Capitulo 3

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Hacia meses que no me encontraba con el niño. Empezaba a pensar que todo habia sido un sueño, ya que habia ocurrido de una forma demasiado rara.

Saliendo del bar de siempre, me encontré con un viejo amigo y como no me evitaba con la mirada, opté por saludarle.

- Hola Daniel, ¿cómo te va todo? -se me notaba una voz cortada.

- Hola Amanda, yo bien. He tenido unos problemas con la policía, pero ya estoy fuera. ¿Y a ti, cómo te va todo?

- A mi muy bien, escepto por lo de Sam, que no lo consigo. -no me atrevia a contarle lo del niño, había perdido mucha confianza en él.

Sin yo esperarlo, me abrazó muy fuerte y me dijo en la oreja que me había echado de menos. Nos dimos nuestros numeros de teléfono y dijimos de quedar algun dia.

Verlo me animó, ya que me recordó a cuando aun estaba con Sam, y que ya estuviera reformado también me alegró un poco el dia. Siempre habia sido un chico de meterse en lios, pero nunca me habria imaginado que pasaria unos años en prisión.

Despues de verlo, me fui a comprar un gatito, me sentia muy sola en casa. Llevaba unos dias pensando en un nombre, y ya lo tenia, se llamaria Wyatt. No queria ninguna raza en concreto, asi que empecé a mirar por la tienda. Alli me encontré a un gatito muy mono y peludo, que estuvo tranquilo hasta verme. Empezó a saltar como un loco. Vino burla dependienta de la tienda y me dijo que era un Maine Coon.

Desde que me miró por primera vez, decidí que ese seria el gato que me acompañaria gran parte de mi vida, asi que me lo llevé a casa.

La chica de la tienda me habia dicho que a esa raza le encantaba el marisco pero que era mejor no abusar. Era muy juguetón pero a la vez era tranquilo y muy educado, justo cuando vió el cajón, se fué a hacer un pis. Después estuvimos jugando. Las cosas estaban cambiando, ya empezaba a ser una persona normal, había veces que hasta me olvidaba de Sam durante unos segundos.

Sonó el teléfono, era Daniel. Me preguntaba si me apetecía salir a tomar algo con él. Yo como no tenia nada que hacer, le dejé a Wyatt agua y comida y fui al bar en el que habiamos quedado.

Alguien me vino por detrás tapandome los ojos con unas manos con un par de anillos.

- Hey, ¿quien soy? -me dijo una voz conocida.

- ¡Daniel! -le dije yo muy feliz de que hubiera venido.

Él me quitó las manos de los ojos, dejándome ver lo que habia a mi alrededor, me giró la cabeza cariñosamente, me cogió de la cintura y me besó en los labios. Fue un momento perfecto pero me tuve que separar, a mi él no me gustaba,  me abandonó cuando más lo necesitaba y nos habíamos reencontrado hacía poco.

Lo cogí por las mejillas y me separé. Él me miró como si fuera un perro abandonado en un dia de lluvia.

- Lo siento Daniel, estoy... estoy segura que seremos grandes amigos, pero ahora no puedo... Esto... Yo... -me interrumpió. Supongo que porque sabia perfectamente lo que iba a decir.

- No pasa nada, no te preocupes. -se le notaba cortado, asi que decidí cambiar de tema.

- ¿Sabes? Tengo un gato nuevo, se llama Wyatt y es precioso. -lo dije muy animada para que viera que no pasaba nada.

- Ah, ¡perfecto! Ya me lo presentarás.

- ¡Claro! Seguro que le caes fenomenal. Si quieres vamos a casa y ya os presento.

- ¡Genial!

Sabia que a Daniel le gustaban mucho los gatos, y al parecer, no habia cambiado tanto.

¿Me recuerdas? [PARADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora