Solo y vacío

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Narrado por Axel

¿Qué se puede hacer cuando regresa el ex -novio de tu novia que le hizo mucho daño y que además resulta ser el empleado de más confianza que has tenido, tu novia se escapa con lágrimas en los ojos huyendo de él y tu no puedes seguirla porque recibes una llamada de vida o muerte en la que un ex-empleado resentido te amenaza de muerte a cambio de 2 millones de dolares y hablas con tu novia, hacen el amor, crees que todo se ha arreglado y te contará sobre su pasado pero ella decide irse en el último minuto?...

Seguramente esa es la pregunta más larga que se ha hecho un hombre sentado en la acera de la casa de su novia, semi-desnudo solo con una toalla rodeandole la cintura, mirando hacia la dirección que hace solo unos minutos se marcho su musa sin siquiera decirle adiós, sin mandarme al diablo, o sin decirme cariñosamente los motivos de su partida.

En mi mente y corazón empieza a dibujarse una enorme incógnita y las malditas preguntas empiezan a llover nuevamente, entre ellas la más grande e importante...

¿Por que carajos siempre me abandonan?

Primero Griselda, lo cual es pasado ya superado, pero ahora ¿Sonya? De la que menos me lo esperaba.

Yo que empezaba a ilusionarme y a pensar en un posible futuro juntos, no se... una relación larga y estable.

¿Pero como pude siquiera pensar eso si nunca hablamos sobre su pasado?

De veras Axel, más estúpido no pude haber sido.

El sol empieza a asomarse y caigo en la cuanta de que tal vez llevo demasiado tiempo sentado aquí afuera, así que decido entrar para que los vecinos de Sonya no me tachen de loco o algo así.

Subo las escaleras hacia su cuarto y cuando llego me dejo caer sobre la cama sin ánimo alguno miro hacia el techo tratando de poner mi mente en blanco y pensar fríamente que podría hacer en una situación como esta.

Me siento decepcionado, herido, abandonado (es que lo estoy) pero intento entenderla porque algo muy fuerte le ha hecho él para que ella reaccione de esa manera, sea lo que sea que le haya hecho le ha dolido mucho y ha provocado en ella la necesidad de alejarse.

Intentaré llamarla, debo hablar con ella antes de tomar cualquier desición porque ya pase por el abandono una vez y no pienso quedarme esperando su regreso como lo hice con Griselda quien nunca regreso sino hasta un año después.

No pienso repetir esa experiencia.

Busco el celular en mi pantalón y me vuelvo a tirar sobre la cama.

La llamo pero me manda al buzón de voz, lo intento de nuevo y sucede lo mismo, así que decido dejarle un mensaje de voz:

-Hola Sonya, soy Axel - luego de un largo suspiro añado - no se porque decidiste marcharte si sabes que podrías haber hablado conmigo y yo te escucharía y te entendiría, no soy quien para juzgarte. No se cual fue el daño tan grande que te hizo Carlos como para que huyeras de él pero yo no merecía que te fueras de mi tambien, solo quería una explicación. Sonya, regresa por favor, debemos hablar de esto y llegar a un acuerdo, es hora de que dejes de huir y te estabilices y aquí estoy yo para ayudarte con eso, me oíste, estoy aquí para ti.

Cuelgo y me acomodo en la cama con la esperanza de que cuando vuelva a encender el celular escuchara el mensaje, regresará y me encontrará aquí, en el mismo lugar donde me dejó.

Pero mis esperanzas se van desvaneciendo cuando veo son las 12 del medio día y no hay señales de ella, ni una llamada, ni un mensaje. Intento llamarla de nuevo pero voy otra vez directo al buzón.

- Amor, cuando escuches este mensaje por favor llamame, escribeme o al menos dame una señal de que estas bien y que escuchaste el primer mensaje. Estaré aquí en tu casa, esperandote.

Cuelgo decepcionado y con la sensación de que no llegaré a ninguna parte, menos con el estomago vacío, no recuerdo cuando fue la última vez que comí, tal vez ayer en la tarde.

Bajo hacia la cocina y busco en su refrijerador a ver que encuentro de comer y tomo lo primero que veo (jamón y queso) busco un vaso para tomar leche y tomo de la funda de panes que hay en la alacena.

Me siento a la mesa y pienso en lo bonito que sería desayunar con Sonya, ella frente a mi mientras hacemos chistes sin sentido y nos reimos con comida en la boca.

Escucho que suena el celular, me pongo de pie y subo corriendo las escaleras, abro la puerta y salto sobre la cama para coger la llamada.

- bueno

- buenas tardes señor Castillo ¿se acuerda de mi?

-¿Ector?

- Señor Ector Mendoza para usted ¿ha pensado en lo que hablamos?

- no, no lo he pensado en lo más mínimo, porque yo a usted no le tengo miedo y sus amenazan me importan muy poquito, desde ahora le aviso que ando solo...

- ya veo, tal vez se tome las cosas mas en serio si le comento que su querida hermanita esta incluída en el combo

- ni se te ocurra meter a mi hermana en esto

- uy, donde más le duele ¿verdad? - se ríe y yo tengo unas ganas tremendas de atravesar el teléfono y ahorcarlo - sé donde vive, donde estudia, cada paso que da en su día a día por lo tanto tengo el poder de hacerle daño, así que si quiere tranquilidad en su familia, ya sabe la cantidad y no habrá heridos, esta advertido.

Cuelga

- espera...¡espera, maldito! - grito de impotencia.

Ya es demasiado para una sola persona, demasiadas cosas que asimilar y a las cuales responder, me visto rápidamente y bajo las escaleras de nuevo hacia la cocina, busco y plato desechable y meto los panes el jamón y el queso rebanado, dejo el vaso de leche y tomo un yogurt.

Tengo mucho que resolver pero debo comer primero.

Corro hacia el auto,pongo todo en el asiento del copiloto y arranco el motor.

Mi estúpido jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora