Capítulo 4

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Armis me tiende su mano y con cuidado bajo del auto con su ayuda, pero apenas levanto la vista soy cegada por muchos flashes. Parpadeo y miro a Armis.

—Te recomiendo que sonrías como si fuera el día más feliz de tu vida —murmura tendiendo me su brazo.

Lo tomo y caminamos bajo los ataques de los flashes de las cámaras. Nunca pensé que diría esto, pero odio sonreír. Hago exactamente lo que Armis me a dicho y sonrío como si me hubiera sacado la lotería o me dijeran la mejor de las noticias. Es una porquería pero no me queda mucho por hacer y quiero terminar con esto, el vestido apenas me deja respirar y el corsé se me encaja en los pechos, es muy molesto. Junto a Armis entro a la iglesia y comienza a sonar la marcha nupcial. 

—Lo siento, bonita —dice y lo miro sin entender—. Pero tu irás sola.

Siento como el color abandona mi rostro y sujeto su brazo con fuerza. Oh no, eso no. Niego rápidamente y él me da un apretón en el brazo mientras intenta desencajar mis uñas de su brazo.

—No podre....

Armis me sonríe y termina apartándose de mi.

—Si puedes, suerte.

Me quedo con la boca abierta al ver que prácticamente salio corriendo. Diablos, me a dejado. 

—¡Entra la novia! -grita la organizadora.

La fulmino con la mirada cuando me entrega el ramo con cara de pocos amigos y me da empujones para que camine. Esto es indignan te. Respiro un par de veces y me digo a mi misma que todo esto acabara rápido. Tomo una bocanada de aire y con una sonrisa falsa en los labios entro al lugar.

Como sucedió al llegar soy de nuevo atacada por lo flashes y me trago las ganas de salir corriendo de este lugar y esconderme debajo de la cama. Hay muchas personas, más de las que imagine o creí. La iglesia esta repleta de rosas de color blanco y coral, pero lo que llama mi atención es la persona que esta al final de donde termina mi camino. Lo miro con falsa adoración y sigo obligando a mis pies a avanzar. Estoy aterrada, siento que caeré en cualquier momento y todos se burlaran de mí. Por Dios ¿qué estoy haciendo? Llego junto a Marcus antes de lo que hubiese deseado y le grito a mi mente que deje de pensar en lo atractivo que se ve con ese traje negro y la rosa blanca en su saco. El cabello oscuro lo tiene peinado hacia atrás y tengo que cruzar los dedos sobre el ramo para que mi mano no viaje a ese mechón rebelde que cae sobre su frente. 

El tiempo pasa más lento de lo que creí. Marcus me mira de reojo y yo sigo mirando hacia al frente, no lo quiero mirar, si lo miro soy capaz de arrancarle esas estúpidas cejas de envidia y destrozar sus rasgos tan seductores... Demonios. Cuando el cura dice ciertas palabras yo respondo de forma mecánica, ignorando el hecho de que mi voz resuena por el lugar y no suena  como si fuera la mía. Marcus al hablar se lleva toda mi atención por completo.

—Juro amarte y protegerte con mi vida. Daré mi alma y mi vida por ti si es necesario. Una vez te había prometido amarte hasta mi último respiro y así lo haré. Eres la razón por la que sigo en pie, por la que sueño con tener un futuro contigo y la gran razón de mi felicidad. Aquí ante Dios prometo serte fiel, estar contigo en la salud y en la enfermedad, apoyarte ante todo y nunca abandonarte...—dice con voz clara y ronca, pero me toma desprevenida cuando toma mis manos y me mira directo a los ojos. Paso saliva y muerdo el interior de mi mejilla-. Soy tuyo, completamente. 

Oh por todos los ángeles del cielo. 

—Siempre tuyo...

Parpadeo y me toma un segundo darme cuanta.

—Siempre tuya. 

Sus ojos azules destellan satisfechos y yo le grito idiota por dentro. Quiero cortar mi lengua y lavar mi boca con jabón de todo tipo de marca. Me da un leve apretón y los dos vemos al frente. El cura vuelve a hablar por unos segundos hasta que dice ciertas palabras:

#1 MARCUS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora