Cuando por fin empezaron a buscar el número del apartamento, tuvieron que ir hasta el fondo del pasillo para encontraron. Tocaron la puerta pero nadie salía cosa que preocupaba a Yans. Algo le decía por dentro que su viaje había sido en vano, que no iba a salir nadie, o que William no era la persona que esperaba y la ansiedad aumentaba cada vez más. Pasaron cinco minutos tocando y Emma le dijo que era inútil, no había nadie, era mejor regresarse ya que la lluvia había cesado un poco.
Las esperanzas se iban poco a poco, al parecer no había nadie, todo había sido para nada. Yans molesto pega su frente a la puerta...
– No puedo creer que vine hasta acá para nada – Masculló él.
– Hiciste lo que pudiste – Respondió ella –. Hay cosas que se nos escapan de nuestra mano, y la desaparición del padre de tu amigo no es tu culpa.
– Lo sé... pero de verdad quería hablar con él.
– Ven – Le tomó por un brazo –, hay que irnos.
Una pequeña emoción sintió cuando escucho ruido del otro lado de la puerta. De pronto se escuchaba una llave y la manilla se movía. La puerta abrió lentamente y salió un señor de cabello largo color castaño, con barba y ojos verdes. Cargaba una franelilla blanca y un Jean... sin duda alguna, era William.
– ¿Se les ofrece algo? – Dijo mirándolos con el ceño fruncido.
– ¿Cómo está señor William? – Dijo Yans estrechándole la mano – Que tiempo sin verlo.
– Hola – Le contestó mirándolo totalmente perplejo –, ¿Y tú eres?
– Soy Yans... el chico que iba a la cafetería, al que nunca lo convocaban en los partidos de fútbol.
– ¿Yans? – Pensó hasta que por fin se acordó –. ¡Yans! Ahora sí me acuerdo... pasen, no se queden ahí afuera – Ambos pasaron y cuando él miró a Emma le preguntó –: ¿Es tu novia?
– ¿Mi novia? – Se sonrojó completamente –, no señor, ella es mi amiga.
– Ah okey.
Era un apartamento pequeño. Había unos muebles rotos y viejos, la cocina llena de platos sucios y las paredes deterioradas.
– Disculpen el desastre, es que no me esperaba esta visita.
– No se preocupes – Le contestó Yans –, de verdad me da mucha alegría de verlo.
– ¿Y a qué han venido? – Les preguntó mientras se preparaba una taza de café.
– Quería darle las gracias – Dijo –. Aquel día que salí triste del entrenamiento necesitaba el consejo de un padre, alguien que me dijera qué hacer y usted fue el instrumento que Dios utilizó para por fin entender lo que es tener una nueva mentalidad.
– Bueno... me siento complacido de haberte ayudado.
– No ha sido fácil – Confesó –, quizás nunca tuve un padre que me haya guiado, pero tengo a un Dios maravilloso que me ha regalado a personas muy especiales, personas como usted, y de alguna u otra manera quiero agradecerle.
– Descuida, no tienes que darme nada, ayudar a las personas es algo que se tiene que hacer sin cobrar intereses luego – Le expresó –. Eres un Joven Talentoso muy especial, lo noté desde la primera vez que te vi; solo que cuando no tenemos la mentalidad adecuada nos estancamos y nuestros talentos no fluyen. Pero tú te diste cuenta de eso y decidiste cambiar. Te felicitó.
– Muchas gracias, en serio – Le dijo mientras aguantaba las ganas de llorar –, usted debe ser un gran padre.
–Sí... eso creo – Dijo, y cambió totalmente el semblante de su cara, como si Yans le hubiese recordado algo malo.
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El Joven talentoso (Novela Juvenil Cristiana).
Teen FictionSe dice que los seres humanos tenemos una inherente habilidad especial para destacarnos en ciertas partes de nuestra vida cotidiana, dichas habilidades especiales pueden heredarse de algún familiar o simplemente algo que nuestro padre Dios nos haya...