Capítulo 14

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Jessie Ware - Say you love me.



—¿Cuanto a pasado? ¿Tres años?

Armis lanza la revista a uno de los sillones color crema y suspira.

—Dos meses y medio, Marcus.

Miro por la ventana y me niego a bostezar. Llevo semanas sin dormir, no me e ido y ya solo faltan dos semanas para navidad. No tenerla es una tortura, una tortura que estoy pagando sin saber de ella, sin saber de mi mutante. Tocar el piano me da más nostalgia, incluso varios vasos han pagado el precio y los trabajadores han vuelto a la mansión. Jocelyn me obliga a comer, me niego a salir a la empresa ¿Qué tal si ella vuelve y yo no estoy ahí? Mejor me quedo en casa, Armis me echa una mano en todo lo que puede y se lo agradezco. 

—No puedo con esto, Armis. Me esta matando no tenerla.

Me da un par de palmadas en la espalda y lo miro. Desde que esta con Anna esta más feliz, bromea más y eso me anima para no volverme loco. La necesito, carajo.

—No puedo más.

Me levanto y Anna se queja al ver que no cenare con ellos.

—¡¿A donde crees que vas?!

Tomo mis cosas y miro a Armis cuando abro la puerta.

—A buscar a esa mujer que me tiene loco.

Cierro la puerta y salgo brincando por la nieve hasta el auto. Me impresiona lo rápido que comienza a nevar por acá, al menos se que no moriré hoy o eso creo yo.

—¿Donde estas, hermosa...? —murmuro para mi mismo y estaciono en el parque concurrido.

Ahora todos vienen, han puesto un árbol de casi siete metros y al rededor tienen pequeños puestos. Acomodo el ridículo gorro que me regaló mamá y aparto la molesta bufanda de mi boca. Me molesta usar ese tipo de cosas, pero hace un frío de mierda.

Enfundado en mi gabardina, me acomodo los guantes de mis manos y termino metiendo las manos dentro de las bolsas. Miro en todas direcciones, atento a cualquier rubia que vea y resoplo sin ser tan obvio ante las mujeres que me hacen ojitos.

A un par de metros veo una melena..Miranda... Corro hacia ella y la tomo por hombro mientras la giro. Unos oscuros ojos son los que veo y siento que la esperanza que tenia baja.

—Hola, guapo.

—Lo siento.

La rodeo y a pasos rápidos me alejo de ella. 

Estoy tan necesitado de ella, tan necesitado de ese brillo en sus ojos, su aroma a rosas, los labios de tamaño normal y rosados. Pero la extraño a toda ella. Toda su persona.

¿Donde esta mi rubia?

Pasan varios minutos, creo que horas hasta que me rindo y me siento en una banca fría. Siento como el culo se me congela y me vale una mierda, estoy cansado de todo este día. Soy tan ridículo y estúpido que, tome la ropa que utilizaba para dormir y se la puse a una almohada y por las noche me aferro a ese objeto inanimado que huele a ella. Su aroma sigue impregnado en todo, toda mi cama y todo el vestidor huele a ella, ese maldito aroma me irrita y malhumora. Me recuerda a ella.

—¡Llamen a una ambulancia!

Ladeo la cabeza y veo como un grupo de personas esta cerca de la fuente.

—¡Necesita ayuda! 

Frunzo el ceño y algo me hace ir. Camino a paso lento y aparto un copo de nieve que cae en la punta de mi nariz. Escucho como las personas piden ayuda, una mujer necesita ayuda. Acelero el paso al ver la mano de la mujer tirada en el suelo, en su dedo tiene puesto un anillo. Corro la poca distancia que queda y los aparto a todos.

#1 MARCUS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora