-Peligro-

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Seguimos caminando. Iba detrás de todos. Cruzamos algunos puzzles con facilidad. Algunos íbamos recordado el camino.

Pronto llegamos a un puzzle extraño. Había varios switches al lado de grandes pilares, de diferentes colores.

Tardamos 20 minutos ahí. La primera era sencilla. Pero había dos habitaciones mas, iguales. Yo iba a hacerlo, intentando recordar toda el área. Pero lo tozudez de todos me lo negó. Al final, todos menos la Chikis se rindieron.
Finalmente salimos de ahí.

Llegamos al área de Napstablook. Se mantuvo ahí, hasta que la Chikis se acercó.
Desapareció, justo como un fantasma.
"¿en serio la Chikis es una genocida?.... No quiero creerlo, pero".

-¿Ese era Napstablook?-.

-..si-.

Nos miramos confusos.
Continuamos el camino.

-¡Donas!-.

Terminamos pagando donas de araña.
Lo bueno es que nos alcanzó para bastantes gracias a la chikis. "¿De donde consiguió tanto oro?".
Dos cada uno.
Finalmente llegamos al área de Toriel. Nadie tenía una sola herida, además de las de la caída.
Toriel llego caminando, sin vernos.

-oh dios, eso tardó demasiado- iba a llamarnos, sonó el teléfono en mano de Chikis, pero al vernos colgó. -¡mis niños!- se acercó corriendo. -ni un solo raspón, ¡impresionante! Sin embargo....- pareció ver a la mayor de nosotros. -...¡d-de cualquier manera! Mi casa esta adelante. ¡Vamos!-.

La chica de la que yo dudaba parecía querer quedarse fuera. Pero no me moví hasta que ella entró.
Une vez dentro, Toriel continuó hablando.

-¿Huelen eso? ¡Sorpresa! ¡Es un Pay de Canela y Caramelo!-.

-¡Pay!- gritaron algunos. Todos veníamos hambreados y cansados. Solo esperábamos que el resto del viaje no fuese así, por qué que maldito asco.

Y como al inicio del juego, nos dirigió a una habitación.

-Los niños duerman aquí- pidió.

-Pero--.

-Mama Toriel dijo- le gruñí a Luis en broma

-And--.

-¡Mami Toriel dijo, fruto!-.

Todos reímos, soltando un poco de tensión.
"Espera"
"¿y la Chikis?".

Se acercó a nosotros lentamente la castaña. Venía de afuera.
No quería dudar de mi amiga.... Pero era demasiado sospechoso.

Las chicas fuimos a la habitación al final. La que se supone estaba en renovaciones.
Entramos. Parecía una habitación completamente normal, y era bonita. Había tres colchones acomodados con una sabana encima, una almohada, y una cobija. Las tres nos tiramos.

"Ella es nuestro futuro. ¡Tienes que protegerla!"

Desperté de golpe. Todo estaba obscuro. Mis dos amigas permanecían acostadas. Estaban aún dormida. Volví a acostarme. Me quede pensando. La chikis es la determinación. "Ella es la protagonista de esta historia. Nosotros tenemos que cuidarla. Es todo" me dije con tristeza.
Suspiré.
Cerré los ojos, y pronto, y sin darme cuenta, me quede dormida.

Me levante al sentir un peso encima. Aún se veía obscuro.
Lo único que note eran dos orbes rojos sobre mi, tapados por hilo, o cabello.

-Aún no-.

Recibí un golpe, y quede dormida de nuevo.

"¡-----! ¡No puedes rendirte! ¡Mantente determinada!"

Y fastidiada además de adolorida, volví a abrir los ojos. A mi lado, dormida, estaba Ale. Enfrente, poniéndose los tenis, estaba Chikis.
"¿Cuándo se los quitó? Nos tiramos directamente a dormir...".
Ignorando a mi mente traicionera, me levante. -Dias-.

Ella volteó, sobresaltada, y al verme sonrío. Se veía un poco tétrica.

-Hola Andy~- dijo con voz cantarina.
La Alexandra pronto se despertó.

-Agh. ¿Por qué tenía que despertarme cuando esos dos iban a casarse de nuevo?-.

Reí.
Al voltear al suelo, había tres rebanadas de Pay. Tome todas, y las repartí a las otras dos, guardando mi parte.

-Vamos. Hay que salir de aquí-.

Al salir, fuimos a levantar a los niños. Una vez todos listos, me arriesgué a preguntar a Toriel.

-¿cuándo podremos volver a casa?-.

Ella me miró con tristeza. Ni siquiera se detuvo.

-Espérenme aquí- y bajó los escalones.

Voltee a ver a mis amigos. -De aquí, continuaremos para intentar llegar a casa. Es probable que algunos vayamos a morir, pero gracias a los guardar todos estaremos bien. Si alguien quiere quedarse, no objetaré-.

Gustavo decidió que comer y dormir era mejor que ir a casa.
Los demás bajamos. Nos encontramos con Toriel al final del camino.

-Si continúan, el... Asgore. Los matara. Por favor. Vuelvan arriba-.

-...Lo siento Toriel- dijo Rodolfo.

-...bien. Entonces, demuéstrenme que son lo suficientemente fuertes para sobrevivir-.

Se abrió la pantalla de pelea solo para mí. No tuve problema en esquivar ataques. Era complicado, pero no tanto. Pronto, Toriel aceptó mi perdón.
Al salir, me abrazó.

-Esta bien- se separó de mi. -Eres valiente, y determinada. Por favor, tengan cuidado. Y... Una vez que salgan... No vuelvan. Espero lo entiendan-.

Ella se fue caminando hacia arriba. Volteó un minuto, y se fue. Abrío la puerta. Todos menos la chikis salieron.

-¡Oh! ¡Mi ropa se mojó! Adelántense ustedes, iré a pedirle a Toriel un cambio-.

Todos estuvieron de acuerdo, y se fueron.
Yo espere. Me quite los tenis, y le pedí a Ale que se quedase en la puerta.
Subí siguiéndola.

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*P.O.V*
Una castaña, la mayor de la generación, la determinación, estaba en el estado de pelea. Un chico, bastante herido, estaba frente a ella, intentando esquivar o retener los ataques con el cuchillo que ella robó de la cocina apenas hace unos segundos. En el suelo había polvo.
Finalmente, cayó. Sangre empapó la ropa de la chica. Miro con una alegre locura al chico, quien ya estaba cansado y no tenía cómo defenderse.
La pantalla de pelea desapareció cuando la castaña saco el cuchillo del cuello de su antiguo amigo. Sus ojos eran rojos, y tenía un dulce sonrojo rosado.
Se alejó a la habitación donde durmieron los hombres y salió con un suéter verde con una franja amarilla, un short café, y zapatos cafés. La ropa que ella tenía estaba tirada en el suelo de la habitación, y la sangre había sido limpiada con las sabanas y un poco de agua. ¿Qué más daba? No habría nadie más ahi. Nadie vendrá de nuevo, jamás.

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Cuando Gustavo cayó al suelo, desangrandose e intentando gritar, y la Chikis se volteó hacia las habitaciones, sin siquiera notar que yo estaba viéndola desde una orilla en las escaleras. Bajé corriendo. Gracias a que no tenía los tenis, no sonó en absoluto.
Llegue con los demás, le dije a Alexandra que cerrara la puerta.
Teníamos que irnos. Ya.
Me puse los tenis y los apuré por el camino. Íbamos corriendo.

-¿Y la Chikis?- preguntó Ale, preocupada. No había querido dejarla, pero no le deje opción.

-Créeme, ahora mismo, es un peligro-.

Guardando.....
Partida guardada.

Friends in Underground [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora