The Raspberries en el bar

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Fue un día de aquellos en el bar 201. Noche con rock.
Ella se quedó en su lugar favorito de la barra con unos audífonos blancos. El barman consiguió de contrabando unos dulces verdes que hacen alucinar aveces.
La banda invitada instalaba y los thrashers estaban llegando.
No había mucho para bailar más que lo de costumbre y no había muchas ganas para pararse a sacudirlo.
Pasaron las horas y toco la banda sin nada nuevo. Solo esa canción que te pone feliz , la que tiene un sonido de los 80ts y una voz increíble.

El la vio desde lejos. El lucia alucinante con una cerveza en la mano y el color de su cabello reflejaba luces azules y rojas. Ella recordó que había olvidado ponerse delineador negro.

Sus ojos de ambos se encontraron en el vidrio del bar.

I never knew how complete love could be
Till she kissed me and said

Ella solo pensó que sus ojos le estaban haciendo un agujero en la nuca.
No se podía saber qué es lo que él pensaba. No se podía saber lo que ella bebía.
Él comenzó a acercarse, esos pasos se perdían con el sonido del coro en la canción. Llego a la barra, pidió una cerveza oscura. No la miro, ella tampoco.
Cuando saco un cigarrillo se volteo hacia ella diciendo: "Tienes fuego?" Ella dijo: "No fumo".
Pidió otra cerveza para ella. Ella le agradeció con amargura.

-Te gusta bailar?
-Si, pero hoy no
-¿Por que?
- Hoy no es de esos días, es de esas noches para ladrones

El comenzo a acercarce. Ella se puso nerviosa al verlo de cerca.
Unas cejas grandes la arrastraron a la verdad. El aroma, la cerveza, el cigarro, la hierba , la lluvia.
Él era demasiado tonto para notarlo. Y ella demasiado orgullosa para admitirlo.
Se miraron. En silencio. El comenzó a mirar sus labios rojos, que eran como sangre en la oscuridad.

-No te gusta bailar ¿cierto?
-No, nena
-¿Entonces qué quieres?
-Solo quería invitarte un trago- Dijo con voz muy ronca y mirándola fijamente.

Él se fue, pero dejo su cajetilla en la barra.

Al dar las 4 de la mañana ella salió del bar .El patio y la acera estaba brillando por la lluvia.
Lo vio nuevamente en la parte trasera, estaba guardando los instrumentos en una van.

-Me porte como una perra ahí adentro
-No eres una perra
-¿Cómo puedes saberlo?
-No pareces

Su sonrisa, su cabello, su perfume, su piel nocturna. Pero era un músico más. Mala suerte con los músicos siempre. De fondo sonó un poco de Yo no pude decir lo que quería decir.
Le ofreció un cigarrillo, ella lo tomo. Se sentaron en la orilla de la van.

-Tienes una calma loca, nena
-...

Ella tomo su mano. El siguió fumando mientras apretaba su mano. Comenzó a hacer frío y él le puso su chaqueta en los hombros. Compartieron audífonos.

Crónicas (Peter Maximoff)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora