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V A L

Paseaba entre mis dedos un signo de radiación forjado en metal que había encontrado tirado en el piso de uno de los pasillos, mientras junto con Tobías volvíamos de recoger las provisiones para los luchadores.

Habían pasado dos semanas desde que todo el plan me había sido revelado y cada vez la tensión se sentía mayor en nuestro alrededor.

Dormíamos cada vez menos por entrenar hasta altas horas de la madrugada y despertar cada vez más temprano, lo que a mi no me afectaba del todo porque al padecer casi toda la vida insomnio y ya estar acostumbrada.

Toby nos obligaba a luchar sin las máscaras antigases, lo que a la mayoría nos debilitaba y aunque le rogáramos que nos dejará portarlas sólo ganábamos que cada vez las usáramos menos.

Mientras volvíamos al gimnasio encontramos otros signos de radiación tatuados en algunas personas, dibujados en las paredes, techos o pisos y hechos a manera de pequeñas señales con diferentes objetos como el que llevaba en la mano.

Cuando le pregunté a Toby si sabía que significan o al menos porque estaban él me declaró que tenía una leve sospecha, pero que esperaba con todas sus fuerzas que esa no fuera la razón.

Cuando estábamos a punto de llegar Annie vino a nuestro encuentro, con sangre bajando de su frente.

Tanto yo como Tobías soltamos las provisiones que traíamos en las manos, cuando Annie se desvaneció a penas un par de metros de nosotros, por lo que corrimos hasta ella.

Toby la levanto de una manera brusca y la agito, reclamando una explicación para su estado; debido a que jamás nadie la había llegado a herir a ese nivel en algún enfrentamiento a lo que ella sólo pudo apuntar con debilidad hacia donde estaban las puertas abiertas de par en par del gimnasio y susurrar algo que anunciaba catástrofe.

«Han descubierto los planes»

Tobías la dejo caer, a lo que esta puso de manera torpe los brazos para no golpearse de nuevo, antes de ambos comenzáramos a correr en dirección del gimnasio, conmigo detrás de él, dejando a Annie tirada en medio del pasillo, ahora ella no era la preferencia.

Al entrar, contemple como algunos de los luchadores se amontonaban en grupos, presas del miedo y con la mirada pegada en la puerta que llevaba al recinto de Toby o en los chicos que estaban tirados en el piso, con heridas considerables.

El castaño les ignoró a todos y se dirigió corriendo hacia donde estaba su dormitorio y de donde provenían voces y sonidos de cosas rompiendose, donde se encontró en la puerta, a un mal herido Jean.

Yo iba pisándole los talones, por lo que me pude dar cuenta de como dudó si en detenerse y ayudarle al que parecía su único amigo en el sitio o continuar; pero al final solo chasqueo la lengua y se apresuró a entrar a su oficina.

Le seguí, pero no pude pasar mucho más allá de la puerta, porque me quede estática, invadida por el miedo de lo que estaba apreciando.

Los dos líderes de las áreas restantes había destrozado todo el lugar, toda la información que Toby tenía a manera de códigos estaba rota y tirada por el suelo y la habitación echa un desastre, como si la guerra de los cuatros años hubiera acontecido ahí mismo.

—¿Qué rayos creen que hacen? —rugió Toby entrando a la habitación y dirigiéndose a uno de ellos, el de la máscara blanca; jalando su brazo en medio de tics— ¡No tienen ningún derecho de irrumpir en mi oficina de esta manera!

Radioactive   ✇Toval✇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora