Capítulo 32 "La historia de William"

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Cuando por fin empezaron a buscar el número del apartamento, tuvieron que ir hasta el fondo del pasillo para encontraron. Tocaron la puerta pero nadie salía cosa que preocupaba a Yans. Algo le decía por dentro que su viaje había sido en vano, que no iba a salir nadie, o que William no era la persona que esperaba y la ansiedad aumentaba cada vez más. Pasaron cinco minutos tocando y Emma le dijo que era inútil, no había nadie, era mejor regresarse ya que la lluvia había cesado un poco.

Las esperanzas se iban poco a poco, al parecer no había nadie, todo había sido para nada. Yans molesto pega su frente a la puerta...

– No puedo creer que vine hasta acá para nada – Masculló él.

– Hiciste lo que pudiste – Respondió ella –. Hay cosas que se nos escapan de nuestra mano, y la desaparición del padre de tu amigo no es tu culpa.

– Lo sé... pero de verdad quería hablar con él.

– Ven – Le tomó por un brazo –, hay que irnos.

Una pequeña emoción sintió cuando escucho ruido del otro lado de la puerta. De pronto se escuchaba una llave y la manilla se movía. La puerta abrió lentamente y salió un señor de cabello largo color castaño, con barba y ojos verdes. Cargaba una franelilla blanca y un Jean... sin duda alguna, era William.

– ¿Se les ofrece algo? – Dijo mirándolos con el ceño fruncido.

– ¿Cómo está señor William? – Dijo Yans estrechándole la mano – Que tiempo sin verlo.

– Hola – Le contestó mirándolo totalmente perplejo –, ¿Y tú eres?

– Soy Yans... el chico que iba a la cafetería, al que nunca lo convocaban en los partidos de fútbol.

– ¿Yans? – Pensó hasta que por fin se acordó –. ¡Yans! Ahora sí me acuerdo... pasen, no se queden ahí afuera – Ambos pasaron y cuando él miró a Emma le preguntó –: ¿Es tu novia?

– ¿Mi novia? – Se sonrojó completamente –, no señor, ella es mi amiga.

– Ah okey.

Era un apartamento pequeño. Había unos muebles rotos y viejos, la cocina llena de platos sucios y las paredes deterioradas.

– Disculpen el desastre, es que no me esperaba esta visita.

– No se preocupes – Le contestó Yans –, de verdad me da mucha alegría de verlo.

– ¿Y a qué han venido? – Les preguntó mientras se preparaba una taza de café.

– Quería darle las gracias – Dijo –. Aquel día que salí triste del entrenamiento necesitaba el consejo de un padre, alguien que me dijera qué hacer y usted fue el instrumento que Dios utilizó para por fin entender lo que es tener una nueva mentalidad.

– Bueno... me siento complacido de haberte ayudado.

– No ha sido fácil – Confesó –, quizás nunca tuve un padre que me haya guiado, pero tengo a un Dios maravilloso que me ha regalado a personas muy especiales, personas como usted, y de alguna u otra manera quiero agradecerle.

– Descuida, no tienes que darme nada, ayudar a las personas es algo que se tiene que hacer sin cobrar intereses luego – Le expresó –. Eres un Joven Talentoso muy especial, lo noté desde la primera vez que te vi; solo que cuando no tenemos la mentalidad adecuada nos estancamos y nuestros talentos no fluyen. Pero tú te diste cuenta de eso y decidiste cambiar. Te felicitó.

– Muchas gracias, en serio – Le dijo mientras aguantaba las ganas de llorar –, usted debe ser un gran padre.

–Sí... eso creo – Dijo, y cambió totalmente el semblante de su cara, como si Yans le hubiese recordado algo malo.

El Joven talentoso (Novela Juvenil Cristiana).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora