Every breath you take

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Ella estaba por llegar al bar 201, debía reunirse con Peter a las 11 de la noche. Eran las 9:00, pensó que podría entrar antes para comprar una bebida cosmo danger, era suavemente peligrosa y violenta y sin alcohol. Se topó con Warren en la entrada.

-¿A dónde vas?- dijo él
-Quede de verme con Peter

-Le advertí que esta vez no te dejara ir

Él le dio un beso en la mejilla y la acompaño a la entrada del bar, durante el camino a la entrada no hubo dialogo...más que una observación sobre el clima. Solo había música increíble y sobre todo...ese olor característico de los días molestos. Como de perillas descompuestas de cajas musicales y de solvente.
Ella ya se estaba bebiendo el cosmo danger cuando Peter llego a lo lejos..As soon as the good times roll. Él sonrió.

-Hola, nena

-Hola

La rodeo con un solo brazo. Ella olio su perfume y él pudo sentir su cabello.

-Quería disculparme por lo de la fiesta...creo que me vi como un estúpido. No quise incomodarte.

-Lo siento...entre en pánico

-¿Por qué?

-No te puedo decir

-Que misteriosa

Él la abrazo y caminaron juntos de la mano hacia afuera donde se veían todas las luces de la ciudad, los olores de la madrugada ya se habían revolcado unos con otros. Estaban mermados, maleados. Perros amargos, botellas rotas, latas aplastadas y crack barato.
Él saco de su bolsa del pantalón un cigarrillo y se lo puso en los labios.

-Te extrañe

-Extrañamente yo también- dijo ella ruborizándose

La beso de nuevo. Acaricio su espalda en la oscuridad. Decidieron estar solos y fueron a casa de ella. Estaba por dar la media noche.

La sesión de besos se intensifico en el sillón. Con esa canción de The Police que es muy suave y muy violenta.

Since you've gone I've been lost without a trace
I dream at night I can only see your face
I look around but it's you I can't replace
I feel so cold and I long for your embrace
I keep crying baby, baby please

Su lengua era intoxicarte, hacia vibrar la realidad. Su saliva estaba en todas sus pesadillas. Entre besos y caricias ella entre abrió sus ojos para observarlo.

-Te quiero- volvió a decir él

-No tengo intenciones de hacer nada contigo

Ella puso su mano en su pecho, su corazón estaba lleno de abejas africanas y peligrosas. Zumbaba y se sentía bien. Él acaricio una de sus piernas delicadamente y mirándola fijamente.

-Qué pena...por qué yo si

Los besos se detuvieron. Después de un rato ella lo acompaño a la puerta y se despidieron. Durante lo que quedo de esa madrugada los sentimientos terminaron de florecer. Ella le llamo por teléfono, ya había amanecido.

-Peter...creo que también te quiero

Crónicas (Peter Maximoff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora