3: Marzo

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Marzo.

13 de marzo del 2015.

Owen.

12:45pm.

— No es no, y punto, no irás con ese hijo de pu... —respondí enojado a la pregunta de mi hermana.

— ¡Dale! Por fis, él cometió un error por mi mamá y lo sabes, solo te pido que vayas para que acompañes a su prima, ya que no lo dejarán salir si no es con ella — me interrumpió haciendo pucheros.

— No estoy para citas a ciegas, Mel —dije casi en un gruñido.

— No es ninguna cita, sólo le harás compañía para que no esté de tercera rueda entre nosotros—me tomó la mano y jaló hacía dentro de la casa, inicialmente había llegado del colegio y ella que llegaba antes me estaba esperando afuera y en vez de decirme siquiera un "Hola" me preguntó: "¿Quieres ir al circo de Renato conmigo y Fabián?" , ya habían terminado como tres veces y esta era la cuarta, todas con la manipulación de mi madre que no estaba de acuerdo que su hija de quince años (casi dieciséis) tuviera novio, consideraba que era muy pequeña para el amor y tenía razón, siempre tan jóvenes llenos de ilusión y expectativas en un amor que al final nos termina rompiendo y marcando para el resto de nuestros días, y es porque no tienes la madurez suficiente para sostener una buena relación, y como hoy en día están las cosas, mucho menos que dure, en este siglo el amor no es tomado en serio y las personas ya no se enamoran a cómo deberían de hacerlo, por eso luego se quejan de porque siguen solteros algunos.

Incluyéndome a mí.

Lo consideré, sabía que si miraba al tipo le partiría la jeta, pero no podía meterme en problemas ahora, no cuando estaba en proceso de recuperar la confianza de mi madre... Tan difícil de tener y tan fácil de perder. Además que podría cuidarla y ver que no hagan cosas indebidas y vigilarlos... Ya lo sé, hablo como un padre sobreprotector pero es que cuando se trata de mi hermana, protegerla era lo menos que podía hacer.

— Vaya que cómodos ustedes, eh —dije con sarcasmo dejando mi mochila en el comedor y ella me siguió con súplicas hasta el marco de mi puerta y le dije que "", saltó un poco de emoción y me dijo que salíamos a las seis de la tarde.

Me acosté en mi cama viendo al techo negro con puntos amarillos alineados en rectas y curvas que yo mismo dibujé y pegué con un efecto fosforescente por todo el techo para simular por las noches que eran estrellas, y estas me ayudaban a sentirme mejor cuando no podía dormir.

Me quedé así por lo menos una hora, necesitaba ordenar mis pensamientos y hacer una selección de recuerdos del día, desechar los malos de la escuela y los buenos, aquellos con mis amigos en el receso o a la entrada, cuando Wilson me contó un chiste en media clase práctica y reímos como estúpidos, aunque terminó mal porque nos bajaron puntos en la conducta cosa que me tenía estresado, todo lo que tenga que ver con clases era estresante y más en mi último año.

Me levanté cuando el reloj marcó las dos de la tarde y me puse a hacer tareas, tuve un mal presentimiento que me quitó el apetito e intenté ignorarlo. En realidad no me importaba hacerle compañía a una desconocida, margine las intenciones de querer hacer de esa noche algo inolvidable.

No estaba para momentos inolvidables luego de ella...

***

Ellie.

6:05pm.

No me gusta recordar el pasado, mucho menos tener ansiedad por el futuro, me gustaba vivir el presente, disfrutarlo, pero a veces el pasado aparecía y golpeaba a mi presente, dándole justo en mi felicidad y la perdía, en ese momento solo quería llorar.

¿No te pasa que un mensaje puede cambiar tu estado de ánimo a veces?

Pues vamos, que mientras estaba con mi primo Fabián—hijo de mi tía Sandra y el único que siempre me cayó bien de todos mis primos de la familia de papá—a mi querido ex novio se le ocurrió mandarme un mensaje.

"Te extraño, Ellie, en serio que no he dejado de pensar en ti desde aquel día en el parque cuando lo nuestro terminó y me di cuenta que cometí un error, fui un idiota y no debí dejar que el amor que sentimos alguna vez se extinguiera de esa forma, te necesito mi amor, y creo que necesitamos hablar, esto no puede quedar así". –Recibido a las 17:59.

Pensé en dos alternativas:

1. Ignorarlo.

2. Responderle.

Elegí la primera, no volvería a caer en lo mismo, no de nuevo, pero eso no evitó el malestar que sentí por un momento.

Mi primo era lo opuesto a mí, moreno con ojos oscuros y cabello rizado castaño oscuro, más alto que yo y no tan robusto pero tampoco parecía un palo, un intermedio, sin duda era guapo, y atraía a muchas chicas, pero su corazón solo una lo tenía—según él— y ella era la nena que estábamos esperando en la entrada del circo de Renato, él estaba tan ansioso que me desesperó, creía que su novia, Melissa, lo iba a dejar plantado por diversas razones, entre ellas su hermano, el cual me haría "compañía" para no estar sola o de sobra entre los dos tortolos, cosa que no me convencía mucho, inicialmente ni quería ir a ese lugar, pero mi padre convenció a mi tía que le pusiera de condición a Fabián para salir el ir conmigo y así pudiera conocer más la ciudad.

Cuando apagué mi teléfono un gritó de emoción me sobresaltó, y al levantar la vista me deleite con la imagen de mi primo abrazando cariñosamente a una chica de risos negros con reflejos rosados en un lindo vestido dorado con zapatillas, lo que al levantarla al aire mientras le abrazaba provocó el ceño fruncido del chico a su lado.

Ese chico, el mismo con el que me encontré en enero en aquel ascensor y no dejo de verme como idiota mientras salía, el chico que apareció en mis sueños una noche de febrero, ese mismo estaba allí, y al voltearse nuestras miradas coincidieron.

Sonrió sorprendido y se acercó a mí hasta quedar a solo unos centímetros de distancia, me vio directo a los ojos y solo dijo:

—Ellie.

Me enamoré de una estrella fugaz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora