Antes de las cosas que te dan sed

317 11 0
                                    


Una noche más había transcurrido. Pesaba seriamente en visitarlo aunque vivía del otro lado de la ciudad Se tenía que tomar un tren.

La avenida estaba salpicada de olvido con los charcos de las pipas que riegan las jardineras por la mañana. Se gangrenó toda la tarde después, había una sensación como cuando no es normal que sigas ebrio.

-Este pueblo es tan miserable...lo odio por todo y solo me quedo aquí por ti...estoy perdida

Hace calor, todo está caliente y jodido. Huele un poco a pólvora. Ella en efecto estaba perdida. Pensaba en él y en su aroma perfecto. "Me deje perforar por ese aroma." Dijo para sí misma. "Mis sueños asquerosos...me están jugando una broma ruin."

Deseo con todas sus ganas estar en algún lugar con él. Tomando una copa, viendo un programa en la televisión. Tengo un hueco dividiéndome, sedándome de ruido y pólvora.

Es un día miserable porque no tenía ganas de hacer nada, las aves blancas de la tarde parecían tan lejanas y tan efímeras. Únicamente quería desaparecer, contemplar las ánimas y oler la tierra mojada de este desierto sombrío. Se desarmo en esa pólvora, en los hilos delgados de esta luz en un sol abierto. Esperaba desangrarse entera de tinta negra. "Lo que no daría por sentir mi aliento en tu aliento de nuevo. Los segundos no terminan en este reloj que es una rueda de la fortuna en medio de un terreno abandonado color morado."

La combustión transmuto todo a un olor a vainilla con nicotina. Tomo el teléfono. Estuvieron un rato en el sillón escuchando a Jim Croce y luego él se fue...las cosas no habían cambiado.

Crónicas (Peter Maximoff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora