatarse de ello se separó lentamente pasando su brazo al rededor de la cintura de ___ para evitar su caída y la observó detalladamente.

— Realmente no entiendo qué tienes de importante para que ese hombre te trajera aquí — la cargó hasta dejarla en el sofá individual que tenía en su laboratorio para ir por el antídoto y dárselo a ingerir antes de que sea tarde. Al tenerlo listo se lo dió cuidando que no se desperdicie y a los cinco minutos vió que estaba haciendo efecto.

Reiji se levanta dispuesto a seguir con sus experimentos pero una frase lo hace detenerse y mirarla extrañado.


— Él no debe enterarse, promételo Reiji... —

Fue Bueno Mientras Duró       |Diabolik Lovers|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora