El señor Daniel salió para sus tierras y Yans empezó a trabajar en la tienda Music–Universe. Cada vez que pasaba trabajando más ampliabas sus conocimientos en la música. Tenía un chaleco negro con el logo de la tienda en la parte de atrás, y también una gorra del mismo color y con el logo en frente; abajo del chaleco una camiseta amarilla. Ese sería su nuevo uniforme. Había una chica (Carolina), morena de cabello ondulado y ojos grandes, con el mismo uniforme y era cajera de la tienda. También había un chico alto en la entrada de la puerta firmemente (Mateo), alto, delgado de cabello alborotado y cara de pocos amigos. Tenía el mismo uniforme, pero en la parte de atrás de su chaleco decía "Seguridad".
El dueño de la tienda (El señor Javier), le fue indicando todo lo que tenía que hacer. Si llegaba un cliente, tenía que atenderlo lo más pronto posible; si llegaban muchos, Carolina le iba a echar una mano. Normalmente en las tarde llegaba poca gente y podía aprovechar para probar algunos instrumentos. En casos de emergencias, acudir a Mateo que él estaba encargado de la seguridad y de todo lo extraño que pasara en la tienda.
El sueldo semanal iba a ser muy beneficioso para poder comprar sus cosas e ir reuniendo para pagar una universidad; todo se tornaba bien para Yans.
Ya habían pasado varios días de trabajo y Yans iba agarrando el truco; llegaban los clientes y él los atendía y quedaban complacidos con el trato que tenía hacia los clientes.
Un día de trabajo, llegó Pablito a la tienda para comprar algunas cosas, pero Yans estaba de espaldas probando unas guitarras y él se le acerca para preguntarle algo sin saber que era su amigo. Al llamarlo, Yans se voltea y Pablito quedó sorprendido al verlo con el uniforme de la tienda.
– ¡¿Yans?! – Exclamó Pablito, pensaba que estaba equivocado, pero al verle la cara fijamente se dio cuenta que sí era él – ¿No me digas que estás trabajando aquí?
– No hermano – Respondió Yans con sarcasmo –, estoy disfrazado de empleado... ¡Pues obvio!
– ¿Y por qué no nos había dicho nada? – Preguntó rascándose la cabeza.
– Bueno – Le explicó –, es que con éste trabajo no he tenido tiempo para charlar con ustedes, además, ha pasado mucho tiempo y todavía no me siento parte del equipo, ni siquiera me han dejado subir para tocar con ustedes.
– ¡Calma! – Le hace una seña con los brazos indicando que se calme –, todo a su debido tiempo, yo te veo como miembro del grupo, y más allá, te veo como un hermano. En la tarde saldré a predicar en los hospitales – Sacó una Biblia de su bolso –, yo sé que tu trabajo es importante, pero trabajar para Dios lo es más todavía.
Cuando Pablito dijo esto, se iba retirando, pero Yans le dijo:
– ¡Oye! – Le tomó de un brazo – Yo también quiero trabajar para Dios.
– Así me gusta – Dijo esbozando una sonrisa –. Bueno, yo estaré en la plaza central de la ciudad a las 04:30 pm. Cerca queda un hospital; te puedo esperar en la plaza y luego nos iremos caminando hasta llegar al hospital.
– Me parece buena idea – Contestó él –. Yo salgo del trabajo a las 04:00 pm. Puedes esperarme tranquilo allá; te prometo que sí iré.
– No me prometas nada hermano, lo que haces no lo hacer para mí, lo hacer para Dios – Le dijo Pablito.
– Sí, tienes razón... pero estaré a las 04:30 pm. Puntual – Al terminar de decirle, se retiró Pablito y Yans siguió en su trabajo.
Tal como lo prometió, al llegar las 04:00 pm. Tomó su bolso y su Biblia y salió hacía la plaza donde estaban Pablito y Louis esperándolo. Fueron hasta el hospital y empezaron a predicarles a los enfermos, y Louis con una guitarra que había llevado, cantaba junto a Yans y Pablito en las habitaciones donde pasaban. Oraron por muchos enfermos y le entregaban tratados. Louis sacaba la biblia y recitaba los versículos donde Jesús sanaba a los enfermos, y mucha gente creyó. Al salir del hospital, repartían los tratados que le quedaban hasta que se les acabó. Luego Louis tomó por un hombro a Yans y le dijo:
– Te felicito, la mayoría quiere tocar solo un instrumento, pero también hay que trabajar en la obra de Dios, y eso nos da a entender que en verdad quieres trabajar para Dios. Pronto estarás tocando con nosotros.
Pablito y Louis acompañaron lo acompañaron hasta su casa y él le contó todo a su abuela junto con los chicos. Ya eran las 7:00 pm. Y la abuela les ofreció cena a todos y aceptaron comer. Al terminar de comer se retiraron cada uno a sus casas mientras Yans decide practicar un rato en el piano de su abuelo hasta que se hizo tarde y se fue arriba a su habitación a dormir.
Cuando ya era media noche, Yans ya estaba rendido en su cama, y soñó que estaba cantando en frente de multitudes; mientras él cantaba todos admiraban su gran talento, pero a él lo único que le importaba era adorar a Dios.
– "Hijo, en lo poco me fuiste fiel, en lo mucho te pondré" – Fueron las palabras que escuchó en sus sueños.
A continuación, despertó, miró su reloj, y se fue al baño; luego regreso y se volvió a acostar, y se quedó mirando el techo por un rato.
– A veces quisiera practicar y volverme el mejor, para callar a aquellos que en el pasado me dijeron que no servía para nada; pero me he dado cuenta que Dios quiere que me olvide de ese dolor interno que tengo por tantos rechazos y seguir ese camino que es Cristo Jesús. Yo soy amigo de Jesús – Yans se dijo así mismo estas palabras y se terminó de dormir.
Al día siguiente se levanta temprano de su cama, estirando los brazos y algo feliz porque sabía que las cosas marchaban bien. Se fue al baño a lavarse y a colocarse el uniforme para ir al trabajo.
Llegando a la tienda temprano, dándoles los buenos días a Mateo y a Carolina que cargaba su teléfono móvil a cada rato, Yans se paró en todo el medio de la tienda esperando a los clientes. Al rato, cómo no había clientes, él toma una banqueta y coge una guitarra y empieza a cantar, de pronto el señor Javier lo ve y él se asustó porque pensaba que lo iba a regañar.
– ¡Yans! – Le dijo el señor Javier con voz de trueno – Oye, no cantas tan mal, sigue practicando y puede que un día seas un cantante reconocido.
– Gracias señor Javier – Respondió respirando aliviado.
– Pero ya sabes, si llega un cliente, atiéndelo y mantenme este lugar limpio.
– Sí señor – Dijo Yans como si le estuvieran dando órdenes militar.
Pasaron horas y llegaron a la tienda Walter y Alex.
– Ustedes parecen hermanos, siempre están juntos – Les dijo Yans con voz chistosa.
– Bueno, somos muy buenos amigos – Contestó Walter pasándole el brazo por los hombros a Alex.
– ¡Oye! ¿Trabajas aquí? – Preguntó Alex emocionado al verlo con el uniforme.
– ¡No! – Yans vuelve a contestar con sarcasmo así como lo hizo con Pablito – Este uniforme lo tengo porque soy fanático de la tienda.
– Jajá, está rebelde Yans – Dijo Walter dándole un ligero empujoncito –, ahora eres sarcástico, creo que te estás acostumbrando al ambiente.
– Sí, eso creo – Musitó él –, desde que llegue a éste lugar he conseguido muchas cosas que nunca había tenido, sobre todo amigos como ustedes.
– Eso me gusta – Le aseguró Walter con una sonrisa y señalándolo varias veces con el dedo índice –. Alex y yo iremos a predicar esta tarde ¿Quieres ir?
– Pero... yo ayer fui con Pablito y con Louis.
– No importa, mientras más trabajas para Dios, mayor será tu recompensa en el cielo – Respondió Walter.
– Bueno, está bien, cuando termine mi turno iré a la plaza a predicar con ustedes; salgo a las 04:00 pm.
– Lo importante de que trabajes aquí es que nos puedes hacer un descuento con las cuerdas de la guitarra y con algunas plumillas – Musitó Alex de forma graciosa.
– No lo sé – Le respondió Yans señalando con los ojos al señor Javier que estaba en la caja junto con Carolina –, ya eso es con el señor Javier, no conmigo.
Walter y Alex salieron y dejaron a Yans trabajar hasta la tarde que él terminó su turno y fue a la plaza con ellos a predicar igual como el día anterior, y también seguía ganando más confianza con sus amigos, y dentro de él empezó a surgir una personalidad que estaba escondida, que poco a poco salía a la luz.
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El Joven talentoso (Novela Juvenil Cristiana).
Teen FictionSe dice que los seres humanos tenemos una inherente habilidad especial para destacarnos en ciertas partes de nuestra vida cotidiana, dichas habilidades especiales pueden heredarse de algún familiar o simplemente algo que nuestro padre Dios nos haya...