-Resignación-

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Finalmente estábamos en la salida. Había un camino con una puerta que llevaba a las ruinas. La idea era que todos los sobrevivientes entrásemos ahí, y derrumbáramos la entrada. Papyrus al inicio se vio preocupado por la falta de Undyne. Luego, cuando dijimos que no volvería a Snowdin, se desesperó.
Sans lo consoló, y animo un poco.
Alphys monitoreaba por una tableta a Chara. Los demás veíamos como todos entraban. Solo faltábamos los humanos, Alphys, y Sans. Papyrus fue enviado desde un inicio, para evitar que intentará volver.

Mettaton había vuelto al núcleo para detener a Chikis cuánto tiempo pudiese.

-Ale, Pedro, Landell- los llame. Estaba sería. Tenía ganas de llorar, pero no lo haría. Voltee a Sans y a Alphys -Alphys, Sans-. Todos me miraban atentos. Ya no había más que hacer. -Váyanse-.

Me miraron, por novena vez en todo el tiempo que llevábamos aquí, como si estuviese loca. Todos. -¡¿estás loca?!- se desesperó Sans

-Andrea, entiendo que eras medio suicida, ¡Pero no es para esto!-.

Sans me miró. -¿Eras suicida?-.

Fulmine a Pedro con la mirada por hablar de más. -no es que sea suicida o no. ¡Y eso da igual! ¡Sólo váyanse y cierren la entrada!-.

La Ale, cansada, ni corta ni perezosa, me dio una cachetada. Genial Ale, ¡nunca en la vida haces nada sobre mi y cuando lo haces, es para pegarme! Esto es injusto (y yo con ganas de poner caritas como la de aquí ----> ;n;).

-Auch, ¿eso por qué fue?- la mire disgustada.

-¡No te vas a quedar! ¡Acabo de perder a una de mis amigas, y no perderé a la otra por la que ya perdí!-.

Sonreí con pena. -lo siento Ale... Vamos-.

Sans se empezó a retirar. Lo detuve, y lo jale conmigo, hacia dentro. Se vio sorprendido. -Vamos todos- corregí. -Papyrus nos espera-.

Todos pensaron que era entendible. Voltee hacia Alphys y le pedí el arma con el que iba a derrumbar la entrada.
Voltee a la Ale. -Lo siento-.



No pudieron detenerme. Una vez me dieron el arma, corrí hasta nuevo hogar, de vuelta, mientras disparaba el sistema y veía como piedras caigan detrás de mí, tapando mi única salida de escape, escuchando gritos. "Andrea" "Niña". Tire el objeto, y corri hacia la casa de Asgore. Corrí a la habitación que solía ser de los hijos del rey, y abrí el par de cajas, equipándome los dos objetos.
Recordé la última posición de Chara. "A estas horas ya debe haber llegado al MTT resort. Supongo que se quedará ahí a dormir".

Me recosté en una esquina de la habitación, con el cuchillo real en mano. Si la Chikis aparecía y me tomaba desprevenida, podría intentar atacar antes de que nada pasase. Mire mi bolsa. Saque el celular. Tenía poca pila, pero había estado apagado casi todo el viaje, así que todavía tenía. Lo revise. Extrañamente tenía conexión. Miles de llamadas de mis padres. De mi familia. De las chicas. Y ahora de mis amigos. El teléfono vibró, asustándome. Era la Ale. Mire con tristeza y colgué.

Tengo una pésima condición. Sé que voy a morir, de una u otra manera. Le mande un mensaje de despedida a mis padres. Las chicas nunca conocerán a la fresa, por que ella estará a más de mil metros bajo tierra, muerta. Literalmente. Haha. Sonaba más divertido e irónico en mi cabeza. No había ruido alguno. No tenía hambre. Todo me había quitado el apetito. Sin embargo, y solo por qué sé que debo comer, fui a la cocina, después de guardar el celular, y robe un poco de comida del refrigerador. Es decir, de todos modos Asgore iba a morir después de mi. No creo que le importe. Escuche un ruido, así que empuñé el arma, nerviosa. "Quizás es mi imaginación".

Camine de vuelta a la habitación. Antes de entrar, sentí que alguien me tomaba del hombro con mucha fuerza. Entre en pánico y lancé un ataque hacia atrás. Afortunadamente, el esqueleto lo esquivo. Me miró con enojo.

-¿En qué estabas pensando niña?- dijo con un tono de reclamo.

-¡¿qué demonios haces aquí Sans?! ¡Deberías estar allá! ¡Con los demás!- grite desesperada.

-¡¿y tú?! ¡Ya estabas a salvo! ¡¿Por qué la obsesión con detener a la otra humana?!-.

-¡es mi culpa que estemos aquí! ¡Debo remediarlo!-.

-¡no arreglaras nada muriéndote!-.

Gruñí, harta de su necedad. -¡Yo me muero si me da la regalada gana! ¡Ahora, vete con los demás!-.

Su mueca se tornó en una de desesperación. Casi parecía que era capaz de romperme todos los huesos ahí mismo, si era necesario, para llevarme con los demás. -¡Demonios niña! ¡No iré sin ti! ¡Y no iré contigo!-.

Le mire con desagrado. -¿Qué pensará Papyrus si no vuelves?-.

Se quedó en silencio. -Volveré-.

Reí con sarcasmo. -¿Qué te hace creer eso?-.

-Derrotaré a esa sucia asesina y volveré-.

Lo vi a los ojos. -Sans, ella puede resetear. Muere, y reaparece. Es todo parte de un juego. De un cruel juego en el que el mundo está en sus manos. Y ninguno tiene una opción sobre eso-.

Él me miró, sin entender. -¿q-qué?-.

-En la superficie- comencé a explicar -Se creó hace mucho un juego, llamado Undertale. Un juego que pronto se volvió popular. Este juego, Sans. Es la misma historia, los mismos diálogos, casi lo mismo que sucede. La única diferencia es que la protagonista no cayó sola. Caímos todos. Logramos salvar vidas al costo de perder vidas. Todo por un juego que ya estaba planeado, y que seguirá, una y otra vez-.

Él me miró con sorpresa y tristeza. -¿Un...juego?-.

Yo suspiré. -Escucha. Quizá no podemos vencer, pero podemos tratar-. Le extendí la mano.

Ambos nos miramos, con determinación.
Entonces sonó la puerta principal. Ella ya estaba aquí.
Me tomo la mano, y tomo uno de sus atajos.
Estábamos en el pasillo del juzgado. Lo mire con sorpresa y el solo me guiñó con una sonrisa. Me puse a un lado. Cerré los ojos y espere.

No tardó mucho, cuando se escuchó el guardar a lo lejos.
"Demonios" me reclame. "No guarde. Si muero....aquí acaba todo". Tragué saliva mientras veía como se acercaba quien fue mi amiga.

Guardando....
Partida guardada.

Friends in Underground [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora