V A L
A Tobías le llevó doce semana el poder entrenarme hasta tener la condición promedio de todos los luchadores.
Durante ese tiempo las peleas que se celebraron fueron solo entre nosotros. No hubo ningún miembro nuevo que se agregó o que haya entrado al cubo, los únicos que entraron fueron luchadores; así que nuestro número empezó a bajar de forma drástica.
Las reglas en ese tipo de peleas cambiaban y no se podían detener a menos de que aunque sea uno terminará muerto.
Durante el tiempo que había escuchado acerca de los luchadores pensaba que eran seres sin alma, por lo cual, no sentían ningún tipo de compasión cuando eran obligados a asesinar a sus compañeros. Pero no era para nada lo que yo y muchos más pensábamos.
Cada vez que una lucha de este tipo era anunciada todos se despedían como si fueran a la guerra. Algunos abrazos, palmadas en la espalda, palabras de aliento y besos en la mejilla para los más allegados era la forma en como se despedían antes de salir por las puertas del gimnasio, ya que en este tipo de combates no era Toby quien decidía quienes lucharían, si no los otros dos líderes o los gobernadores.
Para ellos eran el dolor más fuerte que tenían que pasar. Y era algo, obvio. Entrar al cubo con tu mejor amigo y saber que solo uno de los dos podría salir con vida era una carga tan pesada para algunos, que ambos decidían morir dentro.
Durante ese periodo de tiempo, corrí con la suerte de jamás ser elegida, así que, junto con Tobías y algunos otros, fuimos los únicos en no tener que entrar a matar con quien compartíamos plato.
La forma en como ellos sufrían y mantenían su propia lucha me hacia pensar y me mantenía mi mente ocupada mientras practicaba. Había logrado aprender diecisiete diferentes formas de combate, lo que le pareció suficiente Tobías como para dejarme entrenar a lo sola.
Por las noches, cuando colocaba la cabeza sobre el incómodo colchón me pasaba en vela debido a que sufría insomnio psicofisiológico crónico, así que me distraía pensando en todos los que había conocido en los seis meses que llevaba en la prisión.
Tantas vidas, tantas historias construidas dentro de esas cuatro paredes de concreto bañadas de la carmesí sangre que se derramaba a diario tan cerca de ellas. No era el mundo que a mi padre le hubiera gustado ver.
Algo dentro de mi hizo click y un nudo en mi garganta se hizo presente cuando pensé en lo que hacia mucho tiempo había perdido, mi familia.
Pensé en las dulces manos de mamá que jamás conocí porque murió cuando yo nací. En los constantes cuidados y regaños de mi padre mientras me criaba para que fuera la líder de los fugitivos. Y en la fragilidad del cuerpo de mi hermano de mayor, que a pesar de estar enfermo, hasta en el último momento me protegió.
Los amé con mi vida.
Todos los fugitivos me consideraban egocéntrica, así como los luchadores comenzaban a hacerlo, debido a mi personalidad y mi constante deseo de siempre querer ser la mejor en todo lo que hacia.
¿Pero que podía hacer al respecto? Me gustaba ser el centro de atención.
Hubo un tiempo que mi padre detesto mi carácter. "Si tan solo pensarás tantito en los demás antes que en ti misma, serias una gran líder" fue la última cosa que escuche de él. Aquella vez escapé hecha una furia y cuando regresé a los días, me enteré que mi padre intentó seguirme, pero fue atacado por un animal salvaje.
Intenté cambiar por él y por mi hermano, pero cuando supe de su muerte todo mi mundo se vino abajo y una gran responsabilidad fue echada en mis hombros.
Y al final lo que él me dijo fue verdad, aquella noche no pensé en nadie aparte mi y gracias a ello fuimos atacados.
Jamás cambiaría aquello.
No me di cuenta cuando me había quedando sentada en la cama, en posición fetal e intentando no llorar.
Reaccioné debido que escuche varias voces entre las penumbras.
—Tobías, temo que han comenzando a sospechar —Escuché en forma de susurro la voz de Jean quien era, la mano derecha de Toby.
—¡Eso no puede ser posible! —El tono de voz de Toby era algo más alto que el del chico de piel oscura, pero no lograba ser lo suficiente alto como para despertar al resto— ¡Nos hemos cuidado en que nadie más aparte de los involucrados, personas de alta confianza sepan de los planes!
—Lo sabemos Toby... —Pude apreciar la voz de Annie, la pequeña niña, dirigiéndose al líder— Pero están haciendo algo que jamás habían hecho y solo llaman a los hombres más fuertes que tenemos para las luchas, ¿no te resulta sospechoso esto?
Un pesado suspiro me fue fácil de apreciar de Toby, cuando las voces comenzaron a moverse rumbo a la habitación de Toby, que le servía más de oficina o algo por el estilo, que desprendía una tenue luz de su interior.
—Tienen razón —Aceptó por fin el castaño— Debemos poner en marcha los levantamientos antes de que sea demasiado tarde y el trabajo de tantos años se nos venga abajo.
Varias voces más se hicieron presentes mientras le daban la razón al chico, antes de todos entrar al lugar donde moraba el líder, cerrando la puerta detrás de ellos dejando por completo en penumbras al gimnasio.
Entones la tremenda curiosidad de saber que había detrás de esas puertas recorrió mi sistema.
Y un pensamiento fugaz se destaco entre los otros que llenaban en ese momento mi mente, logrando una impresión.
Solo había una palabra que podría definir lo que ellos habían intuido que llevarían a cabo y que encajaba a la perfección con el sinónimo de levantamiento.
Es una revolución... Supongo.
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Radioactive ✇Toval✇
Fanfic❝Welcome to the new age To the new age❞ ❝I'm radioactive... Radioactive❞ Eran las frases que todos en la prisión gritaban, mientras me golpeaban sin compasión, a la vista atenta de ellos. Esto es, el Apocalipsis. ✇Historia...